Por Juan Almendares
Las palabras tienen significado, sentido y utilitariedad según el contexto, el momento histórico, la concepción ideológica, la posición política y la clase social.
Después del golpe militar del 28 de junio de 2009 las palabras vándalos, vagos, revoltosos, -y otras que en calidad de improperios fueron vertidas por gente con poder- se volvieron parte del argot de la oligarquía, la jerarquía militar, religiosa, las “camisas blancas” y los sectores de la ultraderecha latinoamericana, norteamericana y europea representadas ad hoc en Honduras.
El objetivo ha sido el de descalificar a los sectores opositores: el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) y, particularmente, a las organizaciones magisteriales que constituyen una de las fuerzas opositoras más significativas de la nación.
Sin embargo, en el lenguaje jurídico, para justificar la detención, encarcelamiento, tortura y asesinatos se emplean los términos: sediciosos, terroristas y “destructores de la propiedad privada”.
Es por eso que, en el infierno de injusticia que vive Honduras, para enmascarar la situación, y presentar una imagen simbólica de democracia ha sido necesario “echarle la culpa a los vándalos”. Vale decir: presentar a los militares y civiles golpistas como “héroes nacionales” y buscar como chivos expiatorios responsables de los males de la educación al magisterio nacional.
No en vano se anuncia que las Fuerzas Armadas de Honduras serán responsables de la Educación de 75 mil niños y niñas en riesgo social por un periodo de tres años. Ahora los militares (para justificar los gastos en armas) no solamente son buenos médicos y enfermeras en sus brigadas cívicos militares sino que también vendrán a sustituir la función de los maestros en la educación.
Estas fuerzas golpean, disparan gases contra los cuerpos humanos, torturan y cometen crímenes con toda impunidad en las zonas garífunas, indígenas y campesinas, contra los educadores y asaltan las universidades; persiguen y aterrorizan a los estudiantes y al mismo tiempo en forma irónica tienen la misión de “tratar y educar a las “víctimas” de un sistema capitalista injusto y opresor.
Este lenguaje de “vándalos o revoltosos”; es parte de una guerra mediática nacional e internacional contra cualquier estamento de la sociedad que desee manifestar su derecho constitucional de protestar ante las injusticias.
La maquinaria de manipulación y propaganda tiene un gasto multimillonario que en vez de enriquecer los bolsillos de los ricos debería estar destinado a la educación y alimentación de los niños y niñas paupérrimos de Honduras.
En las declaraciones de Jeremy D. Spector, Agregado de Asuntos Laborales y Derechos Humanos en la Embajada de EEUU en Tegucigalpa del 29 de marzo de 2011 2:03 PM; se emplea la palabra “THUG” cuya traducción al español significa: “criminal, sanguinario, gamberro, bruto”, término que estigmatiza y etiqueta la protesta del movimiento magisterial.
El Sr. Spector reduce el problema de la violencia y la educación a la organización magisterial y considera que el ejército y la policía hondureños no son violentos. Según sus propias palabras: ”Otros reportes de los daños provocados por los manifestantes son una causa de gran preocupación para la Embajada”.
Ignoramos quién es el asesor-traductor del señor Spector; pero sí sabemos que el tratar de minimizar la inteligencia de los hondureños al utilizar términos altamente despectivo e insultantes como el susodicho “THUG” con la creencia de que no sabremos qué significa no hace más que reflejar una prepotencia imperial que creíamos estaba siendo alejada por el actual estilo gobernante en EEUU.
Dicho esto, Ahora parece que la mayoría de las lesiones reportadas han afectado a los funcionarios de seguridad. “Cuatro soldados se encuentran actualmente en el hospital con quemadas de segundo y tercer grado después de haber sido golpeados por ‘bombas molotov’ lanzadas por los manifestantes el 24 de marzo. Ha habido más lesiones de rocas y palos contra policías”.
Ante todo manifestamos que no deseamos ni trauma, terror o tortura para ningún ser humano del planeta tierra, sea civil, militar o policial; sin embargo tenemos que recordar al Sr. Spector que los autores intelectuales y materiales del proceso del golpe militar y de la violación sistemática de los derechos humanos fueron entrenados en la Escuela de las Américas y que muchos de ellos han participado en las maniobras bélicas que organiza el Pentágono en nuestro territorio, ocupado militarmente por el ejército norteamericano.
La dirigencia magisterial y el Frente Nacional de Resistencia Popular han mantenido la línea de no violencia y si han ocurrido eventos de agresión no son parte de su estrategia. Por el contrario en las manifestaciones han capturado a infiltrados que provienen de los cuerpos policiales y militares. En este proceso de dolor y sufrimiento del magisterio son centenares de profesores(as) los golpeados, perseguidos, expuestos a gases tóxicos y casi dos decenas asesinados.
Nunca se podrá comparar con las protestas magisteriales la brutalidad policial y militar, la presencia de sicarios, más de sesenta mil sujetos armados de la seguridad privada y la operación de las fuerzas militares colombianas. Estas fuerzas altamente pertrechadas con armas de alto calibre se exhiben diariamente para aterrorizar al pueblo y actúan cobardemente contra las fuerzas opositoras.
La aseveración del Sr. Spector: “La muerte de la maestra huelguista y manifestante Ivania Velásquez, quien fue atropellada por un vehículo de prensa, fue una tragedia” merece una reflexión crítica: Las bombas lacrimógenas disparadas contra el cuerpo de una persona no son armas disuasivas sino toxico-letales. No sólo hacen llorar sino que producen quemaduras, desorientan, causan descoordinación de los movimientos, irritan las vías respiratorias, producen espasmo bronquial, dificultad respiratoria, asfixia y muerte.
La profesora Velásquez se cayó por el impacto de la bomba, perdió la coordinación y la conciencia. ¡Posteriormente fue traumatizada por el automóvil!
Los discípulos de la Escuela de las Américas ordenan a los soldados de bajo rango que disparen las bombas lacrimógenas contra cabeza, tórax y abdomen, y en lugares cerrados donde se acumulan los gases tal como ha ocurrido en las Universidades y en los edificios colegios magisteriales.
Finalmente señalamos que el Sr. Spector no menciona en su declaración a la prensa : los derechos laborales de los maestros y maestras ni las violaciones sistemáticas a sus derechos humanos.
La protesta magisterial es histórica y la clase dirigente y dominante la ha satanizado. No obstante se ha demostrado que tiene respaldo de padres y madres de familia, así como del pueblo hondureño.
La protesta es en defensa de sus derechos laborales, del Estatuto Docente, de la Educación Pública y de los fondos de su jubilación y derechos sociales.
Los gobiernos han tratado de privatizar la educación en menoscabo de la educación pública. Cuando dicen que no van a privatizar ni afectar el Estatuto docente se expresa una gran mentira porque los Programas del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional dicen lo contrario.
La educación y la salud no deben ser una mercancía y por lo tanto no deben ser privatizadas. Nuestro pueblo no es vándalo ni “THUG”. Los verdaderos vándalos son los que producen golpes de Estado y promueven y alimentan el negocio de las armas. Los verdaderos “THUGS” son los que imponen sus intereses a sangre y fuego sobre pueblos y países indefensos.
¡No a las armas y más educación!
Tegucigalpa,
abril 2011
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