martes, 26 de abril de 2011

Hace medio siglo, en Cuba…

Ciudad Futura

Por Paco Arnau

Linch desembarcó en Playa Girón y Robertson en Playa Larga —ambas en el litoral de Bahía Cochinos, en la costa sur de la isla de Cuba— al frente de sendos destacamentos formados en su mayor parte por autoexiliados cubanos procedentes de La Florida y partidarios de la dictadura de Batista, régimen derrocado por una revolución popular que triunfó poco más de dos años antes de este acontecimiento con la entrada de Fidel Castro en La Habana el día de Año Nuevo de 1959.

Antecedentes históricos… y económicos
La principal causa de esta intervención militar de EEUU contra Cuba hay que buscarla en la economía, principio y fin de casi todas las guerras modernas. Desde el triunfo de la revolución La Habana demostró que el afán del pueblo cubano de independizarse de la explotación económica colonial de la isla por parte de EEUU desde que se liberara del yugo español iba muy en serio.

Tras la guerra entre Estados Unidos y España en 1898, que se saldó con la derrota de la antigua potencia colonial europea en la última guerra declarada que ha mantenido España contra una potencia extranjera, los estadounidenses dispusieron a voluntad en la mayor isla del Golfo de México y el Caribe de un nuevo “Estado vasallo” en su patio trasero durante la mayor parte de la primera mitad del siglo XX, con tres invasiones directas de tropas de marines desde 1898 incluídas. A partir de ahí, Cuba paso de ser —en la práctica— colonia española a colonia estadounidense.

Si bien es cierto que la Revolución cubana no había declarado aún su carácter socialista en los dos primeros años (1959-1960), el nuevo gobierno de la isla había decretado la nacionalización de los principales recursos exportables del país —hasta ese momento en manos estadounidenses— a través de una profunda reforma agraria; así como la prohibición legal o la nacionalización de otros importantes intereses norteamericanos en Cuba que movían cientos millones de dólares, como era el caso del juego, el tráfico de drogas, la prostitución o el sector de la hostelería, monopolizados los tres primeros por la Mafia y en el caso del cuarto, en su mayor parte en manos de esta organización económica-delictiva que gozó de influyentes ramificaciones políticas durante las presidencias de Eisenhower y Kennedy (tal y como se refleja en algunas conocidas obras cinematográficas). Todas estas medidas del nuevo gobierno cubano surgido de la Revolución contaron con un apoyo popular masivo en la isla, como así reconocían informes de los propios servicios estadounidenses que operaban en el interior de Cuba.

Perder el gran pastel cubano, la mayor y más poblada de las Antillas con 1.000 kilómetros de punta a punta, no era por tanto —desde el punto de vista estrictamente económico— una opción asumible para un país que era una superpotencia militar global y que consideraba el Hemisferio Occidental, las Américas, como territorio bajo su soberanía de facto, como así demostraron con decenas de intervenciones y golpes de Estado en Latinoamérica para defender sus intereses económicos desde que derrotaran y expulsaran a España de esa parte del mundo en 1898 y que aún hoy continúan. El reciente golpe de ultraderecha en Honduras impulsado por la administración de Obama ha sido la última cuenta de este rosario.

‘Bay of Pigs’
La operación en Bay of Pigs en 1961, conocida en Cuba y Latinoamérica comúnmente como “Victoria de Playa Girón” y en España como “Invasión de Bahía Cochinos”, tiene sus antecedentes en una orden del presidente Eisenhower a la CIA consistente en organizar un cuerpo paramilitar de contrarrevolucionarios cubanos residentes en EEUU el año anterior, en marzo de 1960; ello en el ámbito de una operación de acoso y derribo denominada “Operación Cuba” que incluía otros medios, como los atentados terroristas, el sabotaje de los recursos económicos de la isla o sucesivos intentos fracasados de magnicidio de Fidel Castro. La idea de la invasión de abril de 1961 consistía en establecer una avanzadilla en la isla mediante un desembarco nocturno efectuado en primera instancia por fuerzas cubanas de La Florida, pero que contara con el apoyo decisivo de la financiación y las fuerzas aeronavales estadounidenses. Pero éste, al parecer, era sólo el primer acto de la obra… El profesor Hernando Calvo afirma en un esclarecedor texto publicado recientemente en la edición en español de Le Monde Diplomatique:

