viernes, 14 de enero de 2011
“Jamás podrán detener nuestra lucha”
Por Giorgio Trucchi
Tras haber logrado escapar de sus secuestradores y todavía agotado física y psicológicamente por la experiencia límite vivida en las últimas 48 horas, el dirigente campesino del Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA) y del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), Juan Ramón Chinchilla, accedió a hablar desde algún lugar de Honduras con Sirel.
- ¿Puedes relatar cómo fue que te secuestraron?
- En la tarde del sábado 8 de enero fui a visitar a unos amigos en un centro comercial. Saliendo de allí me dirigí en mi motocicleta hacia la comunidad de La Concepción, pero me percaté de que me venían siguiendo. Casi llegando a La Concepción me topé con un carro atravesado en la carretera. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que entre las palmeras había gente que me estaba apuntando con armas.
- ¿Qué pasó después?
- Me detuve y dejé caer la motocicleta al suelo. Varios hombres encapuchados me agarraron, le dispararon a la moto y me montaron a un vehículo, cubriéndome el rostro para que no viera hacia dónde nos dirigíamos. Eran muchas personas, casi todas vestían uniformes de militares, polícias y de las guardias privadas de Miguel Facussé. Arrancaron el vehículo y manejaron aproximadamente unos 40 minutos en dirección de Trujillo. Llegamos a un lugar aislado, me metieron a una bodega y comenzaron a hacerme muchas preguntas.
- ¿Qué querían saber?
- Si teníamos armas, de dónde salían las informaciones que se subían a internet y qué cantidad de campesinos estaban organizados. Tenían muchas fotos mías y de otras personas. Se veía que estaban bien organizados y que el operativo había sido minuciosamente preparado.
- ¿Cuándo fue que te golpearon?
- Fue el domingo 9 por la tarde. Me levantaron y me enseñaron una mesa donde tenían herramientas de tortura. Comenzaron a hablar entre ellos. Decían: ¿qué vamos a hacer primero? ¿Le vamos a arrancar una uña o lo vamos a quemar? Después comenzaron a golpearme en la cara, me quemaron el pelo, me decían que me iban a hechar gasolina en la cabeza y que me iban a quemar. Me golpearon en la espalda con un tolete. Había varios extranjeros. Algunos hablaban en inglés, mientras que otros hablaban un idioma que no logré entender.
- ¿Cómo fue que lograste escapar?
- En la noche del domingo me sacaron de la bodega y fuimos caminando en la oscuridad. Logré escuchar una conversación en la que decían que por el momento la orden era de no matarme, así que me animé. Subimos a un cerro y como no estaba amarrado, aproveché la oscuridad para comenzar a correr entrando a un bosque que estaba cerca. Los hombres me persiguieron disparando, pero logré esconderme. Corrí y caminé por mucho tiempo hasta que encontré a alguien que me ayudó y me pude comunicar con los compañeros.
- ¿Cuál crees que ha sido el objetivo de este secuestro?
- Estamos en una lucha contra de los terratenientes. Sabemos que nuestros enemigos son Miguel Facussé, René Morales y Reinaldo Canales, y que el gobierno está a favor de ellos y no del pueblo. El departamento ha sido militarizado dos veces y sabemos que van a usar cualquier instrumento para acabar con nuestra lucha. Tenían fotos y mucha información sobre nuestras organizaciones y sus integrantes. Quieren intimidarnos.
- Tu secuestro ha generado una fuerte corriente de solidaridad y de denuncia a nivel nacional e internacional. ¿Crees que de alguna manera contribuyó a detener la mano homicida de tus secuestradores?
- Ellos estaban preocupados por la presión a nivel nacional e internacional. Estaban monitoreando las noticias por internet y por radio, y es por eso que el domingo decidieron trasladarme a otro lugar. Creo también que toda esta presión contribuyó a que no me pasara algo más grave. Agradezco infinitamente a todas las personas y organizaciones nacionales e internacionales que se han movilizado, así como a los medios que han denunciado mi secuestro.
La lucha siempre sigue. No me voy a detener, más bien hay que seguir con más fuerza. Tenemos que mantenernos unidos, porque sólo de esa manera podemos sacar adelante a nuestro país. No aceptamos el golpe de Estado y nunca lo aceptaremos, aunque nos maten. Nunca voy a dejar la lucha. Mejor la muerte que la traición.
