jueves, 29 de octubre de 2009

El arte de la provocación

por: Diana Espinal Meza.
Si en algo han despuntado los golpistas de Honduras, en estos cuatro meses de dictadura es, en el arte de provocación. Desde que gestaron en las entrañas el Golpe de estado, se convirtieron en pervertidos (as) elegantes, que bajo un antifaz de lava, segregaron y segregan un veneno letal, listo para infectar especialmente al soberano.
El arte de provocar fue una consigna tóxica constante, un vehículo ponzoñoso de transmisión para aquellos que se alinearon con el bando "la información efectiva" aunque hayan visto, oído o sentido… había que apostar a la desinformación. El arte de provocar, les hizo creer a los de factos, que estaban listos y listas para jugar a los regímenes políticos en plena era de la globalización y en los albores de un siglo que apuesta a las democracias.




El arte de la provocación "como cianuro" estuvo avalada por los frutos de codicia, la ambición, la avidez y mezquindad, el egoísmo, la rapacidad, tacañería, cicatería, roñosería, usura, la ruindad de corazón, la miseria en sus formas de pensar, sordidez, envidia, ansia, el anhelo de ser los dueños de todo, etc. Esto los orilló a inaugurarse como los reyes y reinas ridículas, que demandaban la atención de todos y de quienes Albert Camus dice: "La capacidad de atención del hombre es limitada y debe ser constantemente espoleada por la provocación".
Desde el primer paso, avanzaron de provocación en provocación, de error en error: Expatriaron al presidente constitucional de Honduras, juramentaron bajo una carta falsa, hablaron de una sucesión constitucional como queriendo sentar esta premisa -que impone, en todo caso, relativizar la seguridad de las conclusiones, incluso las mayoritariamente seguidas- la indagación histórica de las relaciones entre adopción y sucesión parece encontrar su punto de confluencia más antiguo en las primeras y más rudimentarias formas de testamento del Derecho Romano arcaico.
El arte de la provocación, les llevó a convulsionar con reacciones viscerales como el cierre de medios de comunicación independiente de televisión y radio, la militarización del país, la represión desmedida, el abuso ante los derechos humanos, la emisión de decretos a destiempo, los toques de queda, desalojos, etc. Bajo el poder del arte de provocación negativa, solo fueron capaces de maquinar: Mentira tras mentira, engaños, falsificaciones, fingimientos, calumnias, inventos. Terminaron inyectándose su propio veneno.
Desde el otro lado de la moneda: El Soberano fue y es el Héroe. Auténtico gestor de provocaciones positivas. 123 días de marcha pacífica, desdibujaron las bases de toda provocación tóxica –La gente ordinaria hace cosas extraordinarias– está vigente más allá de lo que pudiéramos reconocer en un principio, y aquel "arte de la provocación" como buenos dadaístas supo que esa era la vía.
Todo el sentimiento es manifiesto en todo el arte, pero no es el primero que lo hace. Ellos buscaron una reacción y el soberano dijo: La restitución del orden constitucional es la solución y no el problema.
! Se ha cumplido el tiempo !


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