sábado, 11 de abril de 2020

“¿Cooperación? Lo que observamos es un resurgir del imperialismo y la competencia, incluso entre países supuestamente aliados”



Por Salvador López Arnal

Biólogo, máster y curso de doctorado en inmunología, doctorado en muerte celular, postdoctoral en Inmunología y metabolismo, y segundo postdoctoral en cáncer. Desde hace algo más de tres años lleva la plataforma de divulgación científica Ciencia mundana.

Vuelvo a robarte tiempo, gracias por tu amabilidad.

Se habla estos días de antivirales. ¿Qué es un antiviral? ¿Son efectivos? ¿Existen antivirales para protegerse del COVID-19?

En la actualidad se están probando en ensayo clínico unos 15 fármacos antivirales [1]. Los antivirales son fármacos que de alguna manera inhiben la capacidad del virus de replicarse en la célula. Se basan en tres estrategias:

1ª. Los que impiden que el virus penetre en la célula. Aquí, además de algún fármaco, se están probando anticuerpos (distinto a las vacunas). Por ejemplo: anticuerpos de personas recuperadas de la infección.

2ª. Los que impiden que se replique su material genético, ya sea inhibiendo la maquinaria (por ejemplo: en ensayo clínico están el Favipiravir) o la incorporación de nucleótidos (Remdesivir).

3ª. Y los antivirales que impiden que la envoltura (cápsida) del virus se ensamble. Por ejemplo, el Lopinavir.

Por otro lado se está intentando reciclar fármacos ya utilizados para otras enfermedades como la cloroquina, un antimalárico, que está teniendo mucha controversia por fundadas sospechas de fraude científico [2]. Y también existen tratamientos más sintomáticos como el Interferón B, que se ha popularizado entre la izquierda porque Cuba produce uno de los siete tipos comercializados.

Sobre si son efectivos: hasta que no terminen los ensayos clínicos no se puede saber con certeza. Eso sí, parece que alguno de los tratamientos contra el VIH servirá para tratar los casos más graves de SARS-Cov-2 porque se están viendo buenos resultados.

Pero es muy importante que tengamos en cuenta que ninguno de estos fármacos va a prevenir de ser contagiado. Podrían reducir la probabilidad de ser contagioso al reducir la carga viral, pero no tendría sentido tomarlos de forma preventiva, o más allá de enfermos graves, porque no son inocuos y el perjuicio sería mayor que el beneficio.

Me gustaría preguntarte por el tema de los fraudes científicos, acabas de aludir de a él, pero no se puede hablar de todo.

Con los compañeros del blog de divulgación científica “La paradoja de Jevons” estamos trabajando en un artículo, y también lo podemos hablar más adelante.

De acuerdo. La ciudadanía, no hablo específicamente del personal sanitario o de los trabajadores que están en primera línea de acción, ¿debemos o no debemos llevar mascarillas en tu opinión? ¿Qué tipo de mascarillas si fuera que sí? ¿Qué se consigue con ello?

A pesar del ruido mediático, la OMS lo deja claro en su web: “Solo llevar mascarilla si estás enfermo con síntomas”.

Ahora hay una gran polémica científica, con estudios y revisiones contradictorias. Por ejemplo, para el lector que lea inglés y quiera profundizar en la polémica, recomiendo este debate en Twitter. Lo resumiré: Un importante ensayo muestra gran eficacia en la reducción de la capacidad de transmitir el virus de personas sintomáticas, algo que ya sabíamos. O sea, imprescindible llevarla para todas esas personas sintomáticas y, por supuesto, para el personal tanto sanitario como el que esté de cara al público, teniendo en cuenta, por otra parte, que no se han visto diferencias entre mascarillas N95 y máscaras quirúrgicas en el personal sanitario [3].

Entonces, centrándonos en si la población en general debería llevarlas, nos encontramos con dos dudas:

Un estudio no encuentra virus en los aerosoles de personas positivas pero no sintomáticas. Sugiriendo que para que se dé el contagio de personas asintomáticas (que se ha visto que se da) tiene que haber un contacto continuo y estrecho. En otro estudio sí ven que existe contagio desde asintomáticos en un 25%, pero no existen pruebas de que en esa pequeña muestra los que se han contagiado no lo estuvieran ya.

