lunes, 27 de enero de 2014
El paquetazo
Diario Tiempo
Apenas entró en vigencia, aunque parcialmente, el “paquetazo navideño”, la ola protestataria empezó su crecida y no da señales de detenerse con pretensiones de alcanzar un clímax de tsunami.
La razón principal del surgimiento de ese probable maremoto social es, en primer lugar, el hecho de crear un castigo tributario enfocado en la clase media y media-baja sin considerar el elevado grado de pobreza existente, que ahora aflige a casi el 80% de nuestra población.
Asimismo, porque ese “paquetazo” tributario no fue pensado precisamente para resolver el déficit fiscal y realizar un indispensable reajuste administrativo, en base a la eficiencia y la honestidad del servidor público, sino que a la obtención por la vía más expedita de recursos financieros para apoyar el gasto público.
De hecho, se trata de la aplicación del modelo neoliberal en una de sus versiones más extremosas, que consiste en cargar todo el peso del gasto público a la población contribuyente, con impacto en los sectores más pobres, mientras se protege una parte del sector adinerado, o sea aquel dedicado a los servicios y a la importación-exportación.
Dentro de ese enfoque, la producción nacional, especialmente la agropecuaria y la industria de transformación queda en condiciones precarias de competitividad, máxime si, como sucede en Honduras, no tiene respaldo suficiente del sistema financiero y carece de una adecuada organización y control del mercado local y sus cadenas de valor, así como del intercambio comercial internacional.
La aplicación de este “paquetazo navideño”, por lo tanto, contradice la necesidad fundamental que tiene nuestro país de impulsar la producción para satisfacer las necesidades internas y la exportación orientada a la creación de riqueza nacional y de empleo dignificante, lo cual requiere de políticas de Estado objetivas sustentadas estrictamente en el interés nacional.
Se trata, en realidad, de la adopción de una receta de muy corto plazo, de escasa visión, que en el lenguaje vulgar podría concretarse en aquello de “pan para hoy, hambre para mañana”. Sin embargo, en la condiciones socioeconómicas prevalecientes, el uso de esas fórmulas facilistas -y ajenas al interés nacional- tiende a efectos desastrosos, aún en el corto plazo.
Este es un tema muy amplio y complejo que debería ser parte principal de un debate nacional, haciendo acopio del mayor sentido de responsabilidad en nuestra “clase” política, lo mismo que en el ámbito académico y profesional, sobre todo ahora que sucede otro gobierno, pero en los rieles del mismo régimen estructurado en el fundamentalismo neoliberal.
Por el momento, las primeras señales en la búsqueda de raciocinio pueden advertirse en la reacción de los partidos proclives a la formación de un cuerpo de oposición constructiva, vale decir los partidos Liberal (PL), Libertad y Refundación (LibRe) y Anticorrupción (PAC), que tienen en este problema una de las prioritarias oportunidades de hacer valer su responsabilidad política y su compromiso patriótico.
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