miércoles, 30 de diciembre de 2009
El periodista César Silva fue secuestrado y llevado a cárcel clandestina
Defensores en Línea
Por Dina Meza
El periodista César Silva fue bajado de un taxi por tres hombres armados, que a punta de pistola lo tomaron por la fuerza y posteriormente lo llevaron a una cárcel clandestina el 28 de diciembre, donde lo sometieron por más de 24 horas a intensos interrogatorios para que dijera "dónde tenía las armas y con qué grupos trabajaba".
Fue dejado abandonado en un sitio solitario después que sus secuestradores le dijeron que tenía un ángel guardían que abogó por su vida.
Silva es un comprometido comunicador social que ha sido víctima constante de hostigamiento, golpes y encarcelamiento por parte de los cuerpos represivos del Estado desde el propio 28 de junio en que se perpetró el golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya Rosales.
Llegó exhausto a las oficinas del COFADEH después de caminar desde el barrio El Chile de la capital, donde fue dejado abandonado, después de permanecer más de 24 horas en poder de sus secuestradores que lo mantuvieron en constante interrogatorio, golpes y un reflector en su rostro que lo hizo hasta perder la noción del tiempo.
"Me preguntaban por las armas, por grupos que según ellos yo estaba formando, contactos que tengo en el extranjero y qué hago con los videos y fotografías porque según ellos les estoy causando mucho daño."
"Eran las ocho y treinta de la mañana, fui capturado en el anillo periférico, cerca de la gasolinera que está en inmediaciones de la Colonia La Cañada, venía de la zona Sur y me bajé cerca de Loarque, tomé un taxi para trasladarme a mi casa que queda al otro extremo de la ciudad, cuando íbamos ya en el anillo periférico ví un carro color blanco hueso o blanco que viene bien cerca y que le hace señas con las luces al taxista para que se detuviera, pero yo le dije a él que no se detenga, vamos hacia la gasolinera que allí hay más gente y hay vigilantes."
"Pero la acción no se concretó, de los nervios se le apagó el carro y tres hombres sacaron sus armas cortas de 9 milimetros y calibre 38, “yo pensé que iban a dispararme y el taxista paró el vehículo”, dijo Silva.
Según el relato del afectado, "los hombres se bajaron con pistola en mano, me sacaron y me metieron a empujones al carro que iban ellos, solo tuve tiempo de decirle al taxista soy periodista y soy de la resistencia, venía otro carro atrás se medio detuvo, no pude hacer nada, ya me ingresaron y me colocaron en la parte de atrás del mismo en medio de dos de ellos, es una camioneta. Al taxista le dijeron perdete que si no te vamos a matar”.
Agregó que cuando ya iba en el vehículo intentó levantar la cabeza, pero con palabras soeces de amenazaron con matarlo de un balazo si continuaba haciéndolo.
Recordando las escenas de mucho suspenso vividas y de las cuales logró salir con vida expresó que hubo silencio, “en un momento que me sentía cansado porque me llevaban con las manos oprimidas, intenté acomodarme, pero uno de ellos me pegó con el antebrazo y me dijo vos siempre te la tirás de guapo y me volvieron a colocar como iba, yo les pregunté hacia dónde me llevan, qué pasa y no me dijeron nada, yo intentaba verificar hacia qué rumbo me llevaban”.
De acuerdo a la dirección que le llevaron pasaron por la colonia Victor F. Ardón, y después dieron varias vueltas para que perdiera la noción del lugar y por eso no se dio cuenta si lo trasladaron hacia el Oriente del país o podría tratarse de El Hatillo, cerca de El Picacho, en Tegucigalpa, recorrido que duró 45 minutos, durante los cuales el hombre de su derecha habló por teléfono por varias ocasiones pidiendo instrucciones a alguien de las acciones que debía hacer con el secuestrado.
Cuando hablaban por celular mencionaron que estaban hablando con El Chacal, quién sabe si era para que el comunicador sintiera mucho miedo porque ya sabemos qué significa un chacal, pero antes le habían colocado una capucha posiblemente de cuero o de lona para que no pudiera ver sus rostros. Dos de los hombres tenían acento como de chilenos.
