La Resistencia conmemoró, este martes, con una manifestación hasta la embajada de Brasil en Tegucigalpa, un año del retorno sorpresivo del presidente defenestrado, Manuel Zelaya, quien permaneció hostigado y torturado durante cuatro meses en esa sede, después de ingresar a Honduras, burlando toda la seguridad fronteriza e interna del país.
Miembros del Frente Nacional de Resistencia (FNRP) caminaron en horas tempranas de la mañana hasta la embajada brasileña en donde aclamaron al presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, y entregaron una placa de agradecimiento para el mandatario de ese país, que brindo acogida a Zelaya como “huésped distinguido” en esa delegación diplomática.
Tras 86 días después de haber sido expulsado por el Ejército, y en una hazaña de dimensión epopéyica, Zelaya, vestido de chaqueta de cuero y de sombrero, reapareció en la azotea de la embajada brasileña, ante la casi incredulidad popular, convocando a un diálogo con todos los sectores nacionales, luego de driblar el operativo golpista de seguridad montado en todo el país.
Un mensaje de Radio Globo que decía que Zelaya se encontraba en el edificio de Naciones Unidas (ONU) y convocaba al pueblo para encontrarse con él, distrajo la atención sobre el lugar al que verdaderamente Zelaya se dirigió. Hasta ahora, el presidente Zelaya no ha contado detalles de cómo fue que logró ingresar al país.
Miles de personas se congregaron en las proximidades de la Embajada, donde permanecieron cantando y a la espera de las reapariciones de Zelaya al balcón de la casa ocupada por la representación diplomática brasileña; a pesar del toque de queda decretado para las cuatro de la tarde, por el régimen de facto de Roberto Micheletti que usurpó el poder popular.
Hasta que, a la madrugada siguiente, la población que se había quedado a acompañar a Zelaya, fue expulsada de la calle por policías y agentes Cobras con bombas lacrimógenas, resultando muerta Wendy Elizabeth Ávila, quien padecía de asma, después de ser hospitalizada en una condición respiratoria grave.
En la conmemoración de aniversario del reingreso, participaron varias de las personas que permanecieron, temporal o permanentemente, junto al presidente Zelaya en las oficinas de esa embajada.
Un poco más de cien personas estuvieron al inicio con Zelaya en esa sede, y debido a dificultades de higiene y de salud, provocadas por los cortes de la energía y del agua, y por la dispersión de químicos a la casa por el régimen de facto, que producían vómitos sanguinolientos, quedaron sólo la esposa de Zelaya, Xiomara, y el abogado Rasel Tomé, quienes salieron juntos hasta el 27 de enero amparados por el presidente Leonel Fernández de Republica Dominicana.
El padre Andrés Tamayo, líder ambientalista por la vida, tuvo que abandonar esa embajada días antes del 27 de enero, por tener que atender una urgencia familiar.
En su mensaje inicial del retorno sorpresivo, Zelaya agradeció el apoyo al presidente de ese país, Luiz Inácio Lula da Silva, y al canciller brasileño, Celso Amorim. Anunció que posiblemente al día siguiente, martes, llegaría a Tegucigalpa el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, y, después, algunas comisiones de las Naciones Unidas a fin de " iniciar el diálogo".
El enojo golpista
Mientras Manuel Zelaya confirmaba estar en Honduras, Micheletti se negaba a aceptarlo y se burlaba alegando que "Está tranquilo en una suite de un hotel de Nicaragua", y voceros de las Fuerzas Armadas decían que era “mentira”.
Hasta que el propio portavoz del Departamento de Estado, Ian Kelly, confirmó la declaración de Zelaya.
Micheletti acusó a Brasil de intervenir en los asuntos internos de Honduras, y amenazó con invadir militarmente la Embajada. El gobierno brasileño aseguró que Zelaya, llegó por sus "propios medios" a la delegación de Brasil en Tegucigalpa, donde se encuentra como "huésped", refutando la versión de Micheletti.
Hugo Chávez, confirmó, desde Caracas, que Zelaya estaba en Tegucigalpa y que habían hablado por teléfono. "Les informo que el presidente Zelaya viajando durante dos días por tierra, cruzando montañas, ríos, arriesgando su vida, apenas con cuatro compañeros, logró llegar a la capital de Honduras y está en Tegucigalpa", contó.
La comunidad internacional reconoció a Zelaya como el único presidente del país hasta que Estados Unidos impulsó realizar elecciones como parte del Pacto San José. El Consejo de Seguridad de ONU condenó, el 25 de septiembre, al régimen de Micheletti por el acoso a la embajada de Brasil en Tegucigalpa.
Pero las fuerzas militares no disminuyeron el hostigamiento, y continuaron aplicando tortura con aparatos electrónicos de infrasonido, reflectores, y con canciones en alto volumen, a través de parlantes, impidiendo dormir a los huéspedes de esa embajada.
El Comité para los Derechos Humanos en Honduras (Codeh) se encargó de asegurar condiciones mínimas de seguridad en el suministro de alimentación a Zelaya, que era sometida al olfateo por perros y, además de escasa, era proporcionada en horarios irregulares.
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