Rebelión
El fuego de las antorchas indignadas, de las multitudinarias protestas de 2015, comienza a encontrar esa luz de justicia en Honduras, junto con los gritos de resistencia que exclamaron libertad, durante 12 años de narco-dictadura, en las avenidas nubladas por ese gas lacrimógeno y los disparos de las fuerzas de represión asesinas.
Juan Orlando Hernández alias “JOH” será encarcelado por su amo imperialista, a quien le sirvió hasta el último momento como un buen esbirro, puesto que Estados Unidos de América (EUA) solo acostumbra a alimentar bien a sus perros en el mundo de la diplomacia, pero nunca los considera sus amigos.
Nueva York será la fría cárcel que acogerá a este expresidente hondureño heredero de un estado fallido e impuesto con dos fraudes electorales como presidente de facto de Honduras en los años 2013 y 2017.
Ambos procesos fueron reconocidos como legítimos por los gobiernos estadounidenses, demócrata y republicano.
El olor a muerte aún penetra las avenidas de las ciudades, pueblos, aldeas y caseríos de la sufrida Honduras, cuyo experimento político de Washington, la ha convertido en los últimos 12 años en la palestina de Latinoamérica.
Hoy el gobierno demócrata de los Estados Unidos decidió capturar a una de sus marionetas útiles de Latinoamérica y en medio de la masacrada capital de este país centroamericano, “el tío Sam” se presenta como el super héroe hollywoodense, enviando a su Administración de Control de Drogas (DEA), para que junto con las fuerzas policiales hondureñas arrestaran a su narco-dictador “MADE IN USA”.
Es de conocimiento público que los EUA sabían la alimaña que estaban apoyando en Honduras en los últimos 8 años de la era de JOH, sin embargo, nunca les importó parar a este presidente de facto, al contrario, mantuvieron intactas sus relaciones comerciales y diplomáticas.
Esto a tal punto, que JOH cumpliendo con su trabajo como esbirro del imperio adquirió con dinero del Estado, tecnología israelí, cuya nación es fiel aliada de los EUA.
Las armas galil que usan las actuales Fuerzas Armadas de Honduras y con las que asesinaron a un pueblo en resistencia, son parte de este armamento israelí que han utilizado contra un pueblo que ha sido avasallado en 12 años.
La captura de JOH es un hecho disfrazado de mesiánico “MADE IN USA” y es una forma que el imperio estadounidense legitima su mandato en una de sus colonias no declaradas, como lo es Honduras.
A su vez, es un mensaje para los demás cómplices de la narco-dictadura, para que vayan alistando su equipaje de viaje para la Corte de Nueva York y también es un “gringo” susurro al oído para la nueva presidente Xiomara Castro, en cumplir con la agenda que demanda el “Tío Sam” en su hacienda personal.
Ante este panorama, es vergonzoso que nuevamente la mano imperial se introduzca en las decisiones del pueblo de Honduras, quien con este suceso confirma lo acéfalo e inservible de la fallida Corte Suprema de Justicia de este país centroamericano.
La presidente Xiomara Castro tiene el enorme reto de depurar la Corte Suprema de Justicia, el Ministerio Publico y todo su aparataje judicial, puesto de no ser así, la impunidad seguirá reinando en Honduras y la mirada colonial de los EUA estará vigente.
No hay duda, la resistencia heroica del pueblo de Morazán, fue la columna vertebral que sostuvo la imparable resistencia que ha iniciado a derribar los pilares de la narco-dictadura, cuyo partido político conocido como Partido Nacional, evolucionó como la mayor organización criminal de Honduras, según lo describió el informe del Departamento de Estado.
Este poder popular demostrado en las principales avenidas de Honduras en 12 años de resistencia, debe ser siempre el torrente sanguíneo que haga palpitar con fuerza el corazón del nuevo gobierno de Xiomara Castro, porque la sangre de los mártires aun exige justicia y lucha popular.
Un gigante despierta en las entrañas de Honduras y su poder de movilización debe ser la brújula social de la nueva presidente Castro de Zelaya, puesto que ha llegado el momento de iniciar con la emancipación de las garras del águila del norte.
Los hijos del exilio, huérfanos de una nación como producto de la narco-dictadura deben tener un regreso seguro y digno para participar en esta nueva oportunidad de rediseñar el aparato estatal de un estado fallido.
La oligarquía clásica de las Honduras, quienes en su mayoría son descendientes de árabes y judíos askenazi, deben reflexionar que el territorio situado en el corazón de América le pertenece a una fuerte población indígena, garífuna, afrodescendiente y toda la diversidad cultural que representa la mayoría.
Por ende, este reducido poder fáctico debe comenzar a ceder ese poder, ya que históricamente le ha pertenecido a los hijos e hijas de Honduras, de no ser así el pueblo tiene todo el derecho de recuperar lo que por antonomasia le pertenece.
Hoy fue JOH quien se va humillado como la alimaña que siempre fue, pero mañana seguirá ese reducido poder fáctico, cuya plutocracia está agonizando.
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