sábado, 17 de octubre de 2009
La ONU, la OEA, los premio Nobel y el futuro de nuestros pueblos
Por Ricardo Arturo Salgado - Kaos en la red
La desgracia política en Centroamérica parece estar vinculada al premio nobel de la paz; en los años 80 le dieron ese premio a Oscar Arias por propiciar acuerdos que culminaron con la justificación de horrendos crímenes que nos costaron mas de 100 mil muertos, y un arreglo político que ahogó las aspiraciones de los centroamericanos por dos décadas; ahora el premio nobel de Obama esta ligado al de Arias para encontrar una avenida de perdón para los golpistas hondureños, y de paso crear el terrible precedente del uso de las armas para destruir los anhelos de los pueblos.
El Plan Arias, engendro de la mente de los que buscan perpetuar la miseria en nuestros pueblos, busca al final enviar un mensaje de desesperanza a los movimientos populares: “si no nos gusta lo que hacen, soltamos los gorilas y acabamos con sus sueños”. Pero no es Arias, es la agresividad de la política “lite” del imperio dirigido por los demócratas que quieren que el golpe tenga éxito, pero no admitir la responsabilidad del respaldo al mismo.
Así las cosas, el dialogo que se ha conducido en Honduras no puede considerarse un camino a la paz del país, ya que solo representa los intereses de las clases dominantes en el país, y en los países mas conservadores del continente. La negociación ha tenido como propósito central eliminar de la agenda política hondureña la posibilidad de una refundación del país.
Es indudable que aunque muchos hablemos de un mundo multipolar, los gringos aun conservan el dominio pleno, la escritura publica de propiedad del mundo. Ha dado lastima ver como se pronuncian lideres de diferentes latitudes promoviendo el dialogo y apoyando el Acuerdo de San José como única salida a la crisis hondureña. Han hecho una olímpica omisión de la opinión del pueblo hondureño en todo esto.
Que decir de las organizaciones regionales o mundiales. La OEA sigue siendo el “ministerio de colonias del imperio” y se ha dedicado a reconocer de forma tácita la “legitimidad” de los golpistas; de la ONU, lo único que se me ocurre es preguntar: ¿para que sirve?
Mientras los señores de la ONU ven como los de la OEA patrocinan la impunidad de los asesinos en Honduras; el régimen de facto no solo ataca con ferocidad y brutalidad sin precedentes en la historia de Centroamérica a las masas en resistencia, sino que comete el mayor atraco contra las arcas de un estado que ya es miserable por definición.
Que clase de organismos son estos que le permiten todas las licencias a aquellos que violan las voluntades de los pueblos. Micheletti incluso se ha dado el lujo de regañar a las delegaciones de ilustres personajes de los países americanos. Al dictador se le ha dado la opción de decirle todo lo que se le viene a su poco educada mente al mismo Thomas Shannon.
¿Quien o que poder le dice a la obtusa mente de este sujeto que puede hacer lo que quiera, que puede poner estado de sitio; acosar militarmente una embajada, que puede asesinar, torturar, violar, cerrar medios de comunicación? ¿De donde saca los fondos para mantener movilizados el ejercito y la policía por 110 días en un país donde cada vez que en el pasado reciente se ocupo movilizar el ejercito para mantener la seguridad interna, los presupuestos solo daban para 5 días máximo? ¿Donde la policía “carecía” de recursos para controlar la actividad del crimen organizado?
¿Y estas preguntas no se le ocurren a nadie en las Naciones Unidas? ¿Nadie tiene la lucidez necesaria para ver que el golpe es sostenido por toda la derecha continental, obteniendo dinero de múltiples fuentes, incluso estatales de países que se dicen democráticos? ¿O es que al final esa organización esta llena de países que levantan la mano cuando el imperio pide el voto; y se callan cuando el imperio lo ordena?
¿Para que nos sirve a los pueblos pagar diplomacia costosísima, si al final la misma no sirve mas que para vender nuestras aspiraciones?
