martes, 9 de noviembre de 2010
El circo Vaticano
En Lucha
Por Juan Vázquez
Supongo que el hecho de que los excesos verbales no figuren todavía expresamente incluidos dentro de los pecados capitales hace que la jerarquía católica haya hecho de su práctica un auténtico leitmotiv. El objeto de sus iras verbales ha incluido a ideologías (todas las imaginables menos el capitalismo), mujeres, gays, seropositivos y hasta meros objetos de latex y poliuretano como el condón.
Y cuando parecía que en el infierno al que nos habían condenado las “iras divinas” ya no cabía ni un alfiler, va el Papa y, durante su visita al Reino Unido, arremete contra el ateísmo, al que compara con el nazismo.
La salida de tono vaticana podría haber pasado sin pena ni gloria como una broma de mal gusto, si tenemos en cuenta que la solidez científica y la rigurosidad brillan por su ausencia entre la jerarquía católica.
Pero el comentario ha destapado la caja de los truenos por proceder de alguien que de adolescente vistió el uniforme de las juventudes hitlerianas y que es la cabeza visible de un “Estado” que existe como tal en virtud de un pacto con el gobierno fascista de Mussolini.
Las vinculaciones y buena sintonía del vaticano con el nazismo y las dictaduras en general son hechos bien conocidos y documentados. Pero, como parece que la existencia de pruebas irrefutables no les hace callar, quizás habría que hacerlo con un toque de humor, como el científico Richard Dawkins, que en su discurso al final de la manifestación de más de 15.000 personas en Londres contra la visita del Papa dijo: “Adolf Hitler era católico. Fue bautizado y jamás renunció a su bautismo (…). Si la Iglesia católica quiere contar a todos los bautizados como católicos, también tiene que contar a Adolf Hitler como uno de los suyos”.
Para Dawkins, la creación de un nuevo chivo expiatorio en el ateísmo tiene una razón de ser, y es la de intentar desviar la atención de los múltiples frentes que tiene abiertos Benedicto XVI, al que algunos ya denominan el jefe de la mayor banda de pedófilos.
Si es que, al final, tiene razón el dicho popular “pones un circo y te crecen los enanos”.
* Juan Vázquez es militante de En lucha.
Por Juan Vázquez
Supongo que el hecho de que los excesos verbales no figuren todavía expresamente incluidos dentro de los pecados capitales hace que la jerarquía católica haya hecho de su práctica un auténtico leitmotiv. El objeto de sus iras verbales ha incluido a ideologías (todas las imaginables menos el capitalismo), mujeres, gays, seropositivos y hasta meros objetos de latex y poliuretano como el condón.
Y cuando parecía que en el infierno al que nos habían condenado las “iras divinas” ya no cabía ni un alfiler, va el Papa y, durante su visita al Reino Unido, arremete contra el ateísmo, al que compara con el nazismo.
La salida de tono vaticana podría haber pasado sin pena ni gloria como una broma de mal gusto, si tenemos en cuenta que la solidez científica y la rigurosidad brillan por su ausencia entre la jerarquía católica.
Pero el comentario ha destapado la caja de los truenos por proceder de alguien que de adolescente vistió el uniforme de las juventudes hitlerianas y que es la cabeza visible de un “Estado” que existe como tal en virtud de un pacto con el gobierno fascista de Mussolini.
Las vinculaciones y buena sintonía del vaticano con el nazismo y las dictaduras en general son hechos bien conocidos y documentados. Pero, como parece que la existencia de pruebas irrefutables no les hace callar, quizás habría que hacerlo con un toque de humor, como el científico Richard Dawkins, que en su discurso al final de la manifestación de más de 15.000 personas en Londres contra la visita del Papa dijo: “Adolf Hitler era católico. Fue bautizado y jamás renunció a su bautismo (…). Si la Iglesia católica quiere contar a todos los bautizados como católicos, también tiene que contar a Adolf Hitler como uno de los suyos”.
Para Dawkins, la creación de un nuevo chivo expiatorio en el ateísmo tiene una razón de ser, y es la de intentar desviar la atención de los múltiples frentes que tiene abiertos Benedicto XVI, al que algunos ya denominan el jefe de la mayor banda de pedófilos.
Si es que, al final, tiene razón el dicho popular “pones un circo y te crecen los enanos”.
* Juan Vázquez es militante de En lucha.
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