viernes, 15 de abril de 2016

"Como esperando abril"



En un abril de 2008 cuatro jóvenes fiscales del Ministerio Público, Victor Fernández, Luis Javier Santos, Soraya Morales, Jari Dixon, iniciaron la huelga de hambre contra la corrupción y la dignidad más emblemática que se haya conocido en nuestra historia nacional. El mismo Fiscal General del Estado les llamó “cuatro jóvenes ilusos” desafiando de un solo golpe a todos los poderes establecidos.

Aquella gesta que se inició con una timidez de niños traviesos se fue convirtiendo con el correr de los días en una de las convocatorias de mayor simpatía que se ha tenido en las últimas décadas. Los “cuatro ilusos fiscales” se sentaron en los bajos del Congreso Nacional en demanda de cosas muy claras y precisas: investigar actos de corrupción de políticos, funcionarios y altos empresarios hondureños.

Esas demandas prendieron en muchísima gente proveniente de muchos sectores de la sociedad hondureña. A los cuatro fiscales se les fueron uniendo decenas y decenas de personas. No pudo faltar entonces Berta Cáceres con los Copines que con sus resistencias ancestrales pusieron en preocupación a las élites hondureñas que usaron todas sus artimañas para desprestigiar y poner en precario la pulcritud de las intenciones y demandas contra la corrupción y por la dignidad nacional.

Ocho años después de aquella gesta, las demandas siguen tan a flor de piel como entonces. El año pasado decenas de miles de personas se movilizaron para exigir cárcel para todos los saqueadores del Seguro Social y una investigación a fondo de todos los sospechosos de actos de corrupción e impunidad, incluyendo al propio presidente de la República. Las cosas en el país no solo siguen intactas en aquellas demandas de los huelguistas de hace ocho años. Se han profundizado.

El gobierno –acechado por las presiones, incluso las internacionales—logró una alianza con la desprestigiada OEA y ha instalado la MACCIH. Las dudas y sospechas son objetivas porque las razones de posibles manipulaciones y controles por el presidente de la república saltan a la vista. La MACCIH tiene la altísima responsabilidad de superar el escollo de haber nacido de un diálogo amañado y de una presión popular porque viniera no la OEA, sino la ONU. Las expectativas y las miradas por lo que hará son inmensas, como inmensas serán las presiones para que actúe de acuerdo a las demandas de corrupción y de impunidad, y no de acuerdo a las alianzas bajo la mesa con el gobierno de Juan Orlando Hernández.

En abril tenemos hermosos recuerdos de luchas sociales, culturales y populares, y hoy como en todos los abriles, hacemos memoria de la lucha contra la corrupción y la impunidad, agradecemos a los fiscales que nos dieron ese empujón de dignidad hace ocho años, y nos quedamos cantando por otros abriles como el del 2008, como dice el cantautor cubano Silvio Rodríguez: “Mucho más, allá de mi ventana, algodones jugaban a ser un jardín, en espera de abril. Mucho más, allá de mi ventana, mi esperanza jugaba a una flor, un jardín, como esperando abril”.

No hay comentarios: