Por Edgar Soriano Ortiz
El concepto de democracia en la historia de la humanidad es visto de diferentes perspectivas, para quienes ven de manera romántica la historia creen que la democracia existió en determinados contextos. Pero en realidad el significado de “el gobierno del pueblo”(significado griego de Democracia) en la antigua Grecia no estaba basado en absoluta igualdad social, pues cada “ciudadano libre” tenía sus esclavos y esclavas, además otros sectores sociales como los “metecos” que eran duramente excluidos. Posteriormente -sin entrar a lo del senado romano que para nada garantizaba la igualdad social- con la ilustración la burguesía y los sectores populares realizaron la revolución de 1789 contra el antiguo régimen monárquico. La lucha por instaurar una verdadera democracia fue violenta, generando el Golpe de Estado de 1794 en el que la burguesía se imponía sobre los demás sectores sociales; y así, sucesivamente se mancharon de sangre las calles de Europa por la lucha democrática.
En Iberoamérica las ideas liberales se difundieron en las luchas independentistas de manera violenta y mediatizada por las élites criollas. De aquí en adelante el discurso del liberalismo republicano comenzó su faena de construir los estados nacionales latinoamericanos. En Honduras, al igual que las diferentes regiones del sub continente, las revueltas armadas y la imposición fraudulenta en nombre de la democracia se convirtió en la norma, llegando hasta nuestros días esta nefasta práctica autoritaria.
Durante el siglo XIX en Honduras los traspasos presidenciales se realizaron a través de revueltas armadas o con elecciones fraudulentas. Las elecciones daban como triunfador al caudillo que tuviera el control de la mayoría de las Comandancias de Armas, así lo hizo Marco A. Soto, Luis Bográn o Policarpo Bonilla. El mencionado siglo terminaría con el asenso de nuevo movimiento liberal positivista tras el derrocamiento armado de Domingo Vásquez entre 1893 y 1894. De esta etapa política surgieron los dos partidos tradicionales que aun gobiernan sectariamente a beneficio de los grupos fácticos y de las transnacionales.
Paz y democracia, orden y progreso, trabajo y seguridad han sido los desgastados argumentos en el último siglo, aprovechando la profunda exclusión centenaria, por parte de la élite económica y de las generaciones de políticos conservadores.
Tanto el Partido Nacional como el Liberal se han prestado a la imposición y al entreguismo de nuestros recursos y de nuestra libertad política. En la segunda mitad del siglo XX las cúpulas de ambos partidos se prestaron a la dictadura militar y la doctrina de seguridad nacional que impuso el régimen de Reagan en América Latina, eso sucedió cuando el converso anticomunista Presidente Ramón Villeda Morales transó con el militar Oswaldo López Arellano el Golpe de Estado de 1963, a un mes de terminar su periodo, en una clara jugada incitada por la CIA para evitar la llegada al gobierno del caudillo liberal Modesto Rodas Alvarado.
Durante la década de 1950 y 1960 el movimiento obrero creció en su lucha por tratos dignos de parte de las transnacionales bananeras, pero los militares y sus aliados políticos conspiraron para destruir los movimientos obreros y campesinos en la década de 1970. Se preparó el camino para que se convocara una asamblea nacional constituyente que garantizara un pacto entre los grupos de poder: Nacionalistas-Liberales-Militares-oligarquía financiera, con el beneplácito del Pentágono. Esa es la historia de la llamada “época de la democracia” en Honduras que la historia oficial resalta. Pues durante esta época entró el neoliberalismo y se comenzaron a destruir las conquistas populares, acrecentando la miseria en cada rincón del territorio y de las centenares de violaciones a los DDHH.
La legitimidad del poder político se ha fraguado hasta el momento a través de fraudes electorales a favor de impuestos candidatos, fue de esa manera en que ascendió Manuel Zelaya en el 2006. La Honduras que encontró desde la administración del estado fue totalmente antidemocrática: monopolio económico criminal de unas cuantas familias, pobreza en más del 70% de la población y, por ello, desprestigio de los partidos políticos, pese al vulgar papel mediatizador de la prensa nacional.
No tengo que decir más, el oponerse a esta lógica brutal del sistema terminó con el Golpe de Estado del 28 de junio de 2009. Ahora la lucha de diversos sectores se enmarca en construir un país democrático, y no se trata de volver a la democracia si Honduras se reinserta en la OEA, pues en nuestro país nunca ha existido la democracia. Con el neoliberalismo nunca habrá democracia, solo un Estado socialista puede garantizar la igualdad social…esa es la nueva historia por construir para las venideras generaciones…
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