martes, 16 de agosto de 2011
El Departamento de Defensa de EE.UU. monitorizará las redes sociales en busca de amenazas
Bitelia
Por J. J. Velasco
Siempre que hemos hablado de herramientas para monitorizar las redes sociales hemos hecho énfasis en que es una tarea que permite a las empresas conocer qué se dice sobre ellas, detectar posibles focos de crisis, controlar la reputación de la marca y, sobre todo, recopilar datos que nos ayuden a comprobar que nuestra estrategia es la correcta o si necesita un ajuste. Gracias a esta escucha, las empresas pueden saber, también, qué está haciendo la competencia algo que, posiblemente, haya hecho encender una luz en la cabeza de algunas de las mentes pensantes del Departamento de Defensa de Estados Unidos que, como nuevo proyecto, quiere desarrollar un sistema de escucha en las redes sociales que les permita detectar amenazas y movimientos.
Con el objeto de detectar casos de ciberataques, frustrar planes terroristas y conocer dónde se podrían producir revueltas y levantamientos como los acontecidos en Egipto o Libia, el Departamento de Defensa destinará 29 millones de euros (42 millones de dólares) a este proyecto. Además de realizar esta escucha, parece que quieren ir más allá e identificar a aquellos que difunden “ideas para desinformar y fomentar el malestar”.
No es la primera vez que Estados Unidos interviene en las redes sociales, de hecho, mediante un perfil en Twittter gestionado por el Departamento de Estado, enviaban mensajes en farsi apoyando las manifestaciones en Irán. Según parece, quieren llevar esto un poco más lejos y quieren crear (y gestionar) una legión de perfiles falsos que sirvan como vehículo de difusión de las ideas que a Estados Unidos le interesen y con las que apoyar movimientos políticos o a los opositores de éstos. En el mes de marzo, Estados Unidos adjudicó un contrato (a través del Comando Central, Centcom) para desarrollar una aplicación que gestionase todos estos perfiles falsos de manera centralizada y que, además, evitase que se descubriese quién maneja los hilos.
La verdad es que uno lee esto y lo primero que se viene a la cabeza es una mezcla entre 1984 de Orwell y alguna novela de John le Carré, pero es tan real como la vida misma.
Por J. J. Velasco
Siempre que hemos hablado de herramientas para monitorizar las redes sociales hemos hecho énfasis en que es una tarea que permite a las empresas conocer qué se dice sobre ellas, detectar posibles focos de crisis, controlar la reputación de la marca y, sobre todo, recopilar datos que nos ayuden a comprobar que nuestra estrategia es la correcta o si necesita un ajuste. Gracias a esta escucha, las empresas pueden saber, también, qué está haciendo la competencia algo que, posiblemente, haya hecho encender una luz en la cabeza de algunas de las mentes pensantes del Departamento de Defensa de Estados Unidos que, como nuevo proyecto, quiere desarrollar un sistema de escucha en las redes sociales que les permita detectar amenazas y movimientos.
Con el objeto de detectar casos de ciberataques, frustrar planes terroristas y conocer dónde se podrían producir revueltas y levantamientos como los acontecidos en Egipto o Libia, el Departamento de Defensa destinará 29 millones de euros (42 millones de dólares) a este proyecto. Además de realizar esta escucha, parece que quieren ir más allá e identificar a aquellos que difunden “ideas para desinformar y fomentar el malestar”.
No es la primera vez que Estados Unidos interviene en las redes sociales, de hecho, mediante un perfil en Twittter gestionado por el Departamento de Estado, enviaban mensajes en farsi apoyando las manifestaciones en Irán. Según parece, quieren llevar esto un poco más lejos y quieren crear (y gestionar) una legión de perfiles falsos que sirvan como vehículo de difusión de las ideas que a Estados Unidos le interesen y con las que apoyar movimientos políticos o a los opositores de éstos. En el mes de marzo, Estados Unidos adjudicó un contrato (a través del Comando Central, Centcom) para desarrollar una aplicación que gestionase todos estos perfiles falsos de manera centralizada y que, además, evitase que se descubriese quién maneja los hilos.
La verdad es que uno lee esto y lo primero que se viene a la cabeza es una mezcla entre 1984 de Orwell y alguna novela de John le Carré, pero es tan real como la vida misma.
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