martes, 21 de enero de 2014
Aníbal Delgado Fiallos y el Golpe de Estado de 2009
Aníbal Delgado Fiallos falleció el 28 de diciembre en San Pedro Sula.
Con una profunda tristeza pero al mismo tiempo con un inmenso orgullo he recibido la noticia de la desaparición física de uno de los Hombres que marcaron el siglo XX de Honduras.
Aníbal Delgado Fiallos... el maestro. el noble, el héroe, el socialista, el liberal, el honrado, el sabio, el amigo. Todo lo poseía de notable y sobre todo la humildad simple de los que andan en la búsqueda de la verdad.
Aníbal formó parte de esa pequeña estirpe de Honduren@s imposible de juzgar.
Letras, represiones le siguieron, pero sirvió a su patria allí donde ella se lo exigió. Heredero directo del general Cabañas a quien le brindaba la visita apostólica al templo de San Sebastián
Combatiente de la gran huelga del 54, cárcel cotidiana durante el golpe del 63... desaparecido en una cárcel clandestina.... para luego acompañarnos a aquella juventud de los sesentas a todas las luchas reivindicadoras. Perseguido por la represión más salvaje y criminal de la historia de Honduras... la liberal de los años ochentas. cuando el Batallón 3-16 recibió el poder de la hueste corporativa liberal del congreso nacional dandóle poder a la bayoneta asesina para acabar con la vida de la oposición minoritaria pero poderosa... Aníbal sufrió cárcel y desprecio.. y aun su propio partido lo traicionó..
Descanse en paz mi amado Aníbal....Ud cumplió y aquí dejó su herencia en la mente de cada uno de los que fuimos sus acólitos...persequetur eos transibit in pace semita in pedibus eius non apparebi
Emilio Guerrero
A continuación reproducimos los artículos que Delgado Fiallos escribió en el contextp del golpe de Estado de 2009. El primer artículo La Prensa se negó a publicarlo y circuló a través de la red FIAN,
De: Anibal Delgado Fiallos
Asunto: Artículo No Publicado
Fecha: jueves, 2 julio, 2009, 10:54 pm
Este artículo, correspondiente a mi columna semanal de los jueves en Diario La Prensa, no fue publicado el dia de hoy. Le ruego hacerlo circular. Saludos.
Exilio y retorno
Por Aníbal Delgado Fiallos
A pesar de mis diferencias con el presidente Zelaya y su proyecto de Cuarta Urna, no pude menos que indignarme cuando supe que había sido capturado, extraído de su casa y expulsado del país; fue un golpe de Estado en un momento de la historia de América donde nadie esperaba que ocurriera un evento de esta naturaleza.
Ningún ciudadano merece un tratamiento así; la Constitución proclama que el domicilio es inviolable, que ningún hondureño podrá ser expatriado, y que ninguna persona puede ser detenida o presa, sino en los lugares que determine la Ley , y en virtud de mandato escrito de autoridad competente.
Pienso que la jornada legislativa del domingo 28 estuvo marcada por este acto siniestro que la precedió y que es lo que motiva el repudio de la comunidad internacional; nadie ha podido explicarme porqué una solución constitucional tuvo que pasar por un acto tan deleznable.
Estimo que el presidente había caído en excesos en su propósito de impulsar a matacaballo un proyecto que nunca logró explicarse con total transparencia, ni vencer las grandes resistencias de importantes sectores de la sociedad, pero jamás el golpe de Estado debió contemplarse como una opción.
El diálogo y consensos inteligentes hubieran evitado graves desenlaces, pero no hubo capacidad para evitar la confrontación en aquellos momentos dramáticos cuando la confusión y la angustia atenazaban el ánimo de todos.
Indudablemente que ahora la posición política del presidente Zelaya se ha fortalecido y que de retornar al poder, como es casi seguro que ocurra, habrá de usarla para, sobre bases nuevas, activar mecanismos de diálogo con acompañamiento internacional para asumir una nueva conducta y consensos sobre los elementos que generaron la crisis.
Veo el problema no en las ideas de cambio, participación ciudadana o consulta popular que son correctas, sino sobre la pertinencia de una nueva Constitución cuyas definiciones ideológicas nadie conoce, la transparencia de las estrategias y la idoneidad del equipo promotor del proyecto.
En lo que a mí concierne debo asumir una posición ética en el seno de una divergencia activa: condenar el golpe y unirme a los sectores de la población que demandan la reinstalación de don Manuel Zelaya en la presidencia de la República.
Presiento que el gobierno del señor Micheletti será muy transitorio porque no podrá vencer dos obstáculos: el creciente descontento popular y la presión de la comunidad internacional, que no sólo afectará las relaciones comerciales sino que trascenderá al área deportiva, y esto en Honduras es grave.
Restitución de Zelaya
Por Aníbal Delgado Fiallos
Podemos aprobar o no el gobierno del señor Manuel Zelaya; podemos hacer cualquier tipo de balances sobre su administración, pero hay una verdad que nadie debe desconocer: él es el presidente constitucional de Honduras.