Cárcel clandestina testigo de torturas
Silva no supo dónde lo bajaron, lo cierto es que cuando llegó, dos hombres esperaban su ingreso, siendo llevado a un cuarto oscuro donde había un fogón. Un reflector fue puesto hacia su rostro, mientras al otro lado un hombre del cual solo miraba la silueta lo interrogaba, “no supe si se turnaron para interrogarme, lo cierto es que en toda la noche no me dejaron dormir, como una forma de presión, cuando me preguntaron mi nombre dije otro, “no sea pendejo decí quién sos y a qué te dedicás”, le replicaron, pues no podía ocultar su verdadera identidad pues había sido despojado de su billetera con sus documentos personales.
"Cuando no les dije nada más uno de ellos salió del cuarto y regresó muy furioso y agarró la silla y me la puso en el cuello y me tiró el agua de una bolsa que me habían dado para que tomara, yo no quise hacerlo porque tenía desconfianza, supongo que no tenía órdenes de matarme porque de afuera le decían dejalo no te metás a pedos."
"Les solicité me permitieran ir al baño en la madrugada y un hombre brusco me dijo “cagate allí” pero me esperé y vino otro más condescendiente que me sacó hacia el monte porque allí no hay servicio, y allí me hice pero siempre me mantuvieron enfrente un reflector de modo que no viera quién estaba detrás de él.
En la mañana le dijeron “tenés un ángel de la guarda, ellos te protegen, dejate de pendejadas ahora te salvaste” y como a los tres minutos lo sacaron poniéndole de nuevo la capucha para subirlo a otro vehículo , “les pregunté para dónde me llevan, no hablaron nada, había un silencio total, les vuelvo a preguntar y ahora qué pasa para dónde me llevan, eso me puso en una inquietud terrible, hubo un momento que otro carro les quitó el derecho de vía y alegaron, sentí que llegamos a una calle de tierra y dejaron en las cercanías del barrio el Chile."
Allí el carro lo metieron al fondo a una calle de tierra, allí creí que me iban a matar, uno de ellos abrió la puerta y me dijo “bajate mierda”, me dio una patada en la espalda y me tiró fuera del carro el otro estuvo presto a quitarme la capucha y arrancaron”, detalló aún nervioso ante el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras, COFADEH, donde acudió después de caminar a pie desde el sitio donde fue abandonado.
Aunque nadie sabía de su captura y posterior secuestro, unos minutos después de haber sido liberado, un hombre desconocido llamó a la casa de una de sus hermanas y les manifestó que sabían de la detención de su familiar para después colgar. Coincidiendo con esa llamada, el vocero de las Fuerzas Armadas liberaba de responsabilidad a ese cuerpo armado y negó que haya sido llevado a un batallón en el Sur del país, según informaciones que ya circulaban públicamente.
El secuestro y posterior liberación de César Silva es similar al del defensor de los derechos Humanos, Walter Tróchez, quien el 4 de diciembre fue interceptado por desconocidos quienes lo dejaron escapar, para después ser asesinado de un balazo en el centro de la ciudad el 13 de diciembre.
Llegó exhausto al COFADEH
Bertha Oliva, Coordinadora del COFADEH manifestó ante los medios de comunicación que el COFADEH le está brindando acompañamiento y protección a Silva, a la par de solicitar ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, CIDH, las medidas cautelares correspondientes, en aras de salvaguardar su vida.
Ante las aseveraciones del vocero militar sobre las amenazas y hechos violentos contra miembros de ese cuerpo militar, como una forma de soslayar la gravedad del hecho ocurrido a Silva, la Coordinadora del COFADEH le refutó diciéndole que el pueblo está desarmado y en total indefensión y que quienes tienen las armas son los cuerpos de seguridad del Estado, entre los que se encuentran las Fuerzas Armadas de Honduras.
Diversas organizaciones internacionales están contactando al COFADEH para saber del caso y brindar apoyo al comunicador social que solamente ha luchado en las calles para lograr revertir el golpe de Estado y lograr que sea reconstruida la institucionalidad del país, acción que comparte junto a miles de ciudadanos y ciudadanas.
Desde el golpe de Estado más de 30 personas han sido asesinadas, otras han sufrido intentos de secuestro, centenares han sido reprimidas con salvajismo y muchas más son en estos momentos objeto de vigilancia y seguimiento, como parte de una estrategia del gobierno usurpador de sembrar el miedo entre la población que se encuentra en resistencia.
