viernes, 25 de diciembre de 2009

Carta al Presidente de Honduras, José Manuel Zelaya Rosales

Vos El Soberano


Jueves 24 de Diciembre de 2009

Excelentísimo Señor Presidente Constitucional de la República
Don José Manuel Zelaya Rosales
Presente.

La formalidad de su cargo me obligaría a iniciar esta carta de este modo y seguir así durante el resto del escrito. Pero con usted no podría. Hay varias razones: usted es poco amigo de tanta ceremonia y yo nunca he tratado a un Presidente, no sé de procedimientos protocolares, no he asistido al estadio a la asunción presidencial de nadie; no soy de su partido, en elecciones generales jamás vote por los colorados ni los cachurecos, no asistí a las asambleas del poder ciudadano ni estreché su mano, teniendo su mismo apellido no tengo vínculos familiares. Usted tampoco sabe algo de mi vida. Aunque conozco a Chepe desde hace muchos años en la universidad y hace pocos meses conocí a su cuñada Olga Doris, apenas platicamos un poco y me contaba cómo un 31 de diciembre empezó su vida junto a  Doña Xiomara. El mero olanchano. Entonces, permítame llamarle Mel, como lo hacemos muchos hondureños que lo apreciamos más que antes. Hablo en nombre mío y nada más. Si más adelante encuentra apellidos y nombres con minúsculas no es por error ortográfico, es a propósito porque ahora son como siempre han sido: minúsculos.
Diciembre puede ser bueno para muchos, también triste. No sé cómo estará su estado de ánimo, los niveles de tensión dentro de la embajada, la revisión íntima, personal, que han hecho todos los que están adentro debe ser importante, especialmente porque supieron quiénes son leales siempre, quiénes están dispuestos a tantas traiciones y cuál es la verdadera calidad moral de muchas personas que se movían alrededor suyo hasta unos días antes del golpe de estado. Incluyendo los engaños de embajadores y funcionarios gringos. Pero sepa que usted ha provocado cosas importantes en mi familia y en la forma personal de ver las cosas. También impactó en miles de hondureños convencidos de la justeza del llamado a la Asamblea Constituyente.
Hoy 24 de diciembre hay muchas personas cerca de la embajada, declamando y cantando para usted, comiendo torrejas y nacatamales en su nombre; recordándolo y arriesgándose porque cerca están los garrotes y la fuerza bruta que no sabe de risas y alegrías. Pero sin miedo porque no tienen miedo. Al inicio de su gestión desconfiaba mucho de lo que estaban haciendo, me parecía que habían cosas parecidas a otros gobiernos, mucho ruido, ostentaciones, funcionarios poco sinceros, algunos dispuestos a meter mano en el arca ajena, ciertos actos los miré muy exhibicionistas, como los caballos, la Harley, el vuelo en el F5; me parecía de mal gusto tanta ranchera ( es que a mí me gusta el rock y el jazz), no miraba de buen gusto el sombrero tejano y las mancuernillas, a veces declamando en público y alrededor un montón de aduladores dando vivas al jefe de jefes. Con el tiempo empecé a descubrir que en el fondo se ocultaba lo importante, que los brillos de las luces estaban nada más en la superficie y que ahí estaba algo diferente. Eso fundamental empezó a mostrarse cuando se desató toda la prensa de canahuati, ferrari, flores facusse y sus respectivos sirvientes, toda la saña y el proyecto de desprestigiar su gobierno hasta culminar con el golpe de estado. Intereses mediáticos, energéticos, farmacéuticos, militares, religiosos, urbanos, rurales e imperiales y fueron asomando sus garras afiladas, su sed de sangre, su avaricia y su desprecio hacia el pueblo. Y llegaron juntos y revueltos cabeza de ajo, cabro negro, carlos contra, raviber, opusdei, yesenias con sotana, bala de goma, chafas golpistas,  (Armando García dice que esto es una redundancia, estoy de acuerdo), caja fuerte, lobos aulladores, santos que orinan y emergió toda esa jauría de “analistas”, de “intelectuales” orgánicos del golpe y  otros acompañantes rastreros dispuestos a repartir balas y palos contra lo que llamaron chusma y los cuatro vagos de la Resistencia. Y le hablo también de los que no lograron chambas en su gobierno como illescas oliva y ortez colindres por ineptos y serviles, terminaron resentidos y dispuestos a mentir mil veces. No aspiro a describir toda la situación nacional. Esto sólo es mi carta de navidad para usted.
Es tan fuerte el impacto de lo ocurrido a partir del 28 de junio, que usted Mel, hasta en asuntos lingüísticos provocó novedades. Hemos aportado nuevos elementos al habla nacional y ya no tenemos malas palabras, sino algunas mal escritas, éstas podrían ser las malas palabras por mal escritas, aunque bien dichas. Decimos claramente hijo de puta al golpista y la palabra está bien escrita, y otras así, pero lo más extraordinario es que una de esas palabras que tanto utilizamos se ha convertido en el mayor insulto, en la más grave ofensa contra los que usurpan el poder, contra los que atropellan al pueblo y las leyes, contra los que silencian medios de comunicación, contra los que han asesinado tantos hondureños, contra sus cómplices de adentro y afuera: GOLPISTAS. Les ofende la verdad y que se les diga golpistas, no resisten sus oídos la palabra golpistas. Y la gente de la Resistencia bien sabe cuál es la ruta.
Espero que tenga tiempo para leer todo esto y si no, no importa, sólo quiero que usted y su familia, tan valientes que han sido, puedan tener una feliz navidad y que no olviden que el futuro está de parte suya y de los que creemos en la posibilidad de la paz y la justicia.

Cuídense mucho

Un amigo desconocido
Gustavo Zelaya Herrera

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