martes, 1 de febrero de 2022

La toma de posesión de la presidenta electa Xiomara Castro es una nueva esperanza para Honduras


Contracorriente.red

Por Norma Torres

Congresista Norma Torres | EEUU | USA | Relación de estados unidos y Honduras

Primero quiero felicitar al pueblo de Honduras por el monumental éxito de unas elecciones libres, justas y pacíficas. Sabemos por experiencia -en todo el mundo y aquí en los Estados Unidos- que esto no puede darse por hecho. Solamente por ese logro deben estar orgullosos.

La presidenta electa, Xiomara Castro ha prometido revertir el curso de un país plagado por la corrupción bajo el liderazgo del supuesto narcotraficante Juan Orlando Hernández. La promesa de Castro de “sacar a Honduras del abismo en que estamos enterrados” por la administración anterior, claramente resuena en los hondureños que han sufrido por años con un presidente cuyo único compromiso es con sí mismo.

Bajo el gobierno de Hernández, los hondureños se han enfrentado a personas poderosas que han cometido asesinatos, violaciones, y tortura en total libertad e impunidad.  Se estima que una mujer es asesinada cada 16 horas. La violación sexual es generalizada y el 95% de los casos de violencia contra las mujeres no son investigados. Mientras las autoridades del gobierno, incluyendo al hermano del presidente se han enriquecido a través del tráfico de drogas, más del 66% de las familias viven en pobreza, luchando por alimentar a sus hijos.

Como resultado de su fracaso, el año pasado, 32% de todos los menores no acompañados -más de 39,000 niños- que vinieron a Estados Unidos fueron de Honduras. En total, más de 700,000 hondureños han dejado su país para migrar hacia Estados Unidos desde que Hernández tomó posesión. Inmigrantes desesperados por tener una vida mejor enfrentan un camino peligroso y arriesgado hacia nuestra frontera sur y muchos pierden sus vidas a lo largo del camino.

Se de primera mano las consecuencias que dejan en sus ciudadanos los gobiernos corruptos. Fui enviada por mis padres hacia Estados Unidos desde Guatemala durante la guerra civil. Me robaron un futuro en el país donde nací porque no era seguro para mi quedarme allí. Yo quiero que los niños centroamericanos tengan la posibilidad de tener vidas prósperas y prometedoras en sus países de origen, y que los padres no tengan que sentir la necesidad de hacer un viaje peligroso hacia otro país solo para sobrevivir.

El daño que le hizo la administración de Hernández a Honduras es amplio, institucional, y no puede ser reparado de la noche a la mañana. Durante su mandato, las raíces de la corrupción crecieron profundas y fuertes, creando un sistema dirigido por peligrosos criminales.

La elección de la presidenta Castro sugiere una gama de nuevas oportunidades y es razón para renovar la esperanza y el optimismo. Insto al electorado a mantener su determinación pero permanecer pacífico mientras expresa sus preocupaciones.

Pero es importante recordar que los mismos retos se mantienen. La presidenta electa Castro solo es una persona, y un cambio contundente requerirá del compromiso de todo el gobierno. Ella necesitará el apoyo de las autoridades electas en todos los niveles -alcaldes, gobernadores, fiscal general- para ajustar y reparar un sistema que ha estado demoronándose por años, a través de legislación responsable que responda a las personas y mantenga a los líderes electos en constante rendición de cuentas. Estos líderes deben entender que la responsabilidad principal del gobierno es proteger a sus ciudadanos no a los actores corruptos.

Recién escribí una carta al Departamento de Justicia de los Estados Unidos aconsejándole acusar y extraditar de forma inmediata al expresidente Hernández para ser enjuiciado por cargos de tráfico de drogas. Hernández fue identificado como co-conspirador en el caso de su hermano aquí en Estados Unidos y el Departamento de Justicia dijo que el presidente Hernández “tuvo un papel de liderazgo en una violenta conspiración para el narcotráfico patrocinado por el Estado”. Ahora debemos buscar justicia para todas las personas -americanas, hondureñas y otras- que fueron dañadas por su gobierno.

He invertido mi tiempo en el Congreso trabajando para mejorar las condiciones de la región. El año pasado luché por más de 45 millones de dólares en fondos de asistencia internacional para combatir la corrupción en Centroamérica, y 30 millones de dólares para programas de protección para las mujeres y los niños. Podemos consagrar estas protecciones como ley a través de la Ley bipartidista para la Protección de las mujeres y los niños, una legislación que yo introduje.

Es también crucial que tengamos una amplia supervisión de nuestra ayuda a Centroamérica, garantizando que nuestros recursos lleguen a las personas a las que se debe ayudar. Lo podemos hacer al condicionar la asistencia internacional adhiriéndola a estándares de anticorrupción y  Estado de Derecho. Continuaré demandando transparencia y rendición de cuentas para asegurar que los dólares bien ganados de los contribuyentes sean utilizados para los propósitos debidos.

Debemos asegurarnos que cuando el gobierno de Estados Unidos tenga información fiable sobre autoridades públicas comprometidas con el narcotráfico y otros crímenes, hagamos esa información pública y se sancionen a esas personas. Seguiré luchando para asegurar que los Estados Unidos ayuden a fortalecer las democracias de Centroamérica, responsabilicen a las personas cuando incumplan la ley, y que estemos comprometidos a trabajar con líderes en la región dedicados a invertir estos recursos limitados en proteger a las familias vulnerables de los aspectos más peligrosos.

Transparencia, rendición de cuentas y libertad son valores básicos en toda democracia – y esta es una emocionante oportunidad para que la nueva administración asuma estos valores y ayude a la reconstrucción de Honduras. Extiendo mis felicitaciones de todo corazón a la presidenta electa Castro. Los Estados Unidos están aquí como un aliado mientras usted se mantenga comprometida en cumplir con las promesas de su campaña y trabajar por el pueblo de Honduras.


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