martes, 9 de noviembre de 2010
Comunicación, frente de guerra
Alai
Por Leonardo Wexell Severo
“Los frentes de guerra número uno, dos y tres están en los medios de comunicación y en el control de la opinión pública.” Las palabras del periodista vasco Unai Aranzadi, transmitidas por video a los participantes de la Conferencia Sindical sobre Democratización de la Comunicación, definieron las discusiones del encuentro, realizado en Montevideo los días 1 y 2 de noviembre. Según Aranzadi, los grandes medios siguen algunos “padrones de manipulación y de silencio impuestos por los conglomerados privados” para prostituir la información a cambio de la libertad de empresa y del discurso único del “partido del capital”.
Promocionada por la Confederación Sindical de Trabajadores/as de las Américas (www.csa-csi.org), con la participación de centrales sindicales, organizaciones sociales y expertos de más de 20 países latinoamericanos, la Conferencia destacó la necesidad de más protagonismo de los trabajadores en la lucha por la libertad de expresión – considerada un “valor indispensable para la construcción de una sociedad más justa”.
La actuación de los medios de comunicación de masa fue condenada por los participantes mientras se replicaban las denuncias de trasgresión, por parte de quienes hacen uso indebido de las concesiones públicas, a las más elementales normas de disputa democrática. Fueron mencionados desde el reciente caso brasileño – en el que el candidato de la oposición a la presidencia, José Serra, fue supuestamente “agredido” por una bolita de papel – hasta el racismo contra el presidente boliviano Evo Morales y las críticas a la presidenta Cristina Fernández, que aprobó una ley para disciplinar los abusos de los medios de comunicación en Argentina.
En la evaluación del secretario general de la CSA, Víctor Báez, mencionó ejemplos concretos de la necesidad de construirse un poder en red para contraponer las mentiras difundidas en contra de la soberanía y la libertad de los pueblos, Víctor habló del caso de los mineros chilenos.
Los 33 estuvieron 70 días bajo tierra, con los medios privados hablando mucho más de la acción de rescate y ocultando las verdaderas causas del desastre: la falta de inversiones en seguridad, por parte de la empresa, y la ausencia de fiscalización, por parte del gobierno. Por fuerza de la movilización popular, el gobierno tuvo que cerrar muchas minas privadas que se encontraban en las mismas condiciones.
“El movimiento sindical chileno habló de las causas del accidente, pero la denuncia se quedó aislada y la verdadera noticia no se difundió, porque todavía no hay una red”, evalúa Báez. “El derrumbe de la mina San José nos recordó el ocurrido en México, en Pasta de Conchos, en donde muchos trabajadores estuvieron enterrados a 100 metros de profundidad, sin cualquier auxilio. Y el dirigente sindical que denunció el accidente tuvo que exiliarse en Canadá.”
Imposición de un modelo
Rosane Bertotti, secretaria nacional de comunicación de la Central Única de Trabajadores (CUT) en Brasil, destacó la necesidad política e ideológica de construir un nuevo marco para regular el sector. En la Conferencia en Montevideo, Rosane dijo que algunas medidas sanadoras fueron “debatidas democráticamente por la sociedad brasileña y aprobadas en los foros nacionales de comunicación, y ahora serán materializadas en la Consolidación de las Leyes Sociales” del país.
“La democratización de la comunicación es un paso esencial para la profundización de la democracia y elemento fundamental para la valoración de los seres humanos”, expresó. “Con su concepción neoliberal de Estado mínimo, los privatistas intentaron inculcarnos sus contra-valores, confundiendo libertad de prensa con libertad de empresa.”
Como contrapunto al escenario hegemónico de los grandes medios en Brasil, la secretaria de la CUT puntuó que la central sindical ha invertido en la estructuración de sus propios canales de TV y radio, que hace poco empezaron a transmitir.
Como recordó el uruguayo Aram Aharonian, fundador de la emisora Telesur y dirigente del Observatorio Comunicación y Democracia de Venezuela, es fundamental que el movimiento sindical se articule con los movimientos sociales para la disputa de proyectos en la arena mediática.
