jueves, 8 de octubre de 2009

Honduras: A dios rogando… y con el mazo dando



El golpismo habla de diálogo, pero incrementa la represión.
Más sangre derramada.

Según datos del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Honduras (COFADEH) serían 17 las personas fallecidas a raíz de la violencia desatada por las fuerzas represivas después del 28 de junio. Centenares los heridos y casi cien los ciudadanos y ciudadanas que sufren la acusación de sedición por haber defendido el orden constitucional quebrantado por el golpe de Estado.

Mientras el gobierno de facto sigue hablando de diálogo y sostiene un decreto que anuló las libertades individuales y colectivas, el suelo hondureño se empapa nuevamente de la sangre de sus mártires.




Después de la muerte el pasado 26 de septiembre de Wendy Elizabeth Ávila, de 24 años, afectada por los gases lacrimógenos lanzados por la Policía en el desalojo frente a la embajada de Brasil, el pasado viernes 2 el profesor Mario Fidel Contreras Moncada, de 50 años, miembro activo de la Resistencia y afiliado al Colegio de Profesores de Educación Media de Honduras (COPEMH), fue asesinado a pocos metros de su casa con dos disparos en su rostro por dos personas en una moto sin placa.

“Ya son cinco los docentes que fueron asesinados desde que se dio el golpe de Estado, y esto nos da mucha frustración –dijo a Sirel el delegado del COPEMH, Oscar Recarte.

No podemos enterrar un profesor cada semana debido a que el magisterio ha sido parte fundamental en esta lucha contra el golpe. Se nos han coartado las garantías constitucionales, se nos está asesinando y nos preguntamos hasta cuándo podemos aguantar todo eso.

Los pueblos del mundo deben tomar en cuenta lo que está ocurriendo y nosotros no vamos a seguir aceptando ver a nuestros compañeros ser asesinados”, concluyó Recarte.

Casi al mismo tiempo, en la aldea de Canculuncos, departamento de Santa Bárbara, el dirigente campesino lenca y miembro de la Resistencia, Antonio Leiva, era secuestrado y posteriormente cruelmente asesinado por desconocidos.

El sábado 3 fallecía también Olga Osiris Uclés, de 35 años, madre de cuatro hijos, miembro activo de la Resistencia y trabajadora de la Secretaría de Salud, quien el 30 de septiembre fue afectada por los gases lacrimógenos lanzados por la Policía para dispersar la manifestación pacifica frente a la clausurada Radio Globo.


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