Una de las conclusiones principales del informe será el establecer que los sucesos del 28 de junio de 2009, cuando el Presidente Manuel Zelaya fue levantado de su cama y llevado en piyama hasta San José, Costa Rica, fue un golpe de Estado, y no una sucesión constitucional como varios sectores hondureños han pretendido defender.
Lea a continuación la entrevista con Eduardo Stein, presidente de la Comisión de la Verdad:
Radio Nederland: ¿Qué falta aun para que se complete el informe definitivo de la Comisión de la Verdad, previsto a presentarse en abril?
Eduardo Stein: Los cinco comisionados hemos prácticamente terminado todo el trabajo de campo, todas las entrevistas a los personajes protagonistas de primera línea, con excepción del ex presidente Manuel Zelaya, que aún no nos concede la entrevista que le solicitamos.
Hemos visitado los 18 departamentos de Honduras, para obtener de forma directa de los liderazgos locales, la vivencia exacta de cómo ellos experimentaron los rigores de aquella crisis política en cada una de sus regiones; pero sobre todo tener de ellos propuestas concretas de cómo salir al paso frente a la agenda del futuro de Honduras.
Estamos, por lo tanto, en la etapa de redacción del informe final y esperamos tenerlo terminado para finales de abril y presentarlo el 17 de mayo.
RN: La Comisión de la Verdad fue establecida el 4 de mayo de 2010 por el presidente Porfirio Lobo. ¿Cuáles han sido los principales obstáculos que la comisión tuvo que enfrentar?
ES: Ha habido dos dificultades principales. La primera es la polarización misma y tan extrema que encontramos desde el primer día del nacimiento de la comisión. La sociedad hondureña está viviendo unos niveles de antagonismo, que al decir de sus propios liderazgos y de la gente común, no habían vivido nunca en su historia.
Muchos rasgos que encontramos eran muy parecidos a los vividos en países vecinos, como Nicaragua, El Salvador, en donde se vivieron guerras internas, en algunos casos muy terribles, como en mi país, Guatemala, cosa que no se vivió en Honduras. Ese antagonismo hizo ver a la Comisión, para unos como un caballo de Troya, dirigido por el mismo presidente Zelaya; digamos que los sectores más conservadores de Honduras nos veían como gestores de la reforma a la Constitución que estuvo en el corazón de la polémica y que resultó en la expulsión forzada del Presidente, de su cargo y su país.
En cambio, los sectores de la resistencia veían a la comisión como una extensión del golpe, una justificadora de la situación del estatus quo, y todavía algunos liderazgos permanecen rechazando la legitimidad del Presidente Porfirio Lobo; y por lo tanto rechazando la legitimidad de la comisión, ya que fue el Presidente Lobo quien por decreto la creó.
RN: ¿Y esto explica la postura del Presidente Manuel Zelaya de no querer entrevistarse con Vds?
ES: En parte sí. Estamos especulando, pero imaginamos que hay todavía un rechazo a esta entrevista precisamente porque nos consideran como producto del golpismo, usando la misma frase del Presidente Zelaya. Pero creemos que también puede haber otro tipo de motivaciones en una agenda complicada que se vive por parte de los sectores políticos hondureños y que estarían buscando algún elemento de justificación de su propia posición.
RN: Vd. prometió que este informe será imparcial, pero no vinculante....
ES: Es correcto. En el mandato que recibimos en el decreto de creación, la Comisión de la Verdad en Honduras es similar al resto de comisiones de la verdad que se han creado en los países de América Latina; en cuanto a que sus resultados son recomendaciones a las diferentes fuerzas políticas, a los sectores ciudadanos y a las estructuras de gobierno del país en cuestión, en este caso de Honduras.
Quedará a la ciudadanía hondureña y sus instituciones el acoger y aplicar las recomendaciones que esta comisión pueda entregarle al pueblo hondureño.
RN: ¿Qué pasaría si finalmente se decide no implementar las recomendaciones de la Comisión de la Verdad?
ES: El mandato tiene dos partes. Esclarecer los hechos en torno a la crisis, y entregarle al pueblo hondureño elementos para que no se repita. La comisión está en la redacción del informe final, llegando, yo diría, bastante lejos en el tema de las recomendaciones. Porque hemos podido ir encontrando, sobre todo en las visitas al interior del país, una serie de ingredientes propuestos por la propia ciudadanía.
Y que directamente aluden a la reforma del Estado hondureño en profundidad.
De manera que la comisión está planteando elementos para la trasformación de las prácticas políticas en Honduras, precisamente porque la población siente que el sistema de partidos políticos en Honduras y la manera en que funciona la estructura política, le falló a la ciudadanía. No encontró los cauces adecuados para una salida constitucional a la crisis que se creó, sino que fue incapaz de solventar esa conflictividad.
