jueves, 30 de enero de 2014

La lucha de clases en la información periodística


Rebelión

Por Ramón Pedregal Casanova *

Sólo con leer, ver y oír, en periódicos, cadenas de televisión y emisoras de radio de España, el trato denigrante dado a los y las trabajadoras de la limpieza de Madrid, que resistían en huelga el ataque de la patronal y del Ayuntamiento con el que estos querían liquidarlos, sabemos qué intereses defienden esos medios, y por tanto a quién defienden. Recuerden, con ello pueden saber que y quienes se dedican a escribir o a hablar por el régimen, esos son los primeros que nos dan en toda la cara y en el cerebro con el carácter de clase de tales medios.

Hace muchos años que no son medios “informativos” sino medios de negocio, que, también, el capitalismo emplea en la contención social. Continúan hoy vistiéndose con el término “informativo”, y si comprueban en sus cuentas de resultados que tienen pérdidas, debidas al descrédito entre la población lectora nos podemos preguntar ¿por qué empresas privadas, quiere decirse que buscan el beneficio privado de los capitalistas, mantienen empresas con pérdidas?: lo hemos indicado, hay dos elementos principales, el 1º, las pérdidas las enjuagan en otros negocios, sino se las paga el gobierno de turno, que coge dinero de los impuestos, dinero que debe emplearse en necesidades públicas, y se lo entrega al capitalista de turno, como ha hecho con banqueros, empresarios de autopistas, multinacionales de la electricidad, negocios privados de sanidad, incluyendo amnistías fiscales e indultos a ladrones capitalistas con nombres y apellidos, y un etcétera para el que necesitaríamos más espacio que el que da esta nota; y el 2º, la necesidad imperiosa del capitalismo de mantener al conjunto del pueblo al margen de todo lo relacionado con sus propios intereses en la vida diaria, con sus organizaciones, con sus luchas por cambiar la realidad en la que vive, con su conciencia de clase y la dirección política que arranca de la experiencia histórica. Este segundo aspecto es el más importante puesto que sin el no puede sostenerse el modelo social de explotación de seres humanos denominados “clase obrera”. La explotación de la clase obrera requiere el mantenimiento de un método “informativo” que lo encubra, y si no reconduzca los conflictos, de manera que las contradicciones sociales no adquieran trascendencia, y sus causantes no aparezcan como tales.

El que unos pocos accionistas, financieros, banqueros (son 5 multinacionales las dueñas de los medios y canales de distribución de noticias de todo el mundo, 4 estadounidenses y 1 francesa) escojan, elaboren y difundan lo que les interesa de todo lo que pasa en el mundo, no es ni más ni menos que la manifestación común de la dictadura capitalista.

Pascual Serrano recuerda en su prólogo a este libro necesario, “Periodismo y lucha de clases”, ahora reeditado, de Camilo Taufic, la aclaración del presidente de la mayor empresa de “información” en Suiza: “... las empresas tienen que concienciarse de sus fortalezas como filtradores y embellecedores de contenidos ...”, y en eso está incluido el borrado de todo aquel lenguaje que identifique a unas y otras con clases sociales para sustituirlo por el indefinido, hombres, mujeres, joven, mayor; blanco, negro; españoles, catalanes; ... resultando un encubrimiento de las causas conflictivas en la sociedad. En este trabajo, lastimosamente, participa el ejército de propagadores de noticias; tenemos un caso bien reciente, el más que lastimoso de los y las trabajadoras de la TV valenciana, que una vez en la calle por el cierre, se han decidido a contar la falsificación de noticias y las presiones que recibían para hacer tal “información”.

¿Rentabilidad individual de los capitalistas, o información que deje claro los motivos de las contradicciones y transmita y oriente las formas de acción a la clase obrera en la superación de sus deficiencias y de quienes la dañan?.

La clase que es dueña de la prensa en sus diferentes formas es la que organiza el pensamiento general en la sociedad y por tanto, esa dirección informativa, dispone la política a llevar a cabo por la clase en el poder económico financiero.

El periodismo no está situado en un margen de la marcha social, sino que forma parte del conglomerado de interese que se enfrentan, y en el capitalismo, el periodismo, es una herramienta, hasta ahora muy eficaz, que viene dejando una huella en la calzada del pensamiento social propia de la frenada que imprimen a las luchas en pos de la superación de la explotación social, a eso se dedica y hace lo posible para que asumamos la falta de noticias y de compromiso social como “normales”, o mejor como parte de la norma.

No hay neutralidad, no hay inocencia, no hay territorio al margen de la disputa, los medios “informativos” toman partido en cada palabra y en su dirección general. Y es que, como indica Camilo Taufic en su libro: “No son los instrumentos lo que cambiarán la naturaleza de la información colectiva, sino los mismos hombres y mujeres. Para perfeccionar -o simplemente sanear- a la comunicación masiva, hay que empezar por transformar la sociedad.” Pero el dominio político sobre el pensamiento del conjunto social no es el dominio de los “medios en abstracto, es el dominio del capitalismo, lo que significa una gran inversión en pos de los intereses obtenidos, y estos hablan por boca de los pocos apropiadores”.

¿Salidas para la clase obrera?: su creatividad, su empuje, su toma de conciencia política, lo que supone el cambio en su conformación como clase que quiere una sociedad acorde con sus necesidades; socializado el trabajo las soluciones a los conflictos sólo pueden ser sociales. La actividad periodística en esa función que necesita llevar a cabo la clase obrera es también una actividad de clase, y para eso la información requiere de la difusión por todos los medios de que se dispone, la calle, la transmisión mediante escritos, sean panfletos, revistas de pequeño formato, carteles, periódicos murales, reproducciones, y ahora los medios informáticos, sobre los que pende el espadón del capital que aun no ha podido limitar su uso.

La confianza de ciertos sectores en el medio informático puede que no sea desinteresado, puesto que pretenden hacer creer que con ello se va a dirigir la información, la necesaria organización social y hasta el futuro, sin indicar que parten del poder del mismísimo centro del imperio en todos su términos, militares, económicos, políticos, ... no tenemos más que ver el control y espionaje que el capitalismo lleva a cabo mediante las empresas de informática y telefonía, así lo han declarado hace unos días. No quiere decir esto que no haya que servirse de la herramienta, quiere decir, eso sí, que la solución está en la unidad y la lucha política de la clase obrera con todos los medios a su alcance. Si eso llega a atisbarse en el horizonte, si empieza a notarse el cambio en las mayorías, la clase explotadora lanzara sus medios “informativos” alentado el individualismo e ideologizando el movimiento que se produzca para sembrar de prejuicios y negatividad cualquier posible avance. Y es que como declara el mismísimo editor del Washington Daily News: “¿Quién disfruta de la libertad de prensa?: Los propietarios de los periódicos y sus semejantes. La libertad de prensa es la propiedad.”

Debemos concluir que la información es poder, y quien tiene el poder establece las reglas sociales, la organización de la sociedad y la dirección de esa sociedad. Buscar el cambio social requiere el trabajo con medios que arranquen de los intereses de la clase obrera, que ofrezcan los hechos claros, que recojan el problema partiendo del conjunto, que sean pruebas y pongan soluciones de bien social.

El libro de Camilo Taufic da información y formación.

Título: Periodismo y lucha de clases.

Autor: Camilo Taufic.

Prólogo: Pascual Serrano.

Editorial: Akal.

* Ramón Pedregal Casanova es autor de “Dietario de crisis” (Libros libres, de rebelion.org) y es autor de “Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios”, edita Fundación Domingo Malagón.

22 de Marzo Marcha por la Dignidad sobre Madrid.

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