jueves, 22 de julio de 2021

La “pasadilla” migratorio en El Paraíso

Defensores en Línea

Por Sandra Rodríguez

Familia migrante haitiana- imágenes del Obispo José Antonio Canales y del defensor de DDHH Eriberto Ramírez

El Paraíso, Honduras. – Si alguien le da “jalón” a los migrantes es bajo el riesgo que la policía le decomise el vehículo y aplique una multa hasta de cinco mil lempiras, por esa razón es “común” ver grupos de haitianos caminando 80 kilómetros entre Trojes y Danlí, trayecto en el que son asaltados, extorsionados, engañados, y chantajeados.

En las pulperías les sobrevalora hasta en 10 veces más el precio de un refresco o un plátano. Incluso cobrarles multas para que prosigan el camino hacia los Estados Unidos. Hay quienes hace años salieron de su patria, quedando en albergues en otros países y ahora, tras el confinamiento por el Covid-19 el año pasado, han retomado la ruta migratoria, igual que lo hacen miles de compatriotas huyendo de la realidad nacional.

Entran por la línea fronteriza entre Nicaragua y Trojes, al oriente del departamento de El Paraíso. Desde hace unos cuatro meses inició este éxodo y el municipio [de vocación agrícola] enfrentó la nueva realidad, grupos de migrantes en su mayoría haitianos dormidos en las aceras del pueblo, ya que no podían pagar hospedaje.

Se ha registrado a ciudadanos de Haití, Cuba, el Congo y varios países africanos. Las mujeres se hacen unos lempiras peinando a las pobladoras. Hay familias completas avanzando en la migración dejando muertos a su paso.

Al principio el Estado hondureño les quería imponer una multa para dejarlos transitar por el territorio nacional, entonces el pueblo de Trojes les ayudó en las recolectas económicas, y así empezaron a movilizarse en autobuses para Danlí, ciudad intermedia con Tegucigalpa, pero cada día eran más personas y se logró quitar ese cobro.

“Es terrible lo que está pasando en Trojes, por lo que hemos denunciado constantemente las violaciones a derechos humanos que sedan al paso de unas seis mil personas extranjeras y que día a día siguen llegando y saliendo”, expresó Heriberto Ramírez, integrante de la Red de Defensores/as de Derechos Humanos y Comunicadores Sociales de El Paraíso, organizada por el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH).

El panorama es triste, saber cómo los están extorsionado desde el lado de Nicaragua y cuando llegan aquí, agregó el defensor del municipio de Trojes. “Incluso la policía los extorsiona, además los conductores de taxis, mototaxis, buses, la gente que los acompaña por los caminos, los dueños de pulperías les cobran exagerando los precios, por lo que es un caos lo que vivimos aquí”.

Hace cuatro meses empezó este éxodo de personas que, según hemos documentado estuvieron varados por tres y seis años en Chile, Brasil y Venezuela, estados que les dieron salida o más bien fueron “arrojarlos” y llegaron por otro tiempo a la frontera de Peña Blanca entre Costa Rica y Nicaragua. Este último les dio pase libre y es cuando llegan a Honduras.

Los migrantes son víctimas constantes de extorción, se dice que hay buses que los traen directamente de la frontera de Peña Blanca a puntos ciegos que los adentran en Honduras sin necesidad de un “coyote” (traficante de personas). Al inicio la Dirección de Migración y Extranjería le estaba cobrando unos 4,500.00 lempiras (un salario mínimo us $ 188.00), pero llegaba más gente y comenzó el maltrