lunes, 18 de noviembre de 2019

Legalizando y regulando las drogas se reducirá impacto del narcotráfico



Analista mexicano Rubén Aguilar.
Desde que Estados Unidos inició la «guerra» contra el narcotráfico en los años setenta, los efectos de sus acciones siguen intactas en Latinoamérica y la discusión sobre el enfoque de esa lucha sigue sobre la mesa. Lo cierto es que el narcotráfico se convirtió en el mayor cáncer que tiene la región, al punto de cooptar los Estados, opine Rubén Aguilar Valenzuela.

Aguilar Valenzuela, es licenciado en filosofía, maestro de sociología y ciencias políticas en la Universidad Iberoamericana de México.

En una entrevista reciente con Radio Progreso, dijo que la situación de la región es muy preocupante, porque el trasiego de drogas secuestró la mayor parte de los Estados en la región latinoamericana, eso como resultado de las malas políticas para hacerle frente.

La estrategia fracasó

El modelo punitivo y prohibicionista impuesto por Estados Unidos y luego asumido por los Estados latinoamericanos, ha provocado una catástrofe y la línea de solución no es esa. El analista cree que los gobiernos tendrían que pensar nuevas mecánicas de lucha contra el narco, mismas que implican, desde su punto de vista la legalización y regularización de las drogas.

«En la medida que, el crimen organizado maneje grandes masas de dinero, al margen de la lógica institucional, obtiene una mayor capacidad de adquisición, negociación y de compra, sobre los aparatos estatales. La única manera para que se controle la violencia y todo el trasiego de estos alucinógenos, sería que los Estados de latinoamericanos legalicen el consumo de las mismas, así como está legalizada la droga del tabaco y el alcohol”, opina Aguilar.

El experto dice que se debe cambiar el paradigma, porque la causa de todos los problemas no es el narcotráfico como tal, sino las prohibiciones, además de las acciones corruptas y violentas que se generan en su entorno.

Grandes intereses

El analista internacional está convencido que los Estados y las personas que toman decisiones tienen claridad que, la legalización y la regularización podría ser una salida para toda la violencia que genera el tráfico ilegal de las drogas, sin embargo, no se pone en práctica porque se tocan grandes intereses.

“Habría que analizar muy bien el por qué, naciones como Estados Unidos, se niegan a esa realidad, cuando ellos son los principales consumidores de droga en todo el mundo. Todo tiene que ver con el mercado de las armas, de la justicia y del control de algunos gobiernos de manera perversa por parte del narco.

Hay muchos intereses y también muchas visiones absurdas que asumen que, la mejor manera como los Estados pueden contribuir a la reducción de violencia y el control del narcotráfico en los países es luchando a través de castigos y persecución”, dice Aguilar.

El tránsito de la droga encontró en los pobres de los países que producen los estupefacientes a sus víctimas favoritas. Así, el negocio de convertirse en «mula» se es uno más de los graves problemas que genera el tráfico de drogas.

Un informe elaborado por el propio Estado Unidos, detalla que el 90 por ciento de la cocaína que llegó al país norteamericano en el año 2017 pasó por el Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Guatemala y Honduras), mientras que países no productores, como Ecuador y Puerto Rico, donde en los últimos años se incautaron de casi 30.000 kilos, se convirtieron en paso para la droga.

Aguilar cree que, en el actual contexto los Estados latinoamericanos no avanzan hacia ningún lado, solamente hacia crear mayor debilidad en todas sus instituciones.

“Se produce un círculo perverso. Entre más dinero y poder del narcotráfico existe, más débiles se vuelven las estructuras estatales, se produce mayor tentación de entrar en una relación perversa entre políticos y las fuerzas de seguridad con el narcotráfico”, expresa.

El narco y su control en Honduras

En el juicio contra Tony Hernández, el nombre del presidente hondureño apareció en varios testimonios. 
A criterio de Rubén Aguilar el juicio de Tony Hernández y los señalamientos contra el presidente Juan Orlando Hernández, son un verdadero terremoto político en el país. 

«Es muy grave que, el hermano de un presidente haya sido encontrado culpable de participar en el narcotráfico. Resulta complicado pensar que, el presidente no estaba enterado. En principio podría ser una realidad, pero la gente tiene derecho a sospechar que sabía sobre de la participación de su hermano en este tipo de eventos», dice Aguilar.

Aunque Aguilar está convencido que las investigaciones de la justicia estadounidense continuarán contra el gobernante hondureño, no cree que las mismas se desarrollen en un corto tiempo, sino que, la estrategia para un posible juicio sería dejar primero que concluya su controversial mandato, para entonces comenzar un proceso para juzgarlo.

“Es cierto que DEA es muy estricta en sus investigaciones, es muy independiente en la búsqueda del accionar del narcotráfico, pero no podemos negar que no es una instancia neutral en términos políticos. En este caso, presionarían a Hernández a través de su embajada en Tegucigalpa, para lograr cierto nivel de control de sus intereses en el país. Y solo actuarían, si  comprueban los señalamientos, al final del mandato”, puntualiza el analista.

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