viernes, 17 de abril de 2020

Este no es un juego



Hemos llegado casi al final de la semana santa, considerado en Honduras un tiempo de turismo religioso y vacaciones de verano, el más rentable período para restaurantes, hoteles, tour operadores, líneas aéreas y el comercio en general.

Sin embargo, en 2020 es otra historia.

El sector privado clamaba en la víspera que la dictadura soltara las trancas al jolgorio consumista de la población hondureña para reactivar la moribunda economía. Y que todo el mundo reiniciara sus actividades de rebusque el lunes de pascua, pero no fue así; al menos, eso parece.

La presión del cartel privado y de la clase media estupidizada por el mercado de consumo sigue siendo muy fuerte a favor de eso que llaman el “retorno a la normalidad” en los próximos días, con medidas suficientes de bioseguridad. Ese discurso pone a los jóvenes al frente de las prioridades para el trabajo, ahora sí: que se queden los viejos y salgan los jóvenes a trabajar dicen los capitalistas.

Oportunista, como ha probado ser el presidente impostor Juan Orlando Hernández, aprovechó la semana mayor para hacer otro de esos anuncios tontos que caracterizan su verborragia en los últimos 10 años de dictadura. Dijo que durante las primeras semanas de esta crisis ha pensado un plan de 20 años para convertir a Honduras en un país de primer mundo y que ha comenzado la revolución agraria con un decreto ejecutivo para sembrar las tierras incultas a fin de asegurar los frijoles en la mesa catracha. Más o menos ese es el anuncio en nuestras propias palabras.

Entonces, delante de este tipo de tonterías, que durante una década venimos escuchando de la generación fracasada del golpismo, no podemos perder el tiempo en su interpretación. La gente piensa que Hernández perdió completamente la salud mental y que se excede en sus hábitos de consumo. Nosotros creemos que él imita el discurso pajero del difunto Callejas cuyo cadáver importó el miércoles y que siendo el peor desastre de dirigente nacionalista militarista de la historia de Honduras, Juan también imita a Donald Trump calificado en Estados Unidos como el peor desastre presidencial de todos los tiempos.

“La única economía que se va a mejorar es la de los cementerios y funerarias que venden cajones” le respondió el segundo a bordo del Consejo Nacional contra la Corrupción, Odir Fernández.

Esa profecía del abogado Fernández tiene conexión con las proyecciones de un grupo de expertos de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras que considera un levantón de la pandemia del coronavirus al 30 de abril próximo.

“Según estimaciones de nuestro modelo el número de casos de contagio se incrementaría a 16,558 a nivel nacional para el 30 de abril próximo” dice el documento de la academia nacional divulgado esta semana.

Los científicos universitarios consideran que el manejo errático de la crisis por los activistas del Partido Nacional y los militares ha facilitado que la pandemia tenga una vida en ascenso hacia septiembre próximo y no hacia mayo como insiste el régimen.

Esta proyección de la Universidad Nacional coincide con otras similares hechas en España, Estados Unidos y Canadá, donde han sido canceladas las actividades de verano previendo la normalización de las ciudades hasta el comienzo de otoño en octubre próximo.

“Las proyecciones nos indican que la pandemia tendrá abiertas sus puertas en Honduras durante los próximos cinco meses, llegando a un máximo de 2,800,000 personas infectadas al 15 de junio del 2020 y que la misma finalizaría a mediados de Septiembre 2020“, dice el texto divulgado el jueves en Tegucigalpa.

Al divulgar y comentar este documento en sus redes sociales el reconocido médico garífuna hondureño Luther Castillo, quien está al frente de los procesos de formación de los infectólogos cubanos que curan en China, Italia, España, Venezuela y otros países, sugirió en las últimas horas: “Mi gente, lean esta proyección de la Universidad, esto no es un juego”.

Para la desgracia de Honduras la pandemia llegó justo en el momento de mayor degradación ética y política para la élite golpista, corrupta y narcotraficante que tiene el control de las instituciones, los medios, las iglesias y las armas.

El coronavirus devolvió a Juan Orlando Hernández una dosis de sobreexposición pública a base de cadenas de radio y televisión, que le permiten ahora una centralidad política capaz de saltarse las elecciones primarias en su partido y osar otra vez con violar la Constitución para mantener a Honduras en crisis de ilegitimidad perpetua.

Por eso fue despedido inmediatamente el comandante de la 101 brigada de infantería de Choluteca que denunció el martes la distribución sectaria de los sacos solidarios en el sur de Honduras. El oficial Rosevelt Hernández hizo público su rechazo al sectarismo del SINAGER al momento de entregar la comida de emergencia, porque eso es campaña vulgar. De quién? Esa pregunta ni se pregunta.

Rosevelt es la excepción, porque su institución militar en espíritu de cuerpo está absolutamente al servicios de la estrategia miserable que él ha denunciado y que favorece a la familia de Tonny Hernández, juzgado por traficante a gran escala en Nueva York, el epicentro del desastre estadounidense frente al Covid-19.

En varios países, particularmente en Estados Unidos y Honduras, sus presidentes han sido increpados por el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Ghebreyesus, quien pidió no politizar la pandemia a riesgo de que eso se traduzca en un numero mayor de muertes.

“Por favor, no politicen este virus”, dijo Ghebreyesus dirigiéndose a todos los políticos del mundo. Y enfatizó su pedido con una advertencia gráfica: “Si quieren tener más bolsas de cadáveres, entonces háganlo. Si no, entonces absténganse de politizarlo. Cuando hay grietas a nivel nacional y global, es cuando el virus tiene éxito. No deberíamos perder el tiempo señalando con el dedo”, dijo Tedros en una conferencia virtual en Ginebra, Suiza. Y agregó: “Esto es como jugar con fuego”.

Por último, Tedros dijo que lo peor del COVID-19 podría llegar a ser aún peor si los países no se unen para resistir su propagación.“Luchemos para suprimir y controlar este virus. Es peligroso”, dijo. “De lo contrario, de la forma en que lo estamos haciendo ahora, creo que lo lamentaremos”.

Eso es claro. Para qué más?

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