Honduras llegó a un enfrentamiento de poderes que fue un choque de trenes, que dio como resultado el rompimiento que conocemos.
Ya quedará a la propia ciudadanía hondureña organizada y a su institucionalidad, el acoger estas recomendaciones para implementar o no las reformas que se sugieren.
RN: Deduzco por su respuesta que uno de los sectores que más tocados quedará por este informe, será el conservador. ¿No teme que en vez de despejar la visibilidad de lo acontecido hace unos años, contribuya este informe de la verdad a una polarización mayor de la sociedad hondureña?
ES: Sin anunciar el resultado final del partido, si me permite la metáfora, porque aun se juega el mismo, yo creo que van a ser los liderazgos extremos, pero no solamente de un sector conservador, sino también de otros sectores radicales los que van a quedar un tanto disgustados con el contenido del informe.
Porque varios de los elementos que intervinieron en esta crisis no son responsabilidad de una sola persona; no son responsabilidad de un solo grupo, sino que hay condiciones estructurales en el devenir histórico de Honduras que también entraron a jugar para desembocar en lo que sucedió.
De manera que los liderazgos más extremos quedarán muy molestos con el informe.
RN: ¿Qué importancia tiene determinar, casi dos años después de los acontecimientos, que lo sucedido en Honduras el 28 de junio de 2009 fue una ruptura constitucional de primer orden?
ES: Creo que no se trata solamente del diagnóstico preciso de ese punto en particular; sino que se trata de un esfuerzo de lectura más amplio de lo que condujo a esa ruptura. Porque es precisamente la profundidad, la amplitud y el abarcamiento de un buen diagnóstico lo que puede permitir propuestas concretas, sensatas y practicables.
Usted hacía una pregunta que es una de las preocupaciones más grandes de la Comisión de la Verdad: si nuestro trabajo, en lugar de contribuir a la reconciliación, no a ser un nuevo acicate a los antagonismos. Pero como hemos visto en otros países donde ha habido esfuerzos en el esclarecimiento histórico de sus propias crisis internas, el conocimiento de la verdad es absolutamente indispensable para la reconciliación. En algunos casos porque la población lo que está pidiendo es justicia; en otros porque lo que se quiere es la lucidez suficiente para superar las causas que provocaron la ruptura.
RN: Después de la presentación de este informe, ¿habría aún motivos para no reconocer al gobierno del presidente Porfirio Lobo?
ES: Para los comisionados ha sido un tanto incómodo que aún persista en algunos gobiernos una especie de condicionamiento para readmitir a Honduras al sistema interamericano.
En términos estrictos de reconocimiento en el sistema de Naciones Unidas, Honduras nunca fue suspendida o expulsada, fue en el marco de la Organización de Estados Americanos.
Para nosotros no resulta ningún manjar que se sujete a la presentación del informe la decisión final de algunos Estados miembros de la OEA, para readmitir a Honduras como Estado de derecho pleno en el sistema interamericano.
Entiendo que se está buscando en una etapa muy inmediata el que esto se resuelva, antes de la presentación del informe final de la Comisión de la Verdad. Para que este tema no distraiga.
Pero yendo al corazón de su pregunta…lo que parece ser la condición fundamental que algunos de los Estados han puesto, es el retorno del Presidente Manuel Zelaya a su país, bajo la premisa de que o se juzgan a todos los que tuvieron que ver con los acontecimientos, o no se juzga a nadie. Entonces… ¿por qué a los presuntos golpistas, como se argumenta públicamente, no les pasa nada, mientras que al Presidente Zelaya lo quieren llevar a la justicia?
En este tema no tengo la libertad de opinar en específico, se trata de una situación interna que se ha argumentado en función no de delitos políticos, sino de delitos comunes que estarían en la base de los juicios que se le han instruido a Zelaya.
Porfirio Lobo ha hecho esfuerzos por mostrar la invalidez del procedimiento en estos juicios, ya que se le negó el derecho a una legítima defensa. Y que eso daría paso al retorno de Honduras al seno de la OEA.
La Comisión de la Verdad para Honduras estaría por determinar que fue un golpe de Estado lo que sucedió el 28 de junio de 2009.
A poco de cumplir un año desde el decreto que la creó, la Comisión de la Verdad, establecida por el gobierno del Presidente Porfirio Lobo, se encuentra en la fase final de la elaboración de un esperado informe, no solamente en Honduras, sino en todo el sistema interamericano de Naciones Unidas.
Ex ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala y figura clave en la América Central de los años ochenta y noventa, Eduardo Stein, es quien preside los trabajos de la Comisión de la Verdad, la cual presentará su informe final con vistas al 17 de mayo.
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