viernes, 29 de octubre de 2021

Soberanía alimentaria: 25 años defendiendo la vida y los territorios

Agencia Tierra Viva

Equipo Feminismo MNCI Somos Tierra 

Foto: Matías Sastre
Desde los territorios los y las campesinas —ellas, en particular, como guardianas y proveedoras de alimento— sostienen el concepto acuñado hace 25 años por La Vía Campesina para enfrentar la crisis alimentaria, ambiental y social desatada por el neoliberalismo reafirmando viejas convicciones: una economía que defienda la vida y produzca alimentos saludables.

La Soberanía Alimentaria surgió en 1996 y, desde entonces, muchas voces, manos y andares la sostuvieron. Lo que nació como un grito se convirtió en horizonte de resistencia y transformación para nuestro movimiento. Camino que se vuelve esperanza. En estos años, resistimos la crisis global, el cambio climático, los desmontes, la violencia, las injusticias. Incansablemente continuamos la lucha del pueblo por la defensa de la vida campesina, que es la base desde la que podemos garantizar el derecho a la alimentación sana y el cuidado de nuestra tierra, nuestros mares, ríos, montes. Defender los derechos y la vida campesina fue lucha del pueblo.

Si la vida campesina no es posible sin la defensa de nuestros territorios, no podemos permitir que la soberanía alimentaria se convierta en un concepto vacío. En ella se nombran 25 años de una lucha por el derecho de los pueblos a producir y alimentarse de manera sana; por el sostenimiento de sistemas agroecológicos de producción; por más organización y movilización.

Las mujeres campesinas, guardianas de los alimentos

La propuesta de la soberanía alimentaria se vuelve entonces estratégica en lo político y decisiva en el reconocimiento de les campesines, especialmente, las mujeres campesinas: guardianas de la tierra, de las semillas y del cuidado de la vida.

Somos 1600 millones de mujeres campesinas en el mundo. Las mujeres campesinas somos quienes aportamos mayoritariamente a la alimentación y a la nutrición de la población mundial, a la biodiversidad y a la preservación de las semillas. En la Argentina —como se denunció en la Campaña Fuera de Registro—, las mujeres somos titulares sólo del 20 por ciento de las explotaciones agropecuarias de menos de 100 hectáreas. En el mundo, sólo el 13 por ciento de las personas que poseen tierra agrícola son mujeres y sólo un diez por ciento accede a un crédito agrario, aunque seamos el 43 por ciento de la fuerza laboral agrícola.

Son las manos de las mujeres campesinas indígenas las que alimentan al pueblo. Pero cuáles son sus historias, cuáles sus voces, cuáles sus memorias. 

“Y tenía como cinco chiquillos que tenía que andar trayendo en caballo aparte. Otro por delante de cada uno…Tenía que ir haciendo el pan de camino. Cuando parábamos dos días, para dar descanso a los animales, hacía pan, tortas fritas para que alcanzara para toda la semana, pero no alcanzaba. Nosotros demorábamos  hasta 15 días, porque no se arreaba todos los días sino que se dejaban descansar los animales uno o dos días. Llegaban a otro lugar, otros dos días para que tomaran bien agua y descansaran los animales. También es que los animales venían tan flacos de la invernadas.”

Foto MNCI

Se trata de seguir poniendo en discusión el tema de la soberanía alimentaria desde la memoria histórica y las luchas de los pueblos para luego poder contextualizar y comprender el escenario actual. Este escenario político a nivel nacional y latinoamericano tiene una clara inclinación hacia fortalecer el modelo del agronegocio, el poder de las transnacionales y el poder financiero generando exclusión y marginación. 

Desde los movimientos sociales planteamos la soberanía alimentaria como la alternativa a un modelo de destrucción. Nos convoca, nos reúne alrededor de nuestra memoria y de nuestro presente para seguir luchando por el alimento sano para el pueblo, la tierra en manos de quien la trabaja y la preservación de la madre tierra. Es de fundamental importancia en esta lucha la vinculación de la zona rural con la urbana y viceversa.

Hoy vivimos en la urgencia de resolver el conflicto entre el capital y la vida. La economía capitalista está acabando con la vida de las comunidades, con las culturas, con la naturaleza, con las relaciones sociales y con el tiempo para compartir.

“De producción hago todo. Siembro trigo, alfalfa. Yo soy socia del tractor cuando tengo que cortar el pasto, vienen a acarrear el pasto…Yo cosecho todo y no compro nada de verdura: poroto, arveja, zapallo, papa, cebolla. Hasta diciembre tengo todo. Paso el invierno con esa verdura y solo lo que compro es la harina arriba nomás para comer. Este año no sé si siembro trigo si no tengo nadie para ayudar… Me duele dejar esta chacra tirada. Si esta chacra da todo lo que uno siembra… Se puede repartir un cuadro para que tenga pasto para vender.”

Las crisis actuales provocan nuevas preguntas, pero reafirman viejas convicciones. La soberanía alimentaria es potencia para seguir pensando y construyendo futuro. Campesinas y campesinos tenemos una misión fundamental de sostener la producción de alimentación saludable. Bandera de lucha y proyecto fundamental para una economía que defienda la vida.

MNCI

Construir soberanía alimentaria desde cada territorio

En estos años, nuestro movimiento fue haciendo camino hacia la soberanía alimentaria construyendo alianzas para fortalecer proyectos populares en cada uno de nuestros territorios. Nuestros proyectos de comercialización colectivos fortalecen los intercambios; los vínculos campo-ciudad. Fortalecen sistemas de producción agroecológicos con el cuidado de las semillas, nuestra tierra, nuestra agua.

Construimos soberanía alimentaria desde nuestros espacios de formación. Nuestras escuelas, talleres y jornadas siguieron sin pausa, aún en pandemia, buscando fortalecer la participación sobre todo de jóvenes, mujeres en una lucha por las ideas, por la formación política, alimentando el fuego de la lucha.

Nuestros medios de comunicación son voces que buscan nombrar, gritar injusticias y romper silencios caminando junto a lxs que luchan en cada territorio. Soberanía alimentaria es nuestra historia viva, hecha de identidad y memoria, de lucha y futuro.

Soberanía alimentaria somos las mujeres organizadas para defender el territorio. Les jóvenes retornando al campo para seguir produciendo. Organización y sabiduría aprendida de nuestras hermanas, madres, abuelas que nos enseñaron la vida en el campo  y que producimos para la vida.

—¿Cómo ves el futuro? —Y pensar en sembrar nomás, tener los animalitos; vivimos de eso, de los chivitos.

Las voces que aparecen en esta nota pertenecen a compañeras de nuestro movimiento rescatadas de nuestros espacios de formación y de las sistematizaciones de experiencias y de proyectos. Grabadas para guardar su memoria, para abrazar sus saberes, para darle sentido profundo a este andar luchando por la soberanía alimentaria que es luchar por la vida en nuestra tierra y por el pueblo.  

¡No hay futuro sin soberanía alimentaria! ¡Somos tierra para alimentar a los pueblos!

Foto: MNCI


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