Por Adrián Pérez
“El movimiento estudiantil es el más sólido en la posdictadura.”
La salvaje represión a los estudiantes que se manifiestan contra la educación chilena encuentra sus raíces en el modelo económico planteado por Sebastián Piñera. Marcel Claude, economista y profesor de la Universidad de Chile en la Escuela de Economía asegura, en diálogo con Página/12, que este año el gobierno les va a entregar 35 mil millones de dólares a las compañías multinacionales que explotan cobre. Esa cifra representa tres veces el presupuesto para educación, doce veces el presupuesto en vivienda y siete veces el que se destina para salud. “Chile tiene la educación universitaria más cara del mundo, con un costo que representa el 72 por ciento del PBI per cápita”, asegura el especialista en desarrollo económico que lleva más de 40 conferencias dictadas en todo el país debatiendo con estudiantes y docentes sobre la crisis educativa.
–¿Cuáles son las claves para entender este conflicto?
–Toda la educación chilena está ordenada en torno de la lógica del lucro, ése es su eje central. El Banco Mundial señaló que cuando un estudiante se gradúa y sale al mercado laboral carga con un endeudamiento equivalente al 174 por ciento de su sueldo anual. Eso es una locura. Aunque un estudiante trabaje un año completo, todo el ingreso que gana tendrá que dejarlo en el banco. Se estima que cada estudiante se gradúa con una deuda promedio de 40 mil dólares.
–Una de las críticas más fuertes de los estudiantes ha sido que este modelo aumenta las desigualdades sociales.
–Los ricos estudian en las mejores universidades y los pobres en las peores condiciones, lo que incrementa las desigualdades con las que nacen. El 40 por ciento de los estudiantes que no termina la universidad queda endeudado y sin título. De los que terminan, el 60 por ciento no trabaja de lo que estudió. Esas son las cifras crudas y duras de la educación chilena.
–¿Qué alternativas existen ante este paradigma neoliberal?
–Tiene que constituirse un sistema público donde la educación sea un derecho asegurado por el Estado. Chile tiene los recursos para hacerlo.
–¿Cómo analiza el presente del movimiento estudiantil?
–Este movimiento es mucho más sólido que en cualquier otro momento de la historia posdictadura. Recorriendo el país pude observar que existe conciencia y un excelente nivel de reflexión política en todos los estudiantes. Eso despierta la esperanza real de construir un movimiento que vaya más allá de sus demandas. Los estudiantes han planteado la posibilidad de renacionalizar los recursos marinos, mineros y pesqueros. El 60 por ciento de los chilenos vive con un ingreso promedio inferior a un país como Angola. Ante este contexto, la gente toma conciencia de la situación y está despertando.
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