Como ves, todo muy confuso.

Además, el uso apropiado de las mascarillas es no solo imprescindible para que sea eficaz, sino que la falsa seguridad que genera aumenta el riesgo de contagiar y ser contagiado si la tocamos continuamente, si está húmeda, si se reutilizan las desechables, si se deja la nariz fuera, etc.

Luego tenemos la guerra comercial. Interesante que los países con más capacidad industrial requisen ese material en perjuicio de países como el nuestro. O que se estén comprando aviones llenos de ese material en la pista del aeropuerto o incluso en el aire.

Mientras, el gobierno filtra informaciones contradictorias, como que están pensando obligar a llevar mascarilla, que llevan al pánico y al desabastecimiento. No entendemos por qué el ministro de sanidad lo ha dicho si la OMS no ha cambiado su opinión.

¿Cuál sería mi propuesta en España en la situación actual de confinamiento, restricción del trabajo y carestía de estos materiales?

Excelente pregunta. La respuesta.

Únicamente deberían llevar mascarilla aquellas personas que estén de cara al público, sector sanitario, cuidadoras, etc., las más vulnerables por edad u otras enfermedades y las personas con síntomas o positivas.

Una información que alarma y sorprende a muchas personas: España es el tercer país del mundo por el número de fallecidos en términos absolutos. ¿Cómo puede explicarse? ¿Los datos que nos llegan siguen siendo poco fiables?

Probablemente no haya una sola causa. En España se están contabilizando como positivas todas las personas muertas con síntomas, independientemente de si se le ha practicado el test.

Tenemos menos camas hospitalarias y menos personal sanitario per cápita que Alemania, algo relacionado con la mortalidad. Pero, por otro lado, Alemania parece que no está contabilizando a todos los muertos con el virus y ha tenido más capacidad de diagnóstico y contención.

Me pregunto, especulo, si también tiene que ver con prácticas sociales y otras cuestiones como el hacinamiento en los medios de transporte y las aulas, nuestra forma de hablar y besarnos, etc.

Se continúa hablando del origen del virus. Te copio unas palabras de la investigadora Silvia Ribeiro, la directora para América Latina del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (ETC): “Si bien hay un consenso amplio, científico, que es de origen animal, y se le atribuye su origen a murciélagos, no está claro el lugar de donde proviene, porque la mutación de los virus es muy rápida y hay muchos lugares en donde se podría haber originado. Con la intercomunicación que hay hoy en día a nivel global se podría haber llevado de un lugar a otro muy rápidamente. Lo que sí se conoce es que empieza a ser una infección significativa en una ciudad en China. Sin embargo éste no es el origen, sino el lugar en dónde se manifiesta primero. Rob Wallace, un biólogo que ha estudiado un siglo de pandemias durante 25 años, y que es también filo geógrafo, por lo que ha seguido el trayecto de las pandemias y los virus, dice que todos los virus infecciosos de las últimas décadas están muy relacionados con la cría industrial de animales.”.

¿Te parece razonable este planteamiento? ¿Algo que quieras matizar o ampliar?

Quiero dejar claro que me falta conocimiento en virología para saber buscar en las fuentes científicas. Pero en mi opinión es razonable pensar que tenga que ver con la extensión de la industrialización de la ganadería y la cría de animales salvajes.

Por lo pronto, sabemos que ninguno de los animales del famoso mercado de Wuhan tenía el virus, y que un tercio de los primeros casos notificados no tenían ninguna relación con el mercado [4]. Tuvo que originarse en otro sitio.

Lo que no termino de ver es la hipótesis de que ha estado transmitiéndose una versión atenuada entre humanos hasta evolucionar a su forma patógena.

¿Por qué?

Porque la diferencia principal entre el coronavirus del murciélago (o el pangolín) y el SARS-Cov-2 es la proteína que lo hace unirse a la célula. Me explico mejor.