Lo ocurrido el 28 de junio fue una siniestra mascarada que rompió el orden constitucional, desató una terrible crisis política, nos aisló del concierto mundial y atropelló derechos fundamentales del señor Zelaya.
Salir de esta zona de tormentas es urgente, pero esta salida sólo será posible si se restituye en su cargo al presidente, no por la restitución en sí sino porque así lo demandan intereses fundamentales de la nación que no pueden florecer a la sombra de un régimen de facto.
El país necesita recobrar la calma, restablecer sus relaciones internacionales, recomponer sus procesos productivos y las rutas del comercio, superar sus demoras en la ruta del desarrollo, liquidar elementos políticos que indudablemente profundizan la crisis económica que vive el sistema.
Se necesita también fortalecer el principio por el cual se ha movilizado la comunidad internacional: la alternativa del golpe militar para resolver problemas políticos constituye una obscenidad inaceptable.
Pero hay algo que es fundamental para el futuro de la nación: la restitución debe llevar en su seno la simiente de la transformación democrática de la sociedad, la estructuración de gobiernos de buen desempeño, la liquidación de las terribles desigualdades sociales; la posibilidad de erradicar administraciones corruptas, botín de familias o pandillas partidistas.
La realización de esta posibilidad sólo debe depender del clima de libertades que se establezca y de la propia capacidad del movimiento transformador para organizarse, educar, plantear su programa de reivindicaciones, aglutinar la sociedad alrededor de ese programa y lograr la más alta credibilidad por la consecuencia de su discurso y la transparencia de sus dirigentes.
En el marco de las contradicciones propias de la realidad, si el golpe de Estado propició violencia y represión, también generó un fenómeno que se le opone: la más amplia movilización popular jamás conocida en Honduras.
Esa movilización es la base material del avance hacia una nueva democracia; por el sacrificio que significó para miles de personas pobres llenas de esperanza, por sus diáfanos anhelos, nos obliga a todos a honrarla, ser consecuentes con sus demandas y entender su cólera, producto de décadas de carencias esenciales; la presencia combativa de los excluidos es el mayor logro histórico de este paréntesis de ilegalidad.
8 octubre 2009
Artículo de Aníbal Delgado F./ La Prensa -15-10-09
¿Intervención o solidaridad?
Por Aníbal Delgado Fiallos
La historia de América Latina ha sido la de la intervención extranjera; una historia dolorosa, cruel.
La intervención se produjo con finalidades muy concretas: subyugar estas patrias para extraer lo mejor de sus riquezas en beneficio del capital extranjero o facilitar sus ventajas geoestratégicas para apoyar los planes de expansión o defensa de la nación hegemónica; la secuela inmediata de la intervención extranjera ha sido la dictadura.
La intervención extranjera que no es otra cosa que un atropello a la independencia nacional, siempre contó con el apoyo entusiasta de los grupos domésticos de poder, muchas veces fue pedida por ellos, suplicada con extremos de vergüenza, como cuando en la década del 80 Honduras fue ofrecida a los Estados Unidos para ser declarada Estado Libre Asociado.
Los pueblos de toda América Latina han venido librando una gran batalla contra la intervención extranjera; algunos ya enarbolan banderas de triunfo y sienten que están en deuda con quienes aún nos mantenemos en niveles embrionarios de lucha; surge así un amplio movimiento de solidaridad por la autodeterminación.
En Honduras sentimos el aliento de aquella solidaridad cuando hemos sido victimados por un golpe de Estado; se expresa en la gran dinamismo que se exhibe en los movimientos sociales, partidos democráticos, universidades, iglesias, grupos de intelectuales y cancillerías, orientado a ofrecernos su apoyo por la restauración del orden constitucional.
Bolívar, Morazán y Martí nos enseñaron que somos una sola patria, en esta forma no debe sernos extraña la presencia fraterna de ningún país latinoamericano acompañándonos en nuestros dolores y en nuestros empeños por una nueva sociedad.
Si intervención extranjera es una categoría política que sirve para designar el accionar de una potencia para obtener por la vía de la violencia, la compulsión o la amenaza ventajas políticas, económicas o militares en un país de menor desarrollo, jamás puede ser equiparada a un acto de solidaridad porque esta excluye la ventaja mercantil y abunda en propósitos nobles en el plano moral o material.
Cuando los pueblos en todo el continente, desde Canadá hasta Chile, se han movilizado para estructurar democracias reales y se enuncia la vigencia de relaciones cordiales para fundamentar la paz y el respeto a la autodeterminación, no podemos menos que considerar la política exterior de tales gobiernos como congruente con nuestros anhelos, aceptarla como buena y entenderla como un nuevo trato surgido de la entraña misma de nuestra historia y del pensamiento de nuestros héroes.
15 de octubre de 2009
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