lunes, 29 de mayo de 2017

¿Vendrán los portaaviones yanquis a reposicionar a la derecha en AL?


Rebelión

Por Lilliam Oviedo

Es momento de definición: mientras la derecha latinoamericana solicita sin recato el aumento de la presencia militar y el afianzamiento del control político imperialista, los cancilleres de los países del ALBA-TCP se dan cita en La Habana (lunes 10 de abril) para apoyar al avance político en Venezuela y rechazar la amenaza y la agresión del poder hegemónico.
La tarea de ratificar la declaración final de la XIV Cumbre (Caracas, marzo 2017) y el objetivo de condenar la agresión imperialista son motivos suficientes para apoyar el XV Consejo Político de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América - Tratado de Libre Comercio de los Pueblos, ALBA-TCP.

La derecha latinoamericana, tutelada por el poder estadounidense, se plantea objetivos contrarios a los que mueven al ALBA-TCP, y, en el cuadragésimo séptimo período de sesiones de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos programado para los días 19, 20 y 21 de junio, ratificará su apoyo a las políticas neoliberales y al intervencionismo.

El canciller de México, Luis Videgaray planteó el tema central: “Fortaleciendo el Diálogo y la Concertación para la Prosperidad”.

Claro, la meta de Videgaray, igual que la de los cancilleres de Brasil, Paraguay y Argentina y, por supuesto, la de Luis Almagro, es lograr que a la misma no asista Delcy Rodríguez u otro canciller chavista sino algún personero de la derecha dispuesto a decir “Yes, Sir”.

Se apoyan en la manipulación mediática para asumir estas posiciones sin tener que decir en qué momento la derecha venezolana se hizo amiga de las mayorías.

Cifras oficiales de 1991 señalan que, en ese momento, en Venezuela el 43.7 por ciento de la población vivía en situación de pobreza y un 40 por ciento estaba cerca de ello. Eso explica en parte los estallidos de febrero de 1989 y la acción militar contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez en 1992 (Hugo Chávez se cubrió de gloria). Los disturbios se produjeron tras el anuncio de nuevos ajustes neoliberales dispuestos por Carlos Andrés Pérez a tres semanas de tomar posesión para un nuevo período de gobierno.

Es esa derecha de metralla y ajustes la que hoy atiende a su ambición de poder y no a los intereses del pueblo venezolano al implantar una guerra económica contra el gobierno constitucional.

Lo que es preciso criticar al gobierno de Venezuela y particularmente a Nicolás Maduro y a sus colaboradores cercanos, es la vacilación para arrebatar a esa derecha saqueadora y sembradora de miseria el control económico que aún conserva y, peor aún, la negativa a colocarse a la vanguardia disponiéndose a dirigir al pueblo en la realización de esa ineludible tarea.

Si la derecha mantiene tan importante cuota de poder, la seguirá usando contra el pueblo, y, por supuesto, contra el gobierno que tiene la marca de Hugo Chávez.

Gentilicios aparte, se trata de la derecha

Son venezolanos el gobernador opositor Henrique Capriles y el legislador Julio Borges, presidente de la Asamblea, pero se reunieron con Luis Almagro dando apariencia de legitimidad a su quehacer injerencista.

Julio Borges se reunió con el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, B ob Corker (republicano por Tennessee) y el senador senador Ben Cardin (demócrata, por Maryland, y reconocido como conservador).

En un momento en que el gobierno encabezado por Donald Trump realiza bombardeos en Siria y amenaza con hacer lo mismo en Corea del Norte, ellos buscan el apoyo del poder estadounidense y el aumento de las sanciones contra Venezuela.

No vacilan al hacerle daño al pueblo de Venezuela y menos en comprometer la soberanía de su país. ¡Vaya demócratas los que recibieron el espaldarazo de Obama y hoy son homenajeados por los legisladores más cercanos a Donald Trump! ¿Desde cuándo son sinónimos democracia y entreguismo?

