jueves, 14 de noviembre de 2019

Honduras, una nueva coyuntura o una coyuntura más



Por Luis Méndez

Foto: Luis Méndez

“La historia de Honduras se puede escribir en una lágrima” 

Rafael Heliodoro Valle

Asistimos a una nueva coyuntura social y política marcada por un contexto internacional de gran movilización popular, sobre todo en países donde el modelo económico y las políticas del FMI han labrado hasta el tuétano a la población oprimida por el gran capital, especialmente al pueblo chileno.

La declaración de culpabilidad de Tony Hernández en la Corte de Manhattan, NY.  Marca un punto de declive, y de crisis profunda para la red criminal, y de la narco política liderada por el “Presidente” Juan Orlando Hernández.  

Antes de la declaración de culpabilidad de TH, se tenía la hipótesis de que la coyuntura apuntaba (post juicio de TH), a una gran movilización de masas surgida por la noticia y vínculos de TH con su hermano JOH; y posteriormente que a partir de la conformación de una coalición política partidaria entre Manuel Zelaya, Luis Zelaya y Salvador Nasralla se podría avanzar hacía un plan de lucha para derrotar la dictadura. Coalición con dos de sus tres líderes en EEUU, haciendo lobby para incriminar a JOH; y uno de sus líderes en el país que públicamente hace llamados para sacar al dictador,  pero sin agenda, sin un plan de lucha, y sin acciones programáticas de carácter nacional. Por tanto, desde la lógica política partidaria los “gurú”, de cada instituto político pareciesen atrapados en sus cálculos políticos, en sus agendas electoreras y, en sus miedos de no ir más allá del orden sistémico, propio de sus institutos políticos. En ese sentido, queda nuevamente claro que desde la mirada político partidaria, (a seis días de haberse declarado culpable a TH), las condiciones para un levantamiento popular desde la oposición política partidaria sigue igual o peor que un día antes del viernes 18 de octubre.

De no avanzar o salir del letargo, de la nube en que están inmersos los partidos políticos, podríamos correr el riesgo de quedar atrás de la coyuntura y solo verla pasar, y que ésta sea una más de las que hemos vivido post golpe de Estado del 2009; y que la coalición se circunscriba únicamente a crear las condiciones para una candidatura “sorpresa”, desde esas instancias de poder donde sus lógicas, concepciones y vías de poder y contrapoder se limitan a las urnas y los votantes. Por lo que en este nuevo momento,  corresponde al pueblo avanzar, y en este contexto de cierta incertidumbre para la acumulación y articulación de las fuerzas populares;  es la hora de los movimientos sociales y populares; la hora de la avanzada popular, misma que no significa entrar en contradicción con los partidos políticos de oposición sino renunciar a esa subordinación histórica de estar a merced de “lo que el líder diga”,  de “cuando mande el líder”, la hora de descolonizar el poder, y de repensar la toma de decisiones (desde la horizontalidad) con todas las fuerzas políticas de oposición.

La hora de las alianzas estratégicas con todos los sectores sociales, políticos, económicos, artísticos – culturales para la caída de la dictadura, y de su red criminal que ha descuartizado el Estado. Llegó la hora donde el pueblo manda; de construir y crear poder popular.


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