viernes, 8 de abril de 2016

¿A qué nos atenemos con la Comunidad Internacional?



Ante todo, cuando hablamos de la Comunidad Internacional nos referimos fundamentalmente  al gobierno de los Estados Unidos, al gobierno canadiense, a los gobiernos europeos y a los organismos multilaterales como la ONU a nivel mundial y la OEA como instancia continental.

El asesinato de Berta Cáceres despertó la indignación, repudio y asombro por parte de muchos de estos gobiernos e instancias multilaterales. Sin embargo, ¿de qué se asombran estos gobiernos y organismos multilaterales? ¿No es acaso la Comunidad Internacional la que ha dado el aval político y diplomático más firme para que se ensanche con firmeza un gobierno arbitrario y personalista que preside don Juan Orlando Hernández? ¿De qué se escandalizan, si el G-16 avaló a ojos cerrados el diálogo convocado por el presidente Juan Orlando Hernández sin importar que en el mismo jamás participarían sectores que se oponen al modelo extractivo, de los cuales Berta Cáceres era la más emblemática representante?

¿De dónde viene la indignación de la Comunidad Internacional si es la que ha dado el visto bueno a esa alianza entre las multinacionales y las élites locales para poner los bienes naturales, el territorio y la soberanía a la venta del mejor postor? ¿No es acaso esta alianza en base al extractivismo y la explotación de bienes naturales la que denunció Berta Cáceres, y por la que fue constantemente amenazada, y la que a fin de cuentas está en la raíz de su asesinato? ¿Y no es acaso la Comunidad Internacional la que primordialmente fomenta y estimula este modelo, y  avala y alienta a que Juan Orlando Hernández se reelija aunque cuente con el rechazo de importantes sectores sociales identificados con la lucha de Berta Cáceres?

Ya asesinaron a Berta Cáceres, se sigue criminalizando a personas y grupos que defienden sus comunidades, sus bienes y sus territorios en contra de la explotación extractiva conducida por empresas multinacionales. Más asesinatos, desplazamientos, migraciones, concesiones, explotaciones mineras, de ríos y de bosques  seguirán siendo parte del macabro paisaje hondureño. ¿Seguirá la Comunidad Internacional dando su aval? ¿Seguirá con su doble o triple discursos en aras de esa diplomacia fría que se convierte en cómplice de criminales, corruptos e impunes?

El diálogo sigue siendo el camino. Aquí no ha habido diálogo nacional. Hemos tenido el diálogo a la medida de Juan Orlando Hernández. Aquí se necesita que los sectores de toda la sociedad hondureña se sienten a dialogar para buscar caminos que no sean los que ya están hechos. La Comunidad Internacional es clave para que se realice este diálogo. Pero en base a una  condición: que deje de avalar a ciegas el gobierno de Juan Orlando Hernández y el modelo extractivista cuyos exponentes son los que principalmente condujeron con sus decisiones y sus ambiciones al asesinato de Berta Cáceres.

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