viernes, 26 de noviembre de 2010
Radio Gualcho fue bastión de la Resistencia
Red Morazánica de Información
El comunicador, Omar Rodríguez, fue encontrado ya sin vida en la cabina de su Radio Gualcho, a la que identificó como “la insobornable, combativa y rebelde”, por los comunicadores del programa Venceremos que se iniciaría, como es habitual, a las cinco de la tarde.
Omar se enfrentó a la más cruda represión de la doctrina de Seguridad Nacional, impulsada por Estados Unidos que persiguió, en los años ochenta, a personas y movimientos sociales reivindicadores en América Latina.
El primer periodista propietario independiente, no descansó hasta montar, con sus conocimientos de electrónica, un pequeño transmisor de radio al que después conseguió, no sin recibir hostilidades, una frecuencia AM en el espectro radioelectrónico hondureño.
Fiel a sus ideales éticos revolucionarios, Omar nunca comprometió información mediante la comercialización de publicidad en su medio, y sostenía la radio con sus propios recursos, además del ingreso por vender algunos productos de audio.
Consciente, además, de que al permitirse ayudas, arriesgaría su libertad para mantener una línea editorial como él la había concebido.
Después de más de 30 años y luego del Golpe, aceptó el apoyo técnico de un amigo para desarrollar su radio en Internet, lo que la hizo trascender globalmente y le contactó con una fuente anónima que le proveía de las Micronoticias, un pequeño grupo de informaciones de Europa y Latinoamérica, muy precisas y exclusivas, sobre el manejo internacional de la crisis sociopolítica en Honduras, algunas que no proporcionaban otros medios.
Su trabajo fue recién dimensionado cuando a cambio de nada, retransmitió programas de otros medios radiales que fueron intervenidos y destruidos por el régimen de facto de Roberto Micheleti, con el golpe oligárquico- militar-clerical de junio de 2009.
La Radio Gualcho, que siempre sobrevivió con escasas condiciones técnicas, físicas y materiales, está ubicada en la propia casa de Omar, en la Colonia 21 de Octubre, uno de los primeros planes sociales de vivienda de clase trabajadora, en Tegucigalpa, capital de Honduras.
Sin embargo, la convirtió en un medio radial creativo, con avanzados procesos comunicacionales y pedagógicos en los que hacía lecturas revolucionarias frecuentes para sus oyentes, como la historia de la salvadoreña Radio Venceremos, y abrió una práctica interactiva con los chateadores en la Internet.
Omar impulsó contenidos radiales noticiosos, históricos, dramáticos y musicales alternativos y revolucionarios de América Latina, morazanistas, boliviarianos y martinianos, desafiando permanentemente el preconcepto y al sistema.
Encontró en el movimiento de Resistencia un espacio de acción propicio a la práctica de sus ideales, en el que se mantuvo luchando, sin exigencias, leal, incondicional al liderazgo del presidente defenestrado, Manuel Zelaya Rosales.
Y fiel a la idea de que, Zelaya es -hasta hoy-, el presidente constitucional, y que debía retornar a continuar su gobierno, interrumpido por la violencia brutal del golpe de Estado.
Riguroso en su búsqueda de coherencia en la práctica cotidiana de sus principios, escéptico ante la comercialización de la medicina y de los excesos del sistema capitalista, tuvo una vida austera, libre de naderías, de falsas pretensiones y estrictamente apegado a la vida crítica, dura, y casi carente de hipocresía.
Claro y directo para unos, tosco y rudo, para otros, sus radioescuchas le reclamaron, se pelearon y se conciliaron muchas veces.
Omar padecía de una diabetes crónica y falleció de un infarto al corazón, mientras hacía incansable lo de siempre, y en el lugar de siempre ... comunicar en su radio Gualcho.
El comunicador, Omar Rodríguez, fue encontrado ya sin vida en la cabina de su Radio Gualcho, a la que identificó como “la insobornable, combativa y rebelde”, por los comunicadores del programa Venceremos que se iniciaría, como es habitual, a las cinco de la tarde.
Omar se enfrentó a la más cruda represión de la doctrina de Seguridad Nacional, impulsada por Estados Unidos que persiguió, en los años ochenta, a personas y movimientos sociales reivindicadores en América Latina.
El primer periodista propietario independiente, no descansó hasta montar, con sus conocimientos de electrónica, un pequeño transmisor de radio al que después conseguió, no sin recibir hostilidades, una frecuencia AM en el espectro radioelectrónico hondureño.
Fiel a sus ideales éticos revolucionarios, Omar nunca comprometió información mediante la comercialización de publicidad en su medio, y sostenía la radio con sus propios recursos, además del ingreso por vender algunos productos de audio.
Consciente, además, de que al permitirse ayudas, arriesgaría su libertad para mantener una línea editorial como él la había concebido.
Después de más de 30 años y luego del Golpe, aceptó el apoyo técnico de un amigo para desarrollar su radio en Internet, lo que la hizo trascender globalmente y le contactó con una fuente anónima que le proveía de las Micronoticias, un pequeño grupo de informaciones de Europa y Latinoamérica, muy precisas y exclusivas, sobre el manejo internacional de la crisis sociopolítica en Honduras, algunas que no proporcionaban otros medios.
Su trabajo fue recién dimensionado cuando a cambio de nada, retransmitió programas de otros medios radiales que fueron intervenidos y destruidos por el régimen de facto de Roberto Micheleti, con el golpe oligárquico- militar-clerical de junio de 2009.
La Radio Gualcho, que siempre sobrevivió con escasas condiciones técnicas, físicas y materiales, está ubicada en la propia casa de Omar, en la Colonia 21 de Octubre, uno de los primeros planes sociales de vivienda de clase trabajadora, en Tegucigalpa, capital de Honduras.
Sin embargo, la convirtió en un medio radial creativo, con avanzados procesos comunicacionales y pedagógicos en los que hacía lecturas revolucionarias frecuentes para sus oyentes, como la historia de la salvadoreña Radio Venceremos, y abrió una práctica interactiva con los chateadores en la Internet.
Omar impulsó contenidos radiales noticiosos, históricos, dramáticos y musicales alternativos y revolucionarios de América Latina, morazanistas, boliviarianos y martinianos, desafiando permanentemente el preconcepto y al sistema.
Encontró en el movimiento de Resistencia un espacio de acción propicio a la práctica de sus ideales, en el que se mantuvo luchando, sin exigencias, leal, incondicional al liderazgo del presidente defenestrado, Manuel Zelaya Rosales.
Y fiel a la idea de que, Zelaya es -hasta hoy-, el presidente constitucional, y que debía retornar a continuar su gobierno, interrumpido por la violencia brutal del golpe de Estado.
Riguroso en su búsqueda de coherencia en la práctica cotidiana de sus principios, escéptico ante la comercialización de la medicina y de los excesos del sistema capitalista, tuvo una vida austera, libre de naderías, de falsas pretensiones y estrictamente apegado a la vida crítica, dura, y casi carente de hipocresía.
Claro y directo para unos, tosco y rudo, para otros, sus radioescuchas le reclamaron, se pelearon y se conciliaron muchas veces.
Omar padecía de una diabetes crónica y falleció de un infarto al corazón, mientras hacía incansable lo de siempre, y en el lugar de siempre ... comunicar en su radio Gualcho.
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