Por Dina Meza
El periodista César Silva fue bajado de un taxi por tres hombres armados, que a punta de pistola lo tomaron por la fuerza y posteriormente lo llevaron a una cárcel clandestina el 28 de diciembre, donde lo sometieron por más de 24 horas a intensos interrogatorios para que dijera "dónde tenía las armas y con qué grupos trabajaba".
Fue dejado abandonado en un sitio solitario después que sus secuestradores le dijeron que tenía un ángel guardían que abogó por su vida.
Silva es un comprometido comunicador social que ha sido víctima constante de hostigamiento, golpes y encarcelamiento por parte de los cuerpos represivos del Estado desde el propio 28 de junio en que se perpetró el golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya Rosales.
Llegó exhausto a las oficinas del COFADEH después de caminar desde el barrio El Chile de la capital, donde fue dejado abandonado, después de permanecer más de 24 horas en poder de sus secuestradores que lo mantuvieron en constante interrogatorio, golpes y un reflector en su rostro que lo hizo hasta perder la noción del tiempo.
"Me preguntaban por las armas, por grupos que según ellos yo estaba formando, contactos que tengo en el extranjero y qué hago con los videos y fotografías porque según ellos les estoy causando mucho daño."
"Eran las ocho y treinta de la mañana, fui capturado en el anillo periférico, cerca de la gasolinera que está en inmediaciones de la Colonia La Cañada, venía de la zona Sur y me bajé cerca de Loarque, tomé un taxi para trasladarme a mi casa que queda al otro extremo de la ciudad, cuando íbamos ya en el anillo periférico ví un carro color blanco hueso o blanco que viene bien cerca y que le hace señas con las luces al taxista para que se detuviera, pero yo le dije a él que no se detenga, vamos hacia la gasolinera que allí hay más gente y hay vigilantes."
"Pero la acción no se concretó, de los nervios se le apagó el carro y tres hombres sacaron sus armas cortas de 9 milimetros y calibre 38, “yo pensé que iban a dispararme y el taxista paró el vehículo”, dijo Silva.
Según el relato del afectado, "los hombres se bajaron con pistola en mano, me sacaron y me metieron a empujones al carro que iban ellos, solo tuve tiempo de decirle al taxista soy periodista y soy de la resistencia, venía otro carro atrás se medio detuvo, no pude hacer nada, ya me ingresaron y me colocaron en la parte de atrás del mismo en medio de dos de ellos, es una camioneta. Al taxista le dijeron perdete que si no te vamos a matar”.
Agregó que cuando ya iba en el vehículo intentó levantar la cabeza, pero con palabras soeces de amenazaron con matarlo de un balazo si continuaba haciéndolo.
Recordando las escenas de mucho suspenso vividas y de las cuales logró salir con vida expresó que hubo silencio, “en un momento que me sentía cansado porque me llevaban con las manos oprimidas, intenté acomodarme, pero uno de ellos me pegó con el antebrazo y me dijo vos siempre te la tirás de guapo y me volvieron a colocar como iba, yo les pregunté hacia dónde me llevan, qué pasa y no me dijeron nada, yo intentaba verificar hacia qué rumbo me llevaban”.
De acuerdo a la dirección que le llevaron pasaron por la colonia Victor F. Ardón, y después dieron varias vueltas para que perdiera la noción del lugar y por eso no se dio cuenta si lo trasladaron hacia el Oriente del país o podría tratarse de El Hatillo, cerca de El Picacho, en Tegucigalpa, recorrido que duró 45 minutos, durante los cuales el hombre de su derecha habló por teléfono por varias ocasiones pidiendo instrucciones a alguien de las acciones que debía hacer con el secuestrado.
Cuando hablaban por celular mencionaron que estaban hablando con El Chacal, quién sabe si era para que el comunicador sintiera mucho miedo porque ya sabemos qué significa un chacal, pero antes le habían colocado una capucha posiblemente de cuero o de lona para que no pudiera ver sus rostros. Dos de los hombres tenían acento como de chilenos.