Los virus mutan mucho, ciertamente, cuando replican su material genético. Pero a la vez, la probabilidad de que una mutación produzca una mejora en la eficiencia del contagio es muy baja. Además, ese virus mutado tiene que llegar a la célula, infectarla, replicarse e infectar a más gente. O sea, la probabilidad es aún más baja. Entonces para que ese evento ocurra se tienen que dar muchísimas oportunidades. ¿Cómo es más lógico que ocurra? Creo que es menos probable que un virus que se replica muy mal (y por tanto produce pocas partículas) mute y se transmita, que un virus que se replica muy bien en un animal salvaje criado en una granja, y que está continuamente en contacto con el humano, hasta que suena bingo.

Pero a lo mejor una persona experta en evolución en virus destroza mi razonamiento.

Para que os hagáis una idea visual del número de virus que matan a una célula: Fuente: NIAID Integrated Research Facility (IRF) en Fort Detrick, Maryland. Crédito: NIAID.

Un equipo de investigadores del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) ha identificado un fármaco en fase clínica que bloquea los efectos del virus SARS-Co-V2, en su etapa temprana de infección [5]. ¿Es una noticia científicamente esperanzadora? ¿Lo es esta también: “Josep Quer y su equipo del Vall d’Hebron han secuenciado el genoma completo de dos cepas del coronavirus” [6]

Conozco a la investigadora principal, Núria Montserrat. Por mi trabajo les he ayudado modestamente a hacer algunos experimentos de metabolismo en su sistema de “organoides tridimensionales” donde han probado el fármaco. Aunque en realidad no es lo que la gente entiende por fármaco, no es un “compuesto químico”, sino que han utilizado una estrategia muy interesante.

¿Nos explicas esa estrategia?

Si el virus se une a la proteína ACE2 que hay en las membranas de la célula, ¿qué pasa si metemos mucha de esa proteína pero soluble? Pues hará que la mayoría de los virus se peguen a esa proteína y no puedan infectar. Aunque me surgen algunas dudas, la cantidad necesaria de proteína podría ser tóxica. Pero, como dicen en su nota de prensa, es un tratamiento no curativo, sino que lo que haría sería reducir la carga viral.

Secuenciar el virus es necesario para generar un “árbol genealógico” del virus, como este.


Pero la verdad es que hoy día tampoco es un hito muy extraordinario, cada uno de esos puntos es una de esas secuenciaciones.

¿Puede menguar el Covid-19 en verano? ¿Podemos pensar en ello por el comportamiento de otros virus semejantes?

De nuevo tengo la sensación de que me falta formación básica. Pero reflexionemos. Qué es lo que hace que determinados virus como los de la gripe sean estacionales: la temperatura, la humedad, la radiación ultravioleta, las aglomeraciones en espacios cerrados (escuelas, universidades), y algo que sí controlo bien: se sabe que nuestro sistema inmune está más débil en invierno. Entonces, el virus de la gripe, que es “poco” contagioso, será más sensible a todas esas variables. ¿Qué pasa con el SARS-Cov-2? Lo primero, que no tenemos inmunidad poblacional frente al mismo. Entonces, si lo dejáramos a su aire, como quería Boris Johnson, la tasa de contagio sería altísima y esas condiciones no lo frenarían. Pero si llegamos al verano con una tasa de contagio menor a 1, si entonces tenemos pruebas de diagnóstico rápidas que nos permita aislar rápidamente a los contagiados y al menos un 20 % de la población ya inmunizada, entonces confío en que podré darme un baño en la Costa Brava.

Se habla de una vuelta escalonada a la actividad cuando la situación se supere. Que no podemos volver de golpe ¿Qué significa aquí una vuelta escalonada? ¿Por qué sería peligroso una vuelta general? ¿Podemos ver irrumpir otros coronavirus tan dañinos como éste? Si superáramos la situación, ¿podría volver este coronavirus en otoño?

Esta es mi propuesta de no epidemiólogo, intentando que esté bien argumentada.

