viernes, 12 de noviembre de 2010
Cólera avanza tras el paso de Tomás
IPS Noticias
El huracán Tomás dejó bajo el agua esta ciudad haitiana, ubicada unos 29 kilómetros al occidente de Puerto Príncipe y en el epicentro del terremoto del 12 de enero. El cólera sigue a las lluvias.
"Nuestras casas quedaron arruinadas de nuevo. He perdido mis cosas. Las organizaciones humanitarias no hacen nada por nosotros", dijo la haitiana Violet Nicola, parada sobre un trozo de pavimento levantado en su vivienda improvisada de Léogâne, donde vive desde hace 10 meses.
"Desde que el agua llegó quedamos hundidos en más problemas", agregó.
Bajo sus pies, un agua lodosa le llegaba a los muslos y se extendía a lo largo de la calle principal de Léogâne. Las inundaciones arrasaron el refugio de lona en el que vivía Nicola, así como sus pertenencias.
Según la organización humanitaria Save the Children, por lo menos 35.000 habitantes de Léogâne pueden haber sido afectados por las inundaciones. Las aguas servidas y la basura que arrastró la corriente "harán que las condiciones se vuelvan aún más propicias para la mortal bacteria del cólera", dijo la entidad en un comunicado de prensa.
La cantidad de muertos por la epidemia de cólera ha aumentado a por lo menos 501 en tres semanas, según el Ministerio de Salud.
El Haiti Epidemic Advisory System (Sistema de Consejería Epidémica de Haití), una red independiente, informó el día 6 sobre nuevos presuntos brotes de cólera en localidades del centro del país.
El punto máximo de la epidemia llegará "antes y más rápidamente" a causa del huracán Tomás, dijo a IPS Christian Lindmeier, uno de los encargados de prensa de la Organización Mundial de la Salud.
Un informe del Ministerio de Salud señaló que casi la mitad de las víctimas fallecieron en sus comunidades, no en hospitales. "El desafío es llegar a ellos a tiempo para que la mortalidad no aumente demasiado", dijo Lindmeier.
Consultadas por IPS el día 6, muchas organizaciones humanitarias dijeron haber pasado el día realizando relevamientos sobre la destrucción que causó Tomás, no entregando elementos de alivio a los desplazados de sus viviendas.
El ex buque de guerra USS Iwo Jima, convertido en hospital flotante, resultó una parte crucial de la respuesta estadounidense a la tormenta. Ahora se encuentra anclado cerca de Haití.
Hasta ahora, y a pedido del gobierno haitiano, ese barco solamente ha realizado evaluaciones aéreas de los daños, según su encargada de información pública, Jacqui Barker. Todavía no están los resultados, señaló.
En Grand Goâve, al occidente de Puerto Príncipe, fueron dañados 189 refugios en siete campamentos.
El campamento de Pinchinat en Jacmel, al sur, fue arrasado por las lluvias, según un resumen interno de las evaluaciones sobre daños en refugios que realizaron varias organizaciones de asistencia.
"Actualmente no hay una respuesta humanitaria planificada para este campamento", señaló el documento.
"Las tiendas estaban desparramadas por todo el lugar. Llovía torrencialmente y todos estaban empapados. Se habían levantado refugios, pero no había nadie que los transportara", escribió en la red social Facebook Gwenn Mangine, residente allí.
Algunos socorristas dijeron a IPS que en Cité Soleil, un tugurio ubicado en el extremo norte de Puerto Príncipe, canales repletos de basura se desbordaron anegando por lo menos un campamento. Nadie ha recibido ayuda todavía, añadieron.
En todo el país "casi no se han distribuido materiales para refugios. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) todavía lleva a cabo evaluaciones", dijo a IPS el encargado de prensa de esa agencia, Leonard Doyle.
El día antes de que Tomás pasara por Haití, trabajadores humanitarios planeaban que algunas víctimas del terremoto en áreas bajas como Cité Soleil fueran evacuadas de sus campamentos.
Mackendy Laguerre, integrante del equipo administrador de campamentos de OIM en Cité Soleil, dijo que dos comunidades de ese tugurio serían trasladadas a una iglesia, si estaban de acuerdo.
