lunes, 29 de marzo de 2010

“El pueblo hondureño quiere justicia”


EstaNocheGay

El 7 de diciembre de 2009 se denunció en Honduras y a nivel internacional el intento de secuestro de Walter Tróchez, conocido activista hondureño por los derechos de las poblaciones LGBT, miembro también de la Resistencia al Golpe Militar. Los secuestradores le agredieron y amenazaron de muerte. El activista tras conseguir librarse de sus agresores denunció los hechos e intentó protegerse cambiando su lugar de residencia. Sin embargo, siete días después fue cruelmente asesinado presuntamente por miembros de la Dirección Nacional de Investigación Criminal.

La bandera gay cubre el féretro de Walter Trochez

El asesinato de Walter Tróchez, activista por los derechos de la comunidad gay, lésbica, transexual y bisexual, también voluntario de varias organizaciones de derechos humanos de Tegucigalpa, pone en evidencia el grave riesgo a la vida que afrontan los defensores de derechos humanos en Honduras.

Desde el golpe de estado han sido asesinadas varias decenas de personas pertenecientes a la población LGBT, por ser éstas las más vulnerables y haberse involucrado en la defensa de la democracia. Desde el 28 de junio, el Departamento Nacional de Investigación Criminal en Tegucigalpa ha documentado al menos siete asesinatos de personas transgénero y hombres gay en Honduras, incluyendo a Walter Trochez.


Jonathan Ponce, miembro de la resistencia contra el golpe de estado y la dictadura, actualmente refugiado en Madrid, realiza por primera vez declaraciones acerca de la vulneración de todos los derechos humanos por parte de las autoridades de Honduras.

“El 28 de junio de 2009 se ejecutó un golpe de estado en Honduras. Mientras protestábamos he visto niños caer en las calles, fuerzas del orden llevarse a jóvenes y éstos aparecer en los montes asesinados. He tenido que huir por las montañas al asedio militar, pude ser testigo de cómo los medios de comunicación alineados a la dictadura realizaron un montaje cuando los millones de hondureños que hemos estado en la calle decidimos no votar. Mediante un par de cámaras y unas cuantas figuras importantes de la televisión internacional se le ha vendido al mundo que tras las elecciones todo volvía a la normalidad.” manifiesta Jonathan Ponce.

    “Yo me pregunto porque una cadena internacional estaría interesada en esconder lo que en realidad ocurre. La respuesta es obvia, aunque abordare este tema en otra ocasión.”

“Nunca pensé en ser un exiliado -continua Ponce- nunca me imagine que mi pareja seria asesinada por el régimen, y así como yo hay miles más en mi país que hemos pagado un precio muy alto por levantar nuestras cabezas y tomar acciones para cambiar nuestro Honduras. La minoría potentada se volvió a imponer ante las masas y no son ignorantes. Yo soy un universitario con mucha formación, sin embargo mis mejores lecciones me las han dado los campesinos de mi país con los que he marchado por las calles.

Uno de ellos me dijo: “Joven yo no sé leer ni escribir, no fui a la escuela y cuando los políticos hablan no entiendo lo que dicen, pero si sé que si los ricos están molestos con Zelaya es porque está haciendo algo bueno para los pobres y lo que es bueno para el pobre es malo para el rico”.

“Por otra parte también fui testigo cuando los militares venían a reprimirnos y del motivo tan absurdo que tenían para dispararnos y golpearnos, decían mientras nos golpeaban, que venga Hugo Chávez a salvarte! Algo que dicen desde la seguridad de sus escudos, toletes y rifles M16, a personas que andaban por las calles con pancartas diciendo, un golpe de estado es un delito. Todo sigue igual, hasta la fecha nada ha cambiado, quitaron al dictador pero no quitaron la dictadura, la Honduras que soñábamos construir no se ha desvanecido, mientras tengamos vida los Hondureños conscientes lucharemos por conseguirla, el país no necesita prestamos ni ayudas internacionales, no es pobre ni su pueblo ignorante, es simplemente gobernado a costa de sangre y armas. El pueblo hondureño quiere justicia” concluye Jonathan Ponce.

De acuerdo a registros de las organizaciones de derechos humanos, se han documentado 41 muertes hasta la fecha víctimas de la represión y persecución política. Así mismo se registran 16 asesinatos sólo de miembros y activistas de la comunidad LGTB.

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