martes, 15 de mayo de 2018
América Latina repiensa su desarrollo para afrontar la desigualdad
Por Ivet González
El objetivo central de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal) es posicionar “la igualdad como un valor fundamental del desarrollo”.
Con el propósito central de repensar como avanzar a un desarrollo más sostenible y con mayor igualdad, ahora que la región parece dejar atrás la desaceleración de los últimos años, la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal) comenzó su 37 período de sesiones en la capital cubana.
“Estamos creciendo de nuevo después de un par de años de recesión”, dijo este martes 8 Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, en la inauguración del encuentro más importante del organismo, porque rinde cuentas de su actividad, analiza los temas de mayor relevancia para el desarrollo socioeconómico y reorienta su trabajo.
Los pronósticos del organismo son de un crecimiento regional de 2,2 por ciento en 2018.
La máxima funcionaria de la Cepal, que este año cumple 70 años, indicó que “se requiere una redefinición de la cooperación internacional más aún en una región en transición como la nuestra, que hoy es calificada como región de renta media”, durante la apertura formal de la cita, que acoge el Palacio de Convenciones de La Habana entre los días 7 y 11 de mayo.
El escenario cambiante de las economías de América Latina y el Caribe, las viejas deudas en material de equidad de la región más desigual del planeta y la cooperación Sur-Sur centran la reunión bienal, en que el objetivo central de la Cepal es posicionar “la igualdad como un valor fundamental del desarrollo”.
Bárcena subrayó que la desigualdad “no solo es injusta, sino ineficiente e insostenible”, y que las desventajas afectan en mayor medida a las mujeres.
Y llamó, entre otras soluciones, a expandir los espacios fiscales, incrementar la inversión pública y el gasto social, atraer las inversiones, apostar a la innovación tecnológica en especial en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y la integración comercial y productiva de la región.
La cita congrega a representantes de los 46 países miembros y 13 asociados de la Cepal, además de investigadores y académicos, funcionarios de casi 30 organismos intergubernamentales, especializados y del Sistema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y varios representantes de diferentes organizaciones de la sociedad civil.
Este martes 8, Cuba recibió de manos de México la presidencia pro témpore del organismo regional para un período de dos años, responsabilidad para la que fue electa por unanimidad en mayo de 2016, en la capital azteca, durante el anterior periodo de sesiones.
“Debemos redefinir el concepto de desarrollo sobre todo en las regiones de transición con países de ingreso mediano como los de América Latina y el Caribe”, expresó António Guterres, el secretario general de la ONU, en el segundo periodo de sesiones de la Cepal que Cuba acoge en su historia, después del de 1949.
Guterres alabó la nueva herramienta suscrita el lunes 7 por la Unión Europea (UE), con el apoyo del Centro de Desarrollo de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), y la Cepal para promover el desarrollo sostenible a medida que los países de la región transitan hacia niveles de ingresos más elevados.
Bárcena suscribió en La Habana el instrumento denominado “Facilidad para el Desarrollo en Transición”, junto con Stefano Manservisi, director general de Cooperación Internacional y Desarrollo de la Comisión Europea, y Mario Pezzini, director del Centro de Desarrollo de la OCDE.
El mecanismo apoyará el diseño e implementación de políticas públicas para cumplir los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) dentro de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible que la comunidad internacional estableció en 2015.
La UE asignó al instrumento un monto inicial de 9,5 millones de euros, que con los recursos aportados por la Cepal y el Centro de Desarrollo de la OCDE se ampliará hasta llegar a los 16 millones de euros.
De los 33 países que componen la región, 32 son considerados como de renta media, lo que significa que van camino hacia el desarrollo y consolidan a la región como la de clase media del Sur en desarrollo.
“El hecho de que los países (del área) lleguen a tener un nivel de ingreso no quiere decir que ciertos problemas de desarrollo, de instituciones y productividad, se hayan resuelto”, abundó a IPS el secretario ejecutivo adjunto de la Cepal, Mario Cimoli.
A su juicio, “utilizar el ingreso medio como medida para decidir si hay o no desarrollo o usar el ingreso medio como barrera es un gran error”, en un contexto globalizado donde hasta los países desarrollados están afrontando obstáculos para crecer y generar más empleos.
“Si llegamos al ingreso medio y tenemos pobreza, eso quiere decir que tenemos problemas de instituciones, procesos y dinámicas que hay que comprender más profundamente”, esclareció el economista, para quien “hay que trabajar con el concepto de desarrollo en transición con diálogo y cooperación”.
Un estudio elaborado por la Cepal para esta sesión bienal, indica que la región continúa siendo la más desigual del mundo, con un coeficiente de Gini promedio de 0,5 comparado con 0,45 de África Subsahariana; 0,4 de Asia Oriental y el Pacífico y 0,3 para los países de la OCDE, dónde cero es la mayor desigualdad y uno la mayor igualdad.
“El mensaje central es que la desigualdad conlleva grandes costos de eficiencia, lo que redunda en que su superación sea una condición necesaria para el desarrollo”, alerta el documento “La ineficiencia de la desigualdad”, que Cepal va a lanzar el jueves 10.
En ese sentido, el organismo reafirma que la principal tarea pasa por avanzar hacia el desarrollo sostenible en sus tres dimensiones: social, económico y ambiental, lo cual contribuirá a generar un sistema económico más favorable para el aprendizaje, la innovación y el aumento de la productividad.
“La búsqueda de la igualdad y la eficiencia en un marco de sostenibilidad ambiental se ha hecho especialmente urgente a la luz de las tendencias recientes en el escenario internacional, que ha pasado por profundos cambios económicos, tecnológicos y geopolíticos”, advierte el organismo.
El informe Panorama Social de América Latina 2017 refleja que en 2016 la pobreza en América Latina afectó a unas 186 millones de personas, que representaron 30,7 por ciento de la población regional, después de una década de reducción en la mayoría de países.
Ese total incluyó 61 millones en situación de pobreza extrema, un alza de diez por ciento en relación con 2014, cuando esa situación impactaba a 48 millones de personas, para 8,2 por ciento de la población regional. Este sector más pobre de la región alcanza al 46,7 por ciento de niños y adolescentes, entre 0 y 14 años.
Pese al retroceso, el documento resaltó que entre 2002 y 2016, la región fue capaz de disminuir la pobreza en 15,2 puntos porcentuales, como también decreció en el mismo periodo la desigualdad de ingresos
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