A medida que oscuras nubes se instalaban en el cielo, Laguerre señaló la iglesia al otro lado de la calle. La maltrecha estructura parecía haber sido construida uniendo láminas de metal. Un equipo de ingeniería la había marcado con pintura roja luego del terremoto, como señal de posible derrumbe.
Los habitantes de dos campamentos cercanos, Cozbami e Immaculee, se negaron a evacuarlos. Rosemond Joseph relató que en el suyo la gente tenía miedo de irse y que le robaran sus pertenencias.
Una mujer dijo a IPS: "Vamos a morir". Afortunadamente, Cité Soleil no resultó tan dañada como se temía.
Luego de una tormenta que el 24 de septiembre azotó Puerto Príncipe, los socorristas no iniciaron sino hasta el día siguiente la entrega de tiendas y lonas a unas 10.000 familias cuyos refugios quedaron destruidos.
Las organizaciones humanitarias encargadas de proveer de refugio a 1,3 millones de personas que todavía viven en campamentos improvisados hicieron circular un documento titulado "Lecciones aprendidas".
Ese texto exigió implementar un sistema que garantice que en el país haya suficientes reservas de materiales para levantar refugios. En ese entonces, y milagrosamente, Haití había logrado eludir otra crisis pese a una activa temporada de huracanes.
Un mes después, cuando se aproximaba el huracán Tomás, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hizo un pedido desesperado de ese tipo de materiales, mencionando la falta de 150.000 lonas.
La portavoz de la ONU Imogen Wall dijo a IPS que era necesario reabastecer constantemente a los campamentos en este sentido.
"En un país tan pobre como éste no tiene sentido instalar estructuras con un solo propósito", agregó.
En un documento difundido el 5 de este mes, justo antes del azote del huracán, el grupo de organizaciones abocadas a los refugios definió su respuesta a Tomás. Allí dijo que 100.000 familias resultarían potencialmente afectadas por la tormenta y estimó que las reservas existentes alcanzarían para cubrir a apenas 64 por ciento de ellas.
También destacó que otras 20.000 lonas se encontraban varadas en la aduana haitiana.
Los funcionarios dijeron que ni el brote de cólera ni las inundaciones causadas por Tomás tendrán impacto en la planificación de las elecciones previstas para el día 28.
El huracán Tomás dejó bajo el agua esta ciudad haitiana, ubicada unos 29 kilómetros al occidente de Puerto Príncipe y en el epicentro del terremoto del 12 de enero. El cólera sigue a las lluvias.
"Nuestras casas quedaron arruinadas de nuevo. He perdido mis cosas. Las organizaciones humanitarias no hacen nada por nosotros", dijo la haitiana Violet Nicola, parada sobre un trozo de pavimento levantado en su vivienda improvisada de Léogâne, donde vive desde hace 10 meses.
"Desde que el agua llegó quedamos hundidos en más problemas", agregó.
Bajo sus pies, un agua lodosa le llegaba a los muslos y se extendía a lo largo de la calle principal de Léogâne. Las inundaciones arrasaron el refugio de lona en el que vivía Nicola, así como sus pertenencias.
Según la organización humanitaria Save the Children, por lo menos 35.000 habitantes de Léogâne pueden haber sido afectados por las inundaciones. Las aguas servidas y la basura que arrastró la corriente "harán que las condiciones se vuelvan aún más propicias para la mortal bacteria del cólera", dijo la entidad en un comunicado de prensa.
La cantidad de muertos por la epidemia de cólera ha aumentado a por lo menos 501 en tres semanas, según el Ministerio de Salud.
El Haiti Epidemic Advisory System (Sistema de Consejería Epidémica de Haití), una red independiente, informó el día 6 sobre nuevos presuntos brotes de cólera en localidades del centro del país.
El punto máximo de la epidemia llegará "antes y más rápidamente" a causa del huracán Tomás, dijo a IPS Christian Lindmeier, uno de los encargados de prensa de la Organización Mundial de la Salud.
Un informe del Ministerio de Salud señaló que casi la mitad de las víctimas fallecieron en sus comunidades, no en hospitales. "El desafío es llegar a ellos a tiempo para que la mortalidad no aumente demasiado", dijo Lindmeier.
Consultadas por IPS el día 6, muchas organizaciones humanitarias dijeron haber pasado el día realizando relevamientos sobre la destrucción que causó Tomás, no entregando elementos de alivio a los desplazados de sus viviendas.