Dominicanos…

Dado que, ciertamente, no se trata de gentilicios, cabe destacar que, aunque el 28 de marzo el Gobierno dominicano votó en la OEA contra el proyecto de imponer una agenda política en Venezuela, asumió una posición tibia el 3 de abril al permitir (se limitó a abstenerse) que se aprobara por consenso una resolución en la cual se afirma que el Gobierno de Venezuela actúa de manera ilegal.

Previo a la sesión del 28 de marzo, el ultraderechista senador Marco Rubio (yanqui de origen cubano pronunció frases amenazantes advirtiendo a los gobiernos de Haití, República Dominicana y El Salvador que un voto a favor de Venezuela podía restarles apoyo estadounidense para algunos proyectos.

En República Dominicana y Haití no hay gobiernos de izquierda (ni siquiera de izquierda moderada como en El Salvador), pero la relación con Venezuela a través de Petrocaribe es de vital importancia. Ante el proteccionismo preconizado por Trump y su entorno, esta relación cobra importancia.

De lo que se trata, pues, es de aniquilar la influencia de Venezuela y anular su papel en la búsqueda de la integración en América Latina.

Exigirles a Danilo Medina y a su canciller, el acaudalado empresario Miguel Vargas, que no acepten el chantaje para presentarse de rodillas en la Asamblea General en junio próximo, es necesario, sobre todo en un momento en que Estados Unidos exhibe el uso de la fuerza.

No hay que olvidar que en el año 2000 la gestión (también del Partido de la Liberación Dominicana) de Leonel Fernández, comprometió a República Dominicana al enviar policías a Kosovo en supuesta misión de paz y reconstrucción tras los bombardeos en Yugoslavia.

Igualmente, hay que destacar que ha sido infame la postura del senador Adriano Espaillat en torno a Venezuela.

Adriano Espaillat, primer dominicano electo en el Congreso estadounidense (tomó posesión en enero 2017 como diputado por el Distrito Congresual 13, de Nueva York), se ha sumado a la campaña contra Venezuela.

En febrero pasado, junto a Ted Cruz, Robert Menéndez, Marco Rubio e Ileana Ros-Lehtinen, escribió una carta a Donald Trump exigiéndole tomar acciones contra el gobierno de Venezuela.

En diciembre, había firmado un documento junto a Marco Rubio, Bob Menéndez, Ileana Ros-Lehtinen y otros legisladores rechazando la abstención de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de Estados Unidos cuando fue aprobada la resolución 2334 que condenó los asentamientos israelíes en territorios palestinos. Entendían que debió vetarla.

Analistas dominicanos (Luis M. Rodríguez, por ejemplo, califica como desafortunado su desempeño en política exterior) han condenado estas acciones.

¿Acaso colocándose junto a los sectores más retrógrados y a la derecha de gobiernos que no son de izquierda, Espaillat pretende convertirse en protegido del poder estadounidense? ¡Retorcimiento de la peor especie!

Ultraderecha y derecha con el uso de la fuerza

A la vista de todos, está la acción de la derecha en Ecuador, dispuesta a desconocer los resultados electorales e invocando a sus tutores en Estados Unidos para colocar en la presidencia al banquero Guillermo Lasso, quien fue derrotado por la promesa de continuidad y ampliación de las conquistas sociales que encarna Lenin Moreno.

Usar el poder mediático para manipular la opinión pública, la estafa política para engañar a los pueblos y la fuerza de las armas para obligarlos a renunciar a sus más preciadas conquistas (en Argentina y en Brasil, por ejemplo) es parte del quehacer definitorio de la derecha continental.

Si tiene que recurrir a las más descaradas formas de intervención imperialista y a las más sucias negociaciones a espaldas de los pueblos, no vacila en hacerlo.

Por eso, en la actual coyuntura cobran particular importancia mecanismos como el ALBA- TCP y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, CELAC.

Es momento de definición, y esto obliga a fortalecer los mecanismos de integración y de solidaridad y a buscar formas innovadoras de llegar a la subjetividad de los pueblos para activar sus fuerzas… Al ataque imperialista hay que oponer conciencia, organización y firmeza… Por Venezuela, por América, por las víctimas del poder hegemónico en cualquier zona del mundo…

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