La acción que puso a Manuel Zelaya en la situación en la que hoy se encuentra fue simplemente la iniciativa de preguntar al pueblo que es lo que quería para el país. Este es el delito por el que Hillary Clinton lo trata como menos que un problema de los Estados Unidos; por el que funcionarios gringos como Lewis Anselem lo llaman estúpido. Preguntarle a al pueblo le ha valido los epítetos mas terribles en los medios de comunicación del mundo.
Muchos se convirtieron en expertos sobre Honduras y dijeron que había que sentar a dialogar las dos partes. ¿Cuáles son las dos partes? ¿El asesino y la victima? Es increíble como personajes de la ONU argumentan que Zelaya promovió la lucha de clases en este país. Nadie parece tener claro que la lucha de clases se da aquí al margen de la voluntad de los políticos, que es condicionada por la inequidad; por las obscenas diferencias que existen entre los pocos que tiene mucho y los muchos que no tienen nada.
Como le pueden adjudicar a un hombre la promoción de las contradicciones que han estado presentes por siglos en el seno de la sociedad hondureña. La lucha de clases no es un fantasma, como lo pinta el cardenal Rodríguez, es una realidad que nos ha acompañado siempre, aun en los actos de caridad del cardenal cuando les da limosna a los pobres.
El problema de la ONU es que antepone los intereses estratégicos de un manojo de países a los principios morales que deberían regir un organismo mundial. La verdad, los países del mundo deberíamos considerar en serio si queremos seguir yendo a esas reuniones a hablar mucho y a levantar la mano, mientras las acciones de esa organización están dirigidas exactamente contra nosotros.
Vale la pena revisar cuanto nos conviene a los pueblos del mundo participar en una organización donde el que mas dinero y armas tiene es el que decide nuestro futuro sobre la base de las mentiras de los medios y las conspiraciones de los lacayos del imperio en cada país.
En cualquier caso debemos seguir luchando; luchar cada día mas. Al final nosotros mismos vamos a definir nuestro destino. Incluso bajo el escenario en el que se firma la rendición de San José, nosotros seguiremos luchando, hasta que podamos refundar este país.
Luchar incansablemente, mantener al enemigo confundido, desquiciado; demostrarle que no estamos dispuestos entregar nuestra lucha, ese es nuestro deber, pase lo que pase con los adefesios internacionales.
Hasta la victoria siempre!!!
16/octubre/2009
La desgracia política en Centroamérica parece estar vinculada al premio nobel de la paz; en los años 80 le dieron ese premio a Oscar Arias por propiciar acuerdos que culminaron con la justificación de horrendos crímenes que nos costaron mas de 100 mil muertos, y un arreglo político que ahogó las aspiraciones de los centroamericanos por dos décadas; ahora el premio nobel de Obama esta ligado al de Arias para encontrar una avenida de perdón para los golpistas hondureños, y de paso crear el terrible precedente del uso de las armas para destruir los anhelos de los pueblos.
El Plan Arias, engendro de la mente de los que buscan perpetuar la miseria en nuestros pueblos, busca al final enviar un mensaje de desesperanza a los movimientos populares: “si no nos gusta lo que hacen, soltamos los gorilas y acabamos con sus sueños”. Pero no es Arias, es la agresividad de la política “lite” del imperio dirigido por los demócratas que quieren que el golpe tenga éxito, pero no admitir la responsabilidad del respaldo al mismo.
Así las cosas, el dialogo que se ha conducido en Honduras no puede considerarse un camino a la paz del país, ya que solo representa los intereses de las clases dominantes en el país, y en los países mas conservadores del continente. La negociación ha tenido como propósito central eliminar de la agenda política hondureña la posibilidad de una refundación del país.
Es indudable que aunque muchos hablemos de un mundo multipolar, los gringos aun conservan el dominio pleno, la escritura publica de propiedad del mundo. Ha dado lastima ver como se pronuncian lideres de diferentes latitudes promoviendo el dialogo y apoyando el Acuerdo de San José como única salida a la crisis hondureña. Han hecho una olímpica omisión de la opinión del pueblo hondureño en todo esto.
Que decir de las organizaciones regionales o mundiales. La OEA sigue siendo el “ministerio de colonias del imperio” y se ha dedicado a reconocer de forma tácita la “legitimidad” de los golpistas; de la ONU, lo único que se me ocurre es preguntar: ¿para que sirve?
