lunes, 24 de enero de 2011
El Lobo inseguro
Nuestra Palabra, Editorial Radio Progreso, 24 de nero de 2011
El próximo jueves 27, Porfirio Lobo Sosa cumple su primer año al mando de una administración que ascendió a la primera magistratura del Estado hondureño por medio de unas elecciones sumamente cuestionadas tanto por un importante sector de la sociedad como por la comunidad internacional por haberse realizado bajo el tutelaje de un régimen de facto.
Desde el primer día, Lobo Sosa se esmeró por recomponer su propia imagen tan severamente deteriorada y hacerle frente a las demandas nacionales desde la silla presidencial más inestable y candente de al menos los últimos treinta años de la historia política nacional. Lobo Sosa comenzó no sólo con un Estado damnificado, sino con su propia imagen tan deteriorada que en lugar de un juramento para iniciar su mandato, el acto del 27 de enero del 2010 más bien parecía como si se estaba despidiendo un gobierno impopular.
Ha pasado un año, y el mayor de los esfuerzos de Lobo Sosa se ha invertido en ganar imagen internacional, y mientras esto ha ocurrido, los graves problemas del país que heredó, se han venido agudizando. Recientemente el observatorio de la violencia de la Universidad Nacional Autónoma, advertía que el clima de violencia del país asaltado por la criminalidad, erosiona la esperanza de vida, especialmente de la juventud, de manera que en los últimos cinco años se han registrado más de veinte mil homicidios.
Y de acuerdo a un estudio realizado por una institución mexicana, las dos principales ciudades de Honduras se inscriben entre las diez más violentas del planeta, con un promedio de la escandalosa cifra de 125 homicidios por cada cien mil habitantes. A estos informes se suma el estudio realizado por el nada sospechoso de antioficialista Comisionado de derechos Humanos, el cual reveló que en el primer semestre del nuevo régimen se registraron 16 muertes diarias.
Lobo Sosa prometió más seguridad, y a un año el país enteró se entrampó en la mayor inseguridad de toda su historia, y los esfuerzos del régimen por implementar programas y políticas para cumplir con su promesa de campaña sencillamente se fue al carajo. No en vano, el pueblo hondureño al ser consultado en el más reciente sondeo de opinión pública, es contundente al afirmar que la seguridad es el mayor fracaso de Lobo Sosa.
Y los fracasos seguirán por los años que le quedan, y el propio régimen se seguirá perdiendo en su propio laberinto de contradicciones e inseguridades, si Lobo Sosa sigue afanado en mirar sólo hacia su imagen, sin abrirse a la búsqueda de un real pacto social con plena participación de propuestas que provengan de todos los sectores sociales hondureños, y no sólo cuidar su propias, reducidas y privilegiadas ovejas azules, coloradas y verdes.
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