Tras haber logrado escapar de sus secuestradores y todavía agotado física y psicológicamente por la experiencia límite vivida en las últimas 48 horas, el dirigente campesino del Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA) y del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), Juan Ramón Chinchilla, accedió a hablar desde algún lugar de Honduras con Sirel.
- ¿Puedes relatar cómo fue que te secuestraron?
- En la tarde del sábado 8 de enero fui a visitar a unos amigos en un centro comercial. Saliendo de allí me dirigí en mi motocicleta hacia la comunidad de La Concepción, pero me percaté de que me venían siguiendo. Casi llegando a La Concepción me topé con un carro atravesado en la carretera. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que entre las palmeras había gente que me estaba apuntando con armas.
- ¿Qué pasó después?
- Me detuve y dejé caer la motocicleta al suelo. Varios hombres encapuchados me agarraron, le dispararon a la moto y me montaron a un vehículo, cubriéndome el rostro para que no viera hacia dónde nos dirigíamos. Eran muchas personas, casi todas vestían uniformes de militares, polícias y de las guardias privadas de Miguel Facussé. Arrancaron el vehículo y manejaron aproximadamente unos 40 minutos en dirección de Trujillo. Llegamos a un lugar aislado, me metieron a una bodega y comenzaron a hacerme muchas preguntas.
- ¿Qué querían saber?
- Si teníamos armas, de dónde salían las informaciones que se subían a internet y qué cantidad de campesinos estaban organizados. Tenían muchas fotos mías y de otras personas. Se veía que estaban bien organizados y que el operativo había sido minuciosamente preparado.
- ¿Cuándo fue que te golpearon?
- Fue el domingo 9 por la tarde. Me levantaron y me enseñaron una mesa donde tenían herramientas de tortura. Comenzaron a hablar entre ellos. Decían: ¿qué vamos a hacer primero? ¿Le vamos a arrancar una uña o lo vamos a quemar? Después comenzaron a golpearme en la cara, me quemaron el pelo, me decían que me iban a hechar gasolina en la cabeza y que me iban a quemar. Me golpearon en la espalda con un tolete. Había varios extranjeros. Algunos hablaban en inglés, mientras que otros hablaban un idioma que no logré entender.
- ¿Cómo fue que lograste escapar?
- En la noche del domingo me sacaron de la bodega y fuimos caminando en la oscuridad. Logré escuchar una conversación en la que decían que por el momento la orden era de no matarme, así que me animé. Subimos a un cerro y como no estaba amarrado, aproveché la oscuridad para comenzar a correr entrando a un bosque que estaba cerca. Los hombres me persiguieron disparando, pero logré esconderme. Corrí y caminé por mucho tiempo hasta que encontré a alguien que me ayudó y me pude comunicar con los compañeros.
- ¿Cuál crees que ha sido el objetivo de este secuestro?
- Estamos en una lucha contra de los terratenientes. Sabemos que nuestros enemigos son Miguel Facussé, René Morales y Reinaldo Canales, y que el gobierno está a favor de ellos y no del pueblo. El departamento ha sido militarizado dos veces y sabemos que van a usar cualquier instrumento para acabar con nuestra lucha. Tenían fotos y mucha información sobre nuestras organizaciones y sus integrantes. Quieren intimidarnos.
- Tu secuestro ha generado una fuerte corriente de solidaridad y de denuncia a nivel nacional e internacional. ¿Crees que de alguna manera contribuyó a detener la mano homicida de tus secuestradores?
- Ellos estaban preocupados por la presión a nivel nacional e internacional. Estaban monitoreando las noticias por internet y por radio, y es por eso que el domingo decidieron trasladarme a otro lugar. Creo también que toda esta presión contribuyó a que no me pasara algo más grave. Agradezco infinitamente a todas las personas y organizaciones nacionales e internacionales que se han movilizado, así como a los medios que han denunciado mi secuestro.
La lucha siempre sigue. No me voy a detener, más bien hay que seguir con más fuerza. Tenemos que mantenernos unidos, porque sólo de esa manera podemos sacar adelante a nuestro país. No aceptamos el golpe de Estado y nunca lo aceptaremos, aunque nos maten. Nunca voy a dejar la lucha. Mejor la muerte que la traición.
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