En las condiciones actuales, con los medios y capacidades organizativas del Estado (escasas en algunos aspectos como se está viendo), la estrategia que yo seguiría sería:

1º. Conocer con más precisión el porcentaje de “seropositivos” y la distribución regional. Considerando, prudentemente, que los seropositivos son resistentes.

2º Hacer acopio de pruebas diagnósticas de las tres: la molecular por PCR, la “rápida” por detección del virus con anticuerpos y la serológica (en este vídeo las describo), para diagnosticar (y aislar) a todos las personas con síntomas que trabajen en sectores fundamentales.

En ese momento es importante empezar a relajar algunas medidas del confinamiento: se tiene que permitir salir a los niños y se tiene que permitir hacer deporte y algunas actividades al aire libre.

Y progresivamente, si los contagios no aumentan, mandar a trabajar a todo el mundo, como cuando se declaró el estado de alarma.

Estoy convencido de que si nuestros sistemas sanitarios y de cuidados (residencias, etc.) tuvieran capacidad de diagnóstico, de aislamiento, de contención y de no contagio, podríamos retomar la “normalidad” antes. Pero si uno de los focos de contagio, el personal sanitario contagioso es obligado a ir a trabajar, esto no terminará hasta que la mayoría de la población esté inmunizada, con el coste humano que eso tendría.

Respecto a lo último que me preguntas, probablemente este gráfico de un informe del Imperial College que ya hemos mencionado, ayude a entender la situación.


Aunque se ha modelado para Reino Unido, vale para entendernos. La idea es relajar las medidas de contención cuando se baje de un número de personas ingresadas en cuidados intensivos y volver a implementarlas cuando se superen, así se generaría esa curva.

Me parece muy pesimista, ellos mismos dicen que está sujeta a incertidumbre y consideran una tasa de contagio de 2.6.

Pero la realidad es que no podemos estimar nada hasta que no sepamos el alcance real de la epidemia.

Se ha informado de que una “vacuna” ha sido probada en ratones y produce anticuerpos específicos para este tipo de infección durante un año. Creo que es un trabajo de científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh. Parece que es la primera vez que los resultados de una vacuna en animales se publican en una revista científica, en este caso The Lancet, tras ser revisados por otros científicos de centros externos. ¿Noticia esperanzadora?

Hay un llamamiento internacional en la comunidad científica para que el Covid no agrave aún más la crisis de reproducibilidad, y por tanto credibilidad, del sistema científico. Ese artículo científico que menciona La Ser en su noticia, que es en realidad la traducción literal de esta, se publicó en una revista del grupo editorial Lancet. Los autores enviaron el borrador el 16 de marzo y se aceptó el 18. ¡Asombroso!

Por el poco tiempo transcurrido…

Exacto. Normalmente se tardan unos meses. Es verdad que esto urge, pero es imposible encontrar a los revisores, revisarlo, enmendarlo, en un solo día, imposible. Es la estrategia de los llamados “Predatory journals”, o revistas depredadoras. Creo que debería ser intolerable.

Si nos centramos en los datos que muestran, y aquí sí tengo experiencia, utilizan una estrategia inviable en humanos: utilizar determinados estímulos inmunológicos que en nosotros podrían generar fuertes efectos secundarios. Utilizan cinco ratones por grupo, cuando son necesarios decenas para que sea significativo. No sé de dónde saca La Ser lo del año de inmunidad, cuando los datos los muestran con anticuerpos generados hasta después de 4 semanas, o sea, un mes, cuando apenas se está formando la memoria inmunólogica.

La vacuna se va a desarrollar. Tengo confianza en que las “espinas proteicas” van a generar una buena respuesta inmune que bajará considerablemente la letalidad. Pero no hace falta ser marrullero.

Gracias, excelente. En una entrevista de Amy Goodman a Michele Barry, la directora del Centro de Innovación en Salud Global de Stanford, esta segunda señalaba que se necesitaba cooperación mundial para detener el contagio. ¿En qué puede consistir esta cooperación mundial? ¿Se está dando de hecho?