Cárcel clandestina testigo de torturas
Silva no supo dónde lo bajaron, lo cierto es que cuando llegó, dos hombres esperaban su ingreso, siendo llevado a un cuarto oscuro donde había un fogón. Un reflector fue puesto hacia su rostro, mientras al otro lado un hombre del cual solo miraba la silueta lo interrogaba, “no supe si se turnaron para interrogarme, lo cierto es que en toda la noche no me dejaron dormir, como una forma de presión, cuando me preguntaron mi nombre dije otro, “no sea pendejo decí quién sos y a qué te dedicás”, le replicaron, pues no podía ocultar su verdadera identidad pues había sido despojado de su billetera con sus documentos personales.
"Cuando no les dije nada más uno de ellos salió del cuarto y regresó muy furioso y agarró la silla y me la puso en el cuello y me tiró el agua de una bolsa que me habían dado para que tomara, yo no quise hacerlo porque tenía desconfianza, supongo que no tenía órdenes de matarme porque de afuera le decían dejalo no te metás a pedos."
"Les solicité me permitieran ir al baño en la madrugada y un hombre brusco me dijo “cagate allí” pero me esperé y vino otro más condescendiente que me sacó hacia el monte porque allí no hay servicio, y allí me hice pero siempre me mantuvieron enfrente un reflector de modo que no viera quién estaba detrás de él.
En la mañana le dijeron “tenés un ángel de la guarda, ellos te protegen, dejate de pendejadas ahora te salvaste” y como a los tres minutos lo sacaron poniéndole de nuevo la capucha para subirlo a otro vehículo , “les pregunté para dónde me llevan, no hablaron nada, había un silencio total, les vuelvo a preguntar y ahora qué pasa para dónde me llevan, eso me puso en una inquietud terrible, hubo un momento que otro carro les quitó el derecho de vía y alegaron, sentí que llegamos a una calle de tierra y dejaron en las cercanías del barrio el Chile."
Allí el carro lo metieron al fondo a una calle de tierra, allí creí que me iban a matar, uno de ellos abrió la puerta y me dijo “bajate mierda”, me dio una patada en la espalda y me tiró fuera del carro el otro estuvo presto a quitarme la capucha y arrancaron”, detalló aún nervioso ante el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras, COFADEH, donde acudió después de caminar a pie desde el sitio donde fue abandonado.
Aunque nadie sabía de su captura y posterior secuestro, unos minutos después de haber sido liberado, un hombre desconocido llamó a la casa de una de sus hermanas y les manifestó que sabían de la detención de su familiar para después colgar. Coincidiendo con esa llamada, el vocero de las Fuerzas Armadas liberaba de responsabilidad a ese cuerpo armado y negó que haya sido llevado a un batallón en el Sur del país, según informaciones que ya circulaban públicamente.
El secuestro y posterior liberación de César Silva es similar al del defensor de los derechos Humanos, Walter Tróchez, quien el 4 de diciembre fue interceptado por desconocidos quienes lo dejaron escapar, para después ser asesinado de un balazo en el centro de la ciudad el 13 de diciembre.
Llegó exhausto al COFADEH
Bertha Oliva, Coordinadora del COFADEH manifestó ante los medios de comunicación que el COFADEH le está brindando acompañamiento y protección a Silva, a la par de solicitar ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, CIDH, las medidas cautelares correspondientes, en aras de salvaguardar su vida.
Ante las aseveraciones del vocero militar sobre las amenazas y hechos violentos contra miembros de ese cuerpo militar, como una forma de soslayar la gravedad del hecho ocurrido a Silva, la Coordinadora del COFADEH le refutó diciéndole que el pueblo está desarmado y en total indefensión y que quienes tienen las armas son los cuerpos de seguridad del Estado, entre los que se encuentran las Fuerzas Armadas de Honduras.
Diversas organizaciones internacionales están contactando al COFADEH para saber del caso y brindar apoyo al comunicador social que solamente ha luchado en las calles para lograr revertir el golpe de Estado y lograr que sea reconstruida la institucionalidad del país, acción que comparte junto a miles de ciudadanos y ciudadanas.
Desde el golpe de Estado más de 30 personas han sido asesinadas, otras han sufrido intentos de secuestro, centenares han sido reprimidas con salvajismo y muchas más son en estos momentos objeto de vigilancia y seguimiento, como parte de una estrategia del gobierno usurpador de sembrar el miedo entre la población que se encuentra en resistencia.
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