El ex buque de guerra USS Iwo Jima, convertido en hospital flotante, resultó una parte crucial de la respuesta estadounidense a la tormenta. Ahora se encuentra anclado cerca de Haití.
Hasta ahora, y a pedido del gobierno haitiano, ese barco solamente ha realizado evaluaciones aéreas de los daños, según su encargada de información pública, Jacqui Barker. Todavía no están los resultados, señaló.
En Grand Goâve, al occidente de Puerto Príncipe, fueron dañados 189 refugios en siete campamentos.
El campamento de Pinchinat en Jacmel, al sur, fue arrasado por las lluvias, según un resumen interno de las evaluaciones sobre daños en refugios que realizaron varias organizaciones de asistencia.
"Actualmente no hay una respuesta humanitaria planificada para este campamento", señaló el documento.
"Las tiendas estaban desparramadas por todo el lugar. Llovía torrencialmente y todos estaban empapados. Se habían levantado refugios, pero no había nadie que los transportara", escribió en la red social Facebook Gwenn Mangine, residente allí.
Algunos socorristas dijeron a IPS que en Cité Soleil, un tugurio ubicado en el extremo norte de Puerto Príncipe, canales repletos de basura se desbordaron anegando por lo menos un campamento. Nadie ha recibido ayuda todavía, añadieron.
En todo el país "casi no se han distribuido materiales para refugios. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) todavía lleva a cabo evaluaciones", dijo a IPS el encargado de prensa de esa agencia, Leonard Doyle.
El día antes de que Tomás pasara por Haití, trabajadores humanitarios planeaban que algunas víctimas del terremoto en áreas bajas como Cité Soleil fueran evacuadas de sus campamentos.
Mackendy Laguerre, integrante del equipo administrador de campamentos de OIM en Cité Soleil, dijo que dos comunidades de ese tugurio serían trasladadas a una iglesia, si estaban de acuerdo.
A medida que oscuras nubes se instalaban en el cielo, Laguerre señaló la iglesia al otro lado de la calle. La maltrecha estructura parecía haber sido construida uniendo láminas de metal. Un equipo de ingeniería la había marcado con pintura roja luego del terremoto, como señal de posible derrumbe.
Los habitantes de dos campamentos cercanos, Cozbami e Immaculee, se negaron a evacuarlos. Rosemond Joseph relató que en el suyo la gente tenía miedo de irse y que le robaran sus pertenencias.
Una mujer dijo a IPS: "Vamos a morir". Afortunadamente, Cité Soleil no resultó tan dañada como se temía.
Luego de una tormenta que el 24 de septiembre azotó Puerto Príncipe, los socorristas no iniciaron sino hasta el día siguiente la entrega de tiendas y lonas a unas 10.000 familias cuyos refugios quedaron destruidos.
Las organizaciones humanitarias encargadas de proveer de refugio a 1,3 millones de personas que todavía viven en campamentos improvisados hicieron circular un documento titulado "Lecciones aprendidas".
Ese texto exigió implementar un sistema que garantice que en el país haya suficientes reservas de materiales para levantar refugios. En ese entonces, y milagrosamente, Haití había logrado eludir otra crisis pese a una activa temporada de huracanes.
Un mes después, cuando se aproximaba el huracán Tomás, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hizo un pedido desesperado de ese tipo de materiales, mencionando la falta de 150.000 lonas.
La portavoz de la ONU Imogen Wall dijo a IPS que era necesario reabastecer constantemente a los campamentos en este sentido.
"En un país tan pobre como éste no tiene sentido instalar estructuras con un solo propósito", agregó.
En un documento difundido el 5 de este mes, justo antes del azote del huracán, el grupo de organizaciones abocadas a los refugios definió su respuesta a Tomás. Allí dijo que 100.000 familias resultarían potencialmente afectadas por la tormenta y estimó que las reservas existentes alcanzarían para cubrir a apenas 64 por ciento de ellas.
También destacó que otras 20.000 lonas se encontraban varadas en la aduana haitiana.
Los funcionarios dijeron que ni el brote de cólera ni las inundaciones causadas por Tomás tendrán impacto en la planificación de las elecciones previstas para el día 28.
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