jueves, 30 de enero de 2014
La guerra de los campos pagados
Radio Progreso
No cabe ninguna duda que el panorama político está adquiriendo un cierto aire de novedad y sorpresa ante la conformación de la directiva del Congreso Nacional. Además, es ocasión para corroborar una vez más como los medios de comunicación tienen sus preferencias ideológico-políticas que apoyan sin ningún miramiento y, por otra parte, constatar cómo manipulan la comunicación.
Y eso se está haciendo por medio de campos pagados, un medio periodístico que ha sido utilizado frecuentemente para las campañas electorales donde lo importante son los mensajes cortos, sin argumentación, impactantes y dirigidos a una audiencia poco crítica, manipulable y sin información. En estos momentos resulta paradójico puesto que de la manera más burda se implementa un campaña de desprestigio y distorsionada hacia Mel Zelaya y el partido LibRe. Y, cerrando este apartado, es bueno recordar que la finalidad de este tipo de campañas periodísticas es para hacer mucho ruido pero encubriendo la verdad.
Está claro que la estrategia del partido nacional es tratar por todos los medios conseguir la alianza con el partido liberal deslegitimando, al mismo tiempo, a las “fuerzas emergentes” para excluirlas y neutralizarlas. A nivel de país estamos reproduciendo lo que sucede a nivel mundial: el fortalecimiento de unas “democracias autoritarias” que se acompañan de una concentración del poder económico y político sin precedentes y a todos los niveles.
Por su parte el partido liberal busca el “equilibrio del filo de la navaja” y por eso afirma que el partido liberal debe mantener su propia identidad, no debe plegarse ni al partido de gobierno ni a otro bloque opositor sino permanecer independiente; en el centro social democrático y en ninguno de los extremos. Desde el punto de vista ciudadano y de la sociedad civil lo que ocultan estos planteamientos es la realidad que los nacionalistas ocultan y quieren a toda costa taparla a base de alianzas y campaña publicitarias. “El paquete de medidas fiscales debe ser derogado porque aumentará los índices de pobreza extrema y desempleo, al final reducirá los ingresos del Estado porque deprimirá la economía (…) El déficit fiscal es de 25,000 millones de lempiras, monto que se pretende financiar con las medidas de ajuste fiscal decretadas recientemente (…) estamos en contra que sea la población la que pague los errores que en materia económica cometió la administración saliente”, manifiestan diversas organizaciones de sociedad civil.
Podemos concluir que la “guerra de los campos pagados” no es solo contra “las fuerzas emergentes” sino contra un electorado al que solamente le duró la “luna de miel” un mes y que antes de la toma de posesión presidencial se siente profundamente utilizado y desvinculado de los “representantes del pueblo”
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