martes, 21 de septiembre de 2010
La violencia y los medios
Radio Progreso
Seguramente, usted, amigo y amiga, ya no le causará ninguna sorpresa ni mucho menos temor darse cuenta de los asesinatos individuales y colectivos que se registran a diario en el país. Ocurre en su comunidad y luego los vecinos hacen todo lo posible por volver a ver en la televisión el horrendo crimen y por si eso fuera poco, al día siguiente compran el diario cuya noticia será portada con todas las características del hecho violento.
Pero la noticia dura menos de 24 horas. En un comunicado del presbíteros de la zona pastoral de San Pedro Sula, La Lima y San Manuel, dijeron en el numeral uno que el número de las víctimas de la matanza en la Zapatería, la brutalidad y la premeditación que supone su ejecución, nos desconciertan y nos advierten de un peligro: el de acostumbrarnos a las continuas noticias de muertes con que cada día se nos va endureciendo el alma y el corazón, provocando en nosotros la indiferencia y el olvido de las causas que están a la raíz de estos atroces crímenes.
La violencia ya es común. Ahora todos los asuntos y las discordias se resuelven con violencia: matar y matar. Como sociedad hemos perdido el diálogo. Los medios de comunicación hablan de moralización pero no hay acuerdos que impidan la publicación de imágenes fuertes. Una persona que ha sido asesinada de la forma más salvaje posible es portada garantizada en los medios escritos y noticias más importantes para el resto de medios televisivos y radiales.
No se trata de callar una realidad que como hondureños y hondureñas estamos viviendo, pero los medios de comunicación deben ser más críticos de la forma como se está conduciendo al país. En nada ayudan los personajes que dirigen la secretaría de seguridad si la gente ya no puede circular tranquila por las calles.
Por primera vez Honduras aparece en la lista general de países, que según Estados Unidos, el mayor consumidor de drogas, no colaboran en la lucha contra el narcotráfico.
Los responsables de la seguridad nacional le achacan al narcotráfico buena parte de los asesinatos en el país. Pero ¿qué podemos decir de la frágil institucionalidad que se deja atrapar por dinámicas que ponen en peligro la vida de las personas?
Lo que la violencia nos indica es que el modelo de país que hoy tenemos ha fracasado y es necesario crear una nueva institucionalidad que ponga en el centro de atención a la persona humana y no se deje secuestrar por quiénes tienen el poder político y económico del país.
Seguramente, usted, amigo y amiga, ya no le causará ninguna sorpresa ni mucho menos temor darse cuenta de los asesinatos individuales y colectivos que se registran a diario en el país. Ocurre en su comunidad y luego los vecinos hacen todo lo posible por volver a ver en la televisión el horrendo crimen y por si eso fuera poco, al día siguiente compran el diario cuya noticia será portada con todas las características del hecho violento.
Pero la noticia dura menos de 24 horas. En un comunicado del presbíteros de la zona pastoral de San Pedro Sula, La Lima y San Manuel, dijeron en el numeral uno que el número de las víctimas de la matanza en la Zapatería, la brutalidad y la premeditación que supone su ejecución, nos desconciertan y nos advierten de un peligro: el de acostumbrarnos a las continuas noticias de muertes con que cada día se nos va endureciendo el alma y el corazón, provocando en nosotros la indiferencia y el olvido de las causas que están a la raíz de estos atroces crímenes.
La violencia ya es común. Ahora todos los asuntos y las discordias se resuelven con violencia: matar y matar. Como sociedad hemos perdido el diálogo. Los medios de comunicación hablan de moralización pero no hay acuerdos que impidan la publicación de imágenes fuertes. Una persona que ha sido asesinada de la forma más salvaje posible es portada garantizada en los medios escritos y noticias más importantes para el resto de medios televisivos y radiales.
No se trata de callar una realidad que como hondureños y hondureñas estamos viviendo, pero los medios de comunicación deben ser más críticos de la forma como se está conduciendo al país. En nada ayudan los personajes que dirigen la secretaría de seguridad si la gente ya no puede circular tranquila por las calles.
Por primera vez Honduras aparece en la lista general de países, que según Estados Unidos, el mayor consumidor de drogas, no colaboran en la lucha contra el narcotráfico.
Los responsables de la seguridad nacional le achacan al narcotráfico buena parte de los asesinatos en el país. Pero ¿qué podemos decir de la frágil institucionalidad que se deja atrapar por dinámicas que ponen en peligro la vida de las personas?
Lo que la violencia nos indica es que el modelo de país que hoy tenemos ha fracasado y es necesario crear una nueva institucionalidad que ponga en el centro de atención a la persona humana y no se deje secuestrar por quiénes tienen el poder político y económico del país.
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