“Tres décadas atrás, para imponerse un modelo político-económico teníamos que recurrir a las armas, con saldo de millares de muertos, desaparecidos y torturados”, destacó. “Hoy los medios de comunicación de masa llevan el bombardeo del mensaje hegemónico directamente al salón de nuestras casas, a nuestras cocinas y habitaciones, en las 24 horas del día.”
Según el pensamiento de Aharonian, “actualmente son las grandes corporaciones que manejan el latifundio mediático, que crean imaginarios colectivos virtuales y deciden quién tiene la palabra, quién es el protagonista y el antagonista, mientras trabajan para que las grandes mayorías sigan mudas e invisibles”.
Para combatir esta “verdadera dictadura mediática”, defendió el periodista, se tiene que “reivindicar y trasformar en realidad el sentido etimológico de la comunicación, que implica diálogo, interacción e intercambio para construir consensos entre las partes involucradas en el proceso.” Aharonian hizo hincapié en la importancia de la propuesta de la CSA para estructurar redes para construir un movimiento contra-hegemónico con vistas a incentivar acciones esparcidas en el continente, tornándolas mucho más fuertes y eficientes.
Gustavo Gómez Germano, director nacional de telecomunicaciones del Uruguay, resaltó que, en América Latina, por muchas razones, se está produciendo un proceso de revisión de las leyes sobre los medios de comunicación, en especial los electrónicos, como radio y TV. “En realidad, se trata de un proceso de re-regulación, porque la regulación anterior habilitaba y fomentaba la concentración de los medios en manos de unos pocos, a la vez que obstaculizaba el acceso a las grandes mayorías.”
De acuerdo con Gómez, los Estados deben revisar y reformar sus legislaciones y realizar controles adecuados para revertir e impedir la formación de monopolios y oligopolios en el control de los medios de comunicación. “Si el Estado no desempeña un rol activo, la democratización no será posible, el libre juego de la oferta y demanda no disminuirá los abismos
existentes en nuestras sociedades”, añadió.
Nuevo internacionalismo
Álvaro Padrón, de la Fundación Friedrich Ebert, entidad que apoyó la Conferencia de Montevideo, dice que el momento es de un “nuevo internacionalismo, con nueva base pragmática, más unidad y más pluralidad”. Según Padrón, cuestiones que eran marginales ahora ganan más trascendencia en el embate de ideas, poniendo en jaque la concentración de los medios. La conformación de una red de comunicación sindical, añadió, es una tarea urgente para colocar las entidades en una nueva posición de acción democratizadora. Así se puede virar la página del neoliberalismo que todavía asfixia muchos Estados nacionales.
Omar Rincón, también de la Fundación Friedrich Ebert, cree que estamos asistiendo a “una batalla inédita por el relato del país y por la hegemonía política, en donde los medios privados crearon su propia realidad, que representa a los dueños de los medios y que expresa poca transparencia informativa y económica.”
El representante del Colectivo Intervoces, de Brasil, Pedro Eckman rescató la trayectoria de lucha de los movimientos sociales por la libertad de expresión y demostró cómo los intereses de los grandes barones de la comunicación y de la libre empresa cayeron en contradicción frente a los derechos comunicacionales. Eckman defiende la necesidad de más articulación con el conyunto de los movimientos sociales para que caminen juntos en la consolidación de las redes contra-hegemónicas. Y explicó que “no es necesario reinventar la rueda, una vez que ya hay mucha experiencia acumulada. Basta fortalecer las alianzas.”
La Agencia Latino Americana de Información (ALAI) estuvo representada en la Conferencia de Montevideo por Osvaldo León, para quien el momento favorece una campaña sincronizada por la democratización de la comunicación. Nunca estuvo tan claro el papel dañino de los grandes oligopolios mediáticos, que encarnan una agresión al verdadero papel y a la responsabilidad de los medios de comunicación.
“Pluralidad y diversidad no entran en estos medios que ahí están. Por ello, nosotros defendemos la necesidad de invertir y contar con instrumentos propios. Si no decimos nuestra propia palabra, los otros no la van a decir.”
- Leonardo Wexell Severo, periodista brasileño, es integrante de la Secretaría de Comunicación de la Central Única de Trabajadores (CUT), Brasil.
