lunes, 17 de enero de 2011

A un año del régimen sucedáneo del golpe de estado en Honduras



Las fiestas de diciembre concluyeron de la misma forma que todos los años, para unos, fue un culto al derroche consumista, exceso en la ingesta de alcohol, gula y quema de pólvora, para otros, la inmensa mayoría, fue una lucha por subsistir, sin poder llevar a sus mesas las comidas tradicionales de la época, sin “estrenos” y sin que el viejito regordete de barba blanca vestido de rojo, llegara a dejar regalos debajo de sus “arbolitos navideños”.

Después de la francachela de algunos y volviendo a la realidad, es preciso hacer un recuento de los daños que la “administración” del Humanismo Cristiano presidida por el señor Porfirio Lobo Sosa, junto con sus ministros y el Congreso Nacional de la República, han infringido a las conquistas sociales, libertades individuales y colectivas y nuestros bolsillos, en menos de un año de “gobierno”

A comienzos del 2010, y mientras muchos compatriotas estaban contagiados de una euforia colectiva por la “fiebre mundialista”, el régimen hizo lo que mejor sabe hacer, “meterle un gol olímpico” al pueblo, aprobando la Ley de Fortalecimiento de los Ingresos, Equidad Social y Racionalización del Gasto Público -“el paquetazo fiscal”- que golpeó fuertemente a las mayorías.

Dentro de las medidas contenidas en la referida ley, están: el pago de 200 lempiras por todos los documentos que se emitan como actos administrativos del Gobierno Central y órganos desconcentrados, incluyendo el Registro Nacional de las Personas –partidas de nacimiento, reposición de tarjetas de identidad, certificados de defunción, etc.-, se grabó con tres centavos de dólar el minuto de las llamadas que nuestros hermanos migrantes hacen a sus familiares acá en Honduras, se aplicó el 12% del impuesto sobre ventas al consumo mensual de energía eléctrica, y muchas más disposiciones que cercenan la economía familiar.

Se le ampliaron por tres años y medio algunos de los leoninos contratos para la generación energía térmica, con la implicación del aumento a las tarifas del suministro eléctrico de manera continua y desmedida. La cámara legislativa aprobó la Ley de Inversión Publico Privada, que no es más que un mecanismo para privatizar las instituciones del Estado y también, es la nueva versión de la fatídica Corporación Nacional de Inversiones CONADI, donde se dilapidaron 600 millones de dólares, sin que se le dedujeran responsabilidades a nadie.

Al Código del Trabajo se le asestó una puñalada mortal, al darle vida a la Ley de Empleo Temporal, que según sus defensores, generará varios “cientos de miles” de nuevas plazas, siendo este el anzuelo para maquillar y esconder los oscuros propósitos de retrocedernos a los tiempos antes de la huelga de 1954 y acabar con las pocas conquistas sociales que gozan los obreros –aguinaldo, decimocuarto mes de salario, vacaciones, prestaciones, estabilidad laboral, seguro social, maternidad y lactancia…-.

El Estatuto del Docente Hondureño pasó a ser “papel mojado”, al desindexarlo temporalmente del Salario Mínimo, lo que se traduce que no haya aumentos en los emolumentos de los maestros, contraviniendo lo firmado en el acta de fecha 30 de agosto de 2010 entre los colegios magisteriales y representantes de la presidencia de la república, específicamente el punto número cinco, que acordaba un respeto total a está ley que regula a los mentores.

Se concesionaron por 30 años los ríos y cuencas hidrográficas, al otorgar los “honorables” diputados más de 47 contratos para la generación de energía hídrica, a precios por encima de los contratados en la administración del ex presidente Manuel Zelaya Rosales y que oscilan entre los diez centavos de dólar por kilovatio, convirtiéndose en una monumental estafa a la Empresa Nacional de Energía Eléctrica ENEE.

La clase trabajadora fue vilmente engañada, cuando en cadena nacional de radio y televisión se anunció el nuevo salario mínimo, incrementos que oscilan entre el tres y siete por ciento para empresas con más de veinte y cincuenta empleados respectivamente, dejando inamovible lo devengado por los trabajadores que prestan sus servicios en compañías de menos de una veintena, siendo estas la mayoría, de la misma forma el sector maquila quedó nuevamente fuera, manteniendo la misma escala salarial desde el año 2008.

Y cuando todos creíamos que ahí terminaba todo, los “padres de la patria” consintieron la Ley Marco de la Iglesia Evangélica de Honduras, que ha recibido el rechazo de un fuerte grupo de pastores evangélicos, por considerar que atenta contra la libertad de culto. Las libertades individuales están en peligro con el instrumento jurídico llamado Ley Antiterrorista que a puertas cerradas fue discutida y aprobada.

La violencia creció de forma alarmante, teniendo una tasa de homicidios 8.27 veces superior a la tasa mundial establecida; el ejercicio del periodismo se volvió de alto riesgo, superados únicamente por países como Pakistán y México, hubo una violación sistemática de los derechos humanos de parte del Estado. En conclusión el “Presidente” y su equipo, implementó la teoría del shock del economista Milton Friedman, con una seguidilla de golpes a los mismos de siempre, ¡Los Pobres!

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