«Según lo planificado en Washington, los mercenarios de la Brigada debían lograr rápidamente un territorio “liberado”. Ahí sería trasladado desde Estados Unidos el “gobierno provisional”, el cual estaría compuesto de exiliados seleccionados por la CIA. En ese momento Kennedy le daría “reconocimiento”, el “nuevo gobierno” pediría ayuda internacional y los Marines desembarcarían».

El 15 de abril de 1961 aviones de combate estadounidenses (ocho bombarderos B-26 con enseñas cubanas convenientemente pintadas para la ocasión en el fuselaje) bombardearon objetivos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba al objeto de preparar el desembarco de la “Brigada de Asalto 2506″, designación dada al cuerpo expedicionario contrarrevolucionario. Al mismo tiempo, cinco buques con mercenarios y armas escoltados por la US Navy navegaban hacia la isla.

Sonado fracaso y ‘obsesión cubana’
La operación en Bay of Pigs terminó convirtiéndose en un sonado fracaso. Debido a los arrecifes y a la nocturnidad del desembarco, en torno a la medianoche del 16 de abril sólo un puñado de mercenarios consiguió finalmente llegar a las playas o a cenagales de la bahía para ser repelidos en primera instancia por un pequeño destacamento cubano. La todopoderosa marina de guerra de EEUU, experta en esas lides, jamás había intentado un desembarco nocturno (ni siquiera en la Segunda Guerra Mundial) y el “experimento cubano” acabó siendo un fiasco… Ya alertado del intento de invasión, el gobierno revolucionario envió a la zona unidades dotadas con tanques, morteros y ametralladoras recientemente adquiridos a la URSS y a Checoslovaquia que aplastaron los últimos focos de resistencia. Las operaciones fueron dirigidas personalmente por Fidel Castro y los pocos aviones de combate de las fuerzas aéreas leales que se salvaron del ataque del 15 de abril abatieron el grueso de la fuerza aérea expedicionaria enemiga aunque algunos aviones consiguieron huir hacia Miami.

En la mañana del 19 de abril, en apenas 72 horas, unas inexpertas Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas en este tipo de combates aeroterrestres a campo abierto (su gran habilidad, brillantemente demostrada hasta el momento, había sido la lucha guerrillera rural y urbana con excelentes resultados) derrotaba y capturaba los últimos focos de resistencia de una invasión planeada, armada y financiada por una de las dos superpotencias globales de la época.

Como colofón de lo anterior, prosigue nuestra fuente en Le Monde Diplomatique:

«Ante el triunfo, el 23 de abril de 1961 Fidel Castro expresó: “El imperialismo yanqui sufrió en América Latina su primera gran derrota”. Al día siguiente, y con otro tipo de emoción, el presidente Kennedy reconoció la responsabilidad de Estados Unidos. [...] ante tal “humillación”, Kennedy expresó encolerizado su deseo de “regar las cenizas de la CIA a los cuatro vientos”. Allen Dulles [jefe de la CIA entre 1953 y 1961] tuvo que renunciar unos meses después. / El 22 de diciembre de 1962 los prisioneros [se respetó la vida de todos ellos] fueron enviados a la Florida. Por su libertad, La Habana pidió unos 53 millones de dólares en alimentos, medicinas y equipos médicos».

A partir de ahí ya nada volvió a ser igual. Cuba declara el carácter socialista de la Revolución tras esta victoria en Playa Girón o Bahía de Cochinos hace justo medio siglo y se inicia un bloqueo económico y un asedio de EEUU a la isla rebelde que llega hasta nuestros días… Lo que algunos han dado en llamar “la obsesión cubana”, desde Eisenhower hasta Obama.

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