Leer aquí la declaración final del encuentro: http://www.csa-csi.org/
Por Leonardo Wexell Severo
“Los frentes de guerra número uno, dos y tres están en los medios de comunicación y en el control de la opinión pública.” Las palabras del periodista vasco Unai Aranzadi, transmitidas por video a los participantes de la Conferencia Sindical sobre Democratización de la Comunicación, definieron las discusiones del encuentro, realizado en Montevideo los días 1 y 2 de noviembre. Según Aranzadi, los grandes medios siguen algunos “padrones de manipulación y de silencio impuestos por los conglomerados privados” para prostituir la información a cambio de la libertad de empresa y del discurso único del “partido del capital”.
Promocionada por la Confederación Sindical de Trabajadores/as de las Américas (www.csa-csi.org), con la participación de centrales sindicales, organizaciones sociales y expertos de más de 20 países latinoamericanos, la Conferencia destacó la necesidad de más protagonismo de los trabajadores en la lucha por la libertad de expresión – considerada un “valor indispensable para la construcción de una sociedad más justa”.
La actuación de los medios de comunicación de masa fue condenada por los participantes mientras se replicaban las denuncias de trasgresión, por parte de quienes hacen uso indebido de las concesiones públicas, a las más elementales normas de disputa democrática. Fueron mencionados desde el reciente caso brasileño – en el que el candidato de la oposición a la presidencia, José Serra, fue supuestamente “agredido” por una bolita de papel – hasta el racismo contra el presidente boliviano Evo Morales y las críticas a la presidenta Cristina Fernández, que aprobó una ley para disciplinar los abusos de los medios de comunicación en Argentina.
En la evaluación del secretario general de la CSA, Víctor Báez, mencionó ejemplos concretos de la necesidad de construirse un poder en red para contraponer las mentiras difundidas en contra de la soberanía y la libertad de los pueblos, Víctor habló del caso de los mineros chilenos.
Los 33 estuvieron 70 días bajo tierra, con los medios privados hablando mucho más de la acción de rescate y ocultando las verdaderas causas del desastre: la falta de inversiones en seguridad, por parte de la empresa, y la ausencia de fiscalización, por parte del gobierno. Por fuerza de la movilización popular, el gobierno tuvo que cerrar muchas minas privadas que se encontraban en las mismas condiciones.
“El movimiento sindical chileno habló de las causas del accidente, pero la denuncia se quedó aislada y la verdadera noticia no se difundió, porque todavía no hay una red”, evalúa Báez. “El derrumbe de la mina San José nos recordó el ocurrido en México, en Pasta de Conchos, en donde muchos trabajadores estuvieron enterrados a 100 metros de profundidad, sin cualquier auxilio. Y el dirigente sindical que denunció el accidente tuvo que exiliarse en Canadá.”
Imposición de un modelo
Rosane Bertotti, secretaria nacional de comunicación de la Central Única de Trabajadores (CUT) en Brasil, destacó la necesidad política e ideológica de construir un nuevo marco para regular el sector. En la Conferencia en Montevideo, Rosane dijo que algunas medidas sanadoras fueron “debatidas democráticamente por la sociedad brasileña y aprobadas en los foros nacionales de comunicación, y ahora serán materializadas en la Consolidación de las Leyes Sociales” del país.
“La democratización de la comunicación es un paso esencial para la profundización de la democracia y elemento fundamental para la valoración de los seres humanos”, expresó. “Con su concepción neoliberal de Estado mínimo, los privatistas intentaron inculcarnos sus contra-valores, confundiendo libertad de prensa con libertad de empresa.”
Como contrapunto al escenario hegemónico de los grandes medios en Brasil, la secretaria de la CUT puntuó que la central sindical ha invertido en la estructuración de sus propios canales de TV y radio, que hace poco empezaron a transmitir.
Como recordó el uruguayo Aram Aharonian, fundador de la emisora Telesur y dirigente del Observatorio Comunicación y Democracia de Venezuela, es fundamental que el movimiento sindical se articule con los movimientos sociales para la disputa de proyectos en la arena mediática.