Mientras los señores de la ONU ven como los de la OEA patrocinan la impunidad de los asesinos en Honduras; el régimen de facto no solo ataca con ferocidad y brutalidad sin precedentes en la historia de Centroamérica a las masas en resistencia, sino que comete el mayor atraco contra las arcas de un estado que ya es miserable por definición.
Que clase de organismos son estos que le permiten todas las licencias a aquellos que violan las voluntades de los pueblos. Micheletti incluso se ha dado el lujo de regañar a las delegaciones de ilustres personajes de los países americanos. Al dictador se le ha dado la opción de decirle todo lo que se le viene a su poco educada mente al mismo Thomas Shannon.
¿Quien o que poder le dice a la obtusa mente de este sujeto que puede hacer lo que quiera, que puede poner estado de sitio; acosar militarmente una embajada, que puede asesinar, torturar, violar, cerrar medios de comunicación? ¿De donde saca los fondos para mantener movilizados el ejercito y la policía por 110 días en un país donde cada vez que en el pasado reciente se ocupo movilizar el ejercito para mantener la seguridad interna, los presupuestos solo daban para 5 días máximo? ¿Donde la policía “carecía” de recursos para controlar la actividad del crimen organizado?
¿Y estas preguntas no se le ocurren a nadie en las Naciones Unidas? ¿Nadie tiene la lucidez necesaria para ver que el golpe es sostenido por toda la derecha continental, obteniendo dinero de múltiples fuentes, incluso estatales de países que se dicen democráticos? ¿O es que al final esa organización esta llena de países que levantan la mano cuando el imperio pide el voto; y se callan cuando el imperio lo ordena?
¿Para que nos sirve a los pueblos pagar diplomacia costosísima, si al final la misma no sirve mas que para vender nuestras aspiraciones?
La acción que puso a Manuel Zelaya en la situación en la que hoy se encuentra fue simplemente la iniciativa de preguntar al pueblo que es lo que quería para el país. Este es el delito por el que Hillary Clinton lo trata como menos que un problema de los Estados Unidos; por el que funcionarios gringos como Lewis Anselem lo llaman estúpido. Preguntarle a al pueblo le ha valido los epítetos mas terribles en los medios de comunicación del mundo.
Muchos se convirtieron en expertos sobre Honduras y dijeron que había que sentar a dialogar las dos partes. ¿Cuáles son las dos partes? ¿El asesino y la victima? Es increíble como personajes de la ONU argumentan que Zelaya promovió la lucha de clases en este país. Nadie parece tener claro que la lucha de clases se da aquí al margen de la voluntad de los políticos, que es condicionada por la inequidad; por las obscenas diferencias que existen entre los pocos que tiene mucho y los muchos que no tienen nada.
Como le pueden adjudicar a un hombre la promoción de las contradicciones que han estado presentes por siglos en el seno de la sociedad hondureña. La lucha de clases no es un fantasma, como lo pinta el cardenal Rodríguez, es una realidad que nos ha acompañado siempre, aun en los actos de caridad del cardenal cuando les da limosna a los pobres.
El problema de la ONU es que antepone los intereses estratégicos de un manojo de países a los principios morales que deberían regir un organismo mundial. La verdad, los países del mundo deberíamos considerar en serio si queremos seguir yendo a esas reuniones a hablar mucho y a levantar la mano, mientras las acciones de esa organización están dirigidas exactamente contra nosotros.
Vale la pena revisar cuanto nos conviene a los pueblos del mundo participar en una organización donde el que mas dinero y armas tiene es el que decide nuestro futuro sobre la base de las mentiras de los medios y las conspiraciones de los lacayos del imperio en cada país.
En cualquier caso debemos seguir luchando; luchar cada día mas. Al final nosotros mismos vamos a definir nuestro destino. Incluso bajo el escenario en el que se firma la rendición de San José, nosotros seguiremos luchando, hasta que podamos refundar este país.
Luchar incansablemente, mantener al enemigo confundido, desquiciado; demostrarle que no estamos dispuestos entregar nuestra lucha, ese es nuestro deber, pase lo que pase con los adefesios internacionales.
Hasta la victoria siempre!!!
16/octubre/2009
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