¿Cooperación? Lo que observamos es un resurgir del imperialismo y la competencia, incluso entre regiones y países supuestamente aliados. Se roban los aviones cargados de material sanitario, se cierran las fronteras para esos materiales… Pero, eso sí, que los productos agrícolas sigan circulando para el norte. No deja de ser curioso que la cooperación venga de países “malditos” como China o Cuba.

Obviamente haría falta intercambio de recursos y conocimiento. Por ejemplo, la transparencia con los datos epidemiológicos sería necesaria.

Hoy mismo ha saltado la noticia de que ha dimitido Mauro Ferrari, el jefe de agencia científica ERC (Consejo europeo de investigación por sus siglas en inglés) por desavenencias con altos cargos de la Comisión europea. Ha dicho en su carta, literalmente: “He estado muy decepcionado con la respuesta europea al Covid-19, en lo que respecta a la completa ausencia de coordinación en las políticas sanitarias entre los estados miembro, la recurrente oposición a las iniciativas de apoyo financiero de cohesión, al cierre de fronteras unilateral, y la escala marginal de las iniciativas de sinergias científicas [7]”

¿Qué está pasando en los países más empobrecidos y entre los sectores más vulnerables? El profesor Augusto Zamora R. señalaba recientemente una paradoja: “Uno de los principales efectos de la pandemia del covid-19 es sacar a la luz, como nunca antes, las atroces desigualdades en los países (España tiene a un 30% de su población en la pobreza o la miseria), algo que, en Latinoamérica, es sinónimo de muerte”. Confinar a los pobres, añadía, es condenarlos a la miseria y al hambre. “No confinarlos, exponerlos a la pandemia. Cualquiera de las dos decisiones tiene consecuencias fatales para los países y esto es lo que explica las vacilaciones y dudas de los gobiernos. ¿Preservarlos de la pandemia para matarlos de hambre? Y luego, ¿de dónde se sacará el dinero para levantar unas economías ya de por sí precarias y altamente endeudadas, en un mundo, además, al que la pandemia habrá metido en recesión?”. ¿Qué opinión te merecen estas reflexiones?

El otro día tuve un diálogo con unos compañeros de Revuelta Radio en Colombia:https://www.revuelta.org/podcast/hablamos-de-covid-19/. Tienen bolsas de economía informal que supera el 60%. Esos trabajadores no tienen otros ingresos y deben salir a buscar para comer. Los condicionantes sociales de la salud se ven más acuciados que nunca. El confinamiento es una medida letal en buena parte del mundo, la inmunidad de grupo, el laissez-faire sanitario es el mal menor.

Un analista, Gideon Lichfield, señalaba hace pocos días que todos tendremos que adaptarnos a una nueva forma de vivir, trabajar y relacionarnos [8] ¿Cómo lo ves tú?

No me gustan las profecías distópicas autocumplidas. Esta crisis no es un desastre natural o, digamos, las consecuencias de los desastres naturales varían dependiendo cómo se actúe frente a ellos. Desde el punto de vista sanitario, ya lo hemos discutido. No nos hace falta una vacuna para poder seguir disfrutando de nuestro estilo de vida y cultura mediterráneos. A finales de febrero me entrevistaban en una radio vasca y yo les decía: “No solo necesitamos camas y salud pública, necesitamos derechos laborales. Muerte al Frenadol”. Si tuviéramos derechos laborales, desde el principio, si no tuviéramos que ir a trabajar enfermos, si el sistema sanitario y la sociedad estuvieran preparados, en el momento que una persona tiene síntomas, en un par de horas se podría tener el diagnóstico y las medidas de aislamiento con todas las garantías laborales y sociales. No haría falta ni coerción, ni confinamiento, ni pasaportes inmunológicos estilo Gestapo. Solo derechos y medios.

¿Quieres añadir algo más?

Insistir en algo que me parece importante: las medidas que se están tomando son necesarias en tanto en cuanto el sistema no permite otras. Pero sí se podrían hacer las cosas de otro modo si viviéramos en otro sistema.

Notas







7) Traducción propia.


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