“Tres décadas atrás, para imponerse un modelo político-económico teníamos que recurrir a las armas, con saldo de millares de muertos, desaparecidos y torturados”, destacó. “Hoy los medios de comunicación de masa llevan el bombardeo del mensaje hegemónico directamente al salón de nuestras casas, a nuestras cocinas y habitaciones, en las 24 horas del día.”
Según el pensamiento de Aharonian, “actualmente son las grandes corporaciones que manejan el latifundio mediático, que crean imaginarios colectivos virtuales y deciden quién tiene la palabra, quién es el protagonista y el antagonista, mientras trabajan para que las grandes mayorías sigan mudas e invisibles”.
Para combatir esta “verdadera dictadura mediática”, defendió el periodista, se tiene que “reivindicar y trasformar en realidad el sentido etimológico de la comunicación, que implica diálogo, interacción e intercambio para construir consensos entre las partes involucradas en el proceso.” Aharonian hizo hincapié en la importancia de la propuesta de la CSA para estructurar redes para construir un movimiento contra-hegemónico con vistas a incentivar acciones esparcidas en el continente, tornándolas mucho más fuertes y eficientes.
Gustavo Gómez Germano, director nacional de telecomunicaciones del Uruguay, resaltó que, en América Latina, por muchas razones, se está produciendo un proceso de revisión de las leyes sobre los medios de comunicación, en especial los electrónicos, como radio y TV. “En realidad, se trata de un proceso de re-regulación, porque la regulación anterior habilitaba y fomentaba la concentración de los medios en manos de unos pocos, a la vez que obstaculizaba el acceso a las grandes mayorías.”
De acuerdo con Gómez, los Estados deben revisar y reformar sus legislaciones y realizar controles adecuados para revertir e impedir la formación de monopolios y oligopolios en el control de los medios de comunicación. “Si el Estado no desempeña un rol activo, la democratización no será posible, el libre juego de la oferta y demanda no disminuirá los abismos
existentes en nuestras sociedades”, añadió.
Nuevo internacionalismo
Álvaro Padrón, de la Fundación Friedrich Ebert, entidad que apoyó la Conferencia de Montevideo, dice que el momento es de un “nuevo internacionalismo, con nueva base pragmática, más unidad y más pluralidad”. Según Padrón, cuestiones que eran marginales ahora ganan más trascendencia en el embate de ideas, poniendo en jaque la concentración de los medios. La conformación de una red de comunicación sindical, añadió, es una tarea urgente para colocar las entidades en una nueva posición de acción democratizadora. Así se puede virar la página del neoliberalismo que todavía asfixia muchos Estados nacionales.
Omar Rincón, también de la Fundación Friedrich Ebert, cree que estamos asistiendo a “una batalla inédita por el relato del país y por la hegemonía política, en donde los medios privados crearon su propia realidad, que representa a los dueños de los medios y que expresa poca transparencia informativa y económica.”
El representante del Colectivo Intervoces, de Brasil, Pedro Eckman rescató la trayectoria de lucha de los movimientos sociales por la libertad de expresión y demostró cómo los intereses de los grandes barones de la comunicación y de la libre empresa cayeron en contradicción frente a los derechos comunicacionales. Eckman defiende la necesidad de más articulación con el conyunto de los movimientos sociales para que caminen juntos en la consolidación de las redes contra-hegemónicas. Y explicó que “no es necesario reinventar la rueda, una vez que ya hay mucha experiencia acumulada. Basta fortalecer las alianzas.”
La Agencia Latino Americana de Información (ALAI) estuvo representada en la Conferencia de Montevideo por Osvaldo León, para quien el momento favorece una campaña sincronizada por la democratización de la comunicación. Nunca estuvo tan claro el papel dañino de los grandes oligopolios mediáticos, que encarnan una agresión al verdadero papel y a la responsabilidad de los medios de comunicación.
“Pluralidad y diversidad no entran en estos medios que ahí están. Por ello, nosotros defendemos la necesidad de invertir y contar con instrumentos propios. Si no decimos nuestra propia palabra, los otros no la van a decir.”
- Leonardo Wexell Severo, periodista brasileño, es integrante de la Secretaría de Comunicación de la Central Única de Trabajadores (CUT), Brasil.
Leer aquí la declaración final del encuentro: http://www.csa-csi.org/
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