CCSCS, Montevideo
El 26 de marzo de 2011 el proceso de integración del Mercado Común del Sur – Mercosur-, cumplió 20 años de existencia. Luego de un intenso proceso de debate que tuvo lugar en el cono sur de América Latina, tanto a nivel nacional como subregional, el movimiento sindical, se comprometió en la construcción de la integración como “instrumento que promueva la elevación de las condiciones de vida de nuestros pueblos, fortalezca la democracia” y que permita avanzar en la autodeterminación de los países de la región1, denunciando desde el comienzo la orientación mercantilista plasmada en las negociaciones que se estaban llevando adelante.
A 20 años del inicio de ese proceso, el pueblo trabajador de los 4 Estados miembros sigue demandando que el proceso de integración genere beneficios para todos los Países, regiones y sectores, sabiendo que para que ello suceda es necesario implementar una política que garantice la Dimensión Social en el MERCOSUR. Se verifican avances en algunos temas vinculados a la dimensión social y en la creación de Órganos para el tratamiento de las cuestiones sociales y laborales, así como en otros temas vinculados. Avances que sin embargo desde los intereses que representamos son aún insuficientes. Crítica que hace tiempo hicimos saber a los Órganos Decisorios y Auxiliares.
El Tratado de Asunción que creó el Mercosur en marzo de 1991, firmado en un contexto de políticas y Gobiernos neoliberales, no previó ningún espacio para el análisis y tratamiento del impacto social de las políticas que se implementarían en el proceso integrador. Fueron y son las/os trabajadoras/es organizados en sus Centrales Obreras nacionales, articuladas en la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur – CCSCS – creada en 1986, que conquistaron, en diciembre de 1991, la creación del Subgrupo de Trabajo sobre “Relaciones Laborales, Empleo y Seguridad Social”. Este fue el primer ámbito de participación, del cual surgieron normativas y nuevos órganos para establecer políticas que garantizaran Derechos Laborales y Sociales y plataformas para que la sociedad civil organizada emitiera Recomendaciones respecto a las políticas económicas, sociales, comerciales, productivas y culturales.
Por presión de la sociedad civil organizada, el Protocolo de Ouro Preto, aprobado en diciembre de 1994, creo el Foro Consultivo Económico Social del Mercosur –FCES- donde confluyen empresarios, sindicatos y organizaciones sociales. El FCES logró implementarse en 1996 y, en esos 15 años ha presentado más de cuarenta recomendaciones al GMC, en temas tales como Complementación Productiva, Reforma Institucional, Negociaciones Comerciales del MERCOSUR con otros países y bloques, etc. Contribución no utilizada por el GMC Grupo Mercado Común, que hasta la fecha consultó el FCES en dos oportunidades. Ambas sobre temas socio-laborales.
El Mercosur necesita una profunda reforma institucional que permita llevar la agenda de la Integración en línea con los mandatos y declaraciones presidenciales, que desde el 2002 tienen un fuerte contenido democrático y social, que los diferencia claramente de la oscura década de los 90. Una “integración profunda” no será posible sin una reforma profunda. En los últimos tiempos, se han registrado avances en cuestiones largamente reivindicadas por los/as trabajadores/as organizados/as. Ejemplos de ello son las iniciativas en materia de integración productiva, apoyo a las MPYMES y tratamiento de las asimetrías. Es imprescindible avanzar en la formulación de políticas regionales sólidas en estas materias y atender especialmente a sus impactos en el mundo del trabajo. Para ello es imprescindible que se amplíe la participación de las organizaciones sociales. Es imperioso que se avance en el fortalecimiento de una política exterior regional, logrando una voz única tanto en las negociaciones con terceros como en los espacios multilaterales.
Para ello la confianza, la solidaridad entre los miembros y el pleno reconocimiento de sus asimetrías, son elementos sustanciales. Así mismo, y más aún ante el avance de las negociaciones con la Unión Europea y la dinamización de la agenda externa hacia nuevos actores, continuamos afirmando la necesidad de que todas las negociaciones se basen en criterios de equilibrio reconociendo las desigualdades entre las partes, sustentadas en un comercio justo, con transparencia en los procesos e inclusión de la dimensión social, que asegure el pleno respeto de los derechos sociales y laborales de nuestros pueblos.
Señalamos con preocupación que el Mercosur implementa modalidades de negociación con terceros países que resultan en Acuerdos de Libre Comercio, lo que pone distancia con nuestras aspiraciones. El Mercosur necesita reforzar su mecanismo de consenso. La consideración de las asimetrías políticas, sociales, económicas, comerciales, de desarrollos relativos y culturales requieren la participación institucionalizada de las Organizaciones de Trabajadoras/es y Empleadoras/es de manera transparente. El Mercosur no ha sido receptor, como espacio regional, de los avances nacionales en materia de empleo, negociación colectiva, distribución del ingreso entre otros importantes tópicos. Es necesario que haya un correlato entre esos avances registrados a nivel nacional y la débil producción de políticas regionales en dichas materias.
El Mercosur ha creado órganos para tratar temas de Juventud, Mujer, Derechos Humanos. Iniciativas apoyadas por la CCSCS. Sin embargo, entendemos que es preciso avanzar en la formulación de políticas públicas regionales desde estos espacios, y sobre todo, profundizar su interconexión y coordinación con los órganos socio laborales para la construcción de agendas integrales, dando fin a la compartimentación de los asuntos, promoviendo sinergias en la elaboración y dando coherencia a las políticas regionales. En particular, resulta alarmante la dificultad para incorporar las cuestiones relativas al empleo en estos espacios y la limitada participación que se otorga a las organizaciones sociales, que se encuentran con restricciones institucionales y presupuestarias para la efectiva incidencia.
Los Estados Parte del Mercosur han implementado o reforzado políticas que permitieron superar las consecuencias más graves de la “crisis de la especulación financiera internacional” y a pesar de ello no generó políticas regionales que fortalezcan el bloque y resguarden no solo la economía sino también el salario – poder adquisitivo y el mercado interno regional. La CCSCS ha afirmado con vehemencia en todos los foros regionales e internacionales: “Si el Mercosur es un proyecto de integración económica, será necesario integrar el mercado de trabajo, y resguardar a todos/as los/as trabajadores/as de la región”.
El Mercosur tiene aún tareas pendientes referidas a la igualdad en el acceso a todos los bienes prioritarios (alimentación, vivienda, educación, salud, medio ambiente), a los servicios públicos necesarios para una vida digna (agua potable y el derecho a la energía) y a la responsabilidad social con las tareas domésticas y reproductivas, como expresión fundamental para el desarrollo de cada individuo, el desarrollo pleno en materia económica, social, sanitaria, cultural y ambiental.
Desde el inicio del proceso de integración, la CCSCS está comprometida con éxito del esfuerzo de los 4 Países. Hoy son 13 las Centrales que la componen: de Argentina la CGTRA y la CTA; de Brasil, CUT, Força Sindical, UGT, CTB y CGTB; de Chile CUT y CAT; de Paraguay CNT, CUT y CUT A; y de Uruguay el PIT-CNT y representamos a más de 25 millones de trabajadoras/es. Todos los procesos de integración transitan etapas y creemos que el Mercosur ha tenido la capacidad de evolucionar en estos veinte años desde aquella concepción fenicia de puro intercambio comercial, a esta concepción social. Es necesario y urgente avanzar hacia esa integración profunda y social y el compromiso de la CCSCS es seguir trabajando para conseguir estos objetivos.
CGT y CTA Argentina; CUT, Força Sindical, UGT, CTB y CGTB de Brasil; CUT y CAT de Chile; CUT, CUT A y CNT de Paraguay; PIT-CNT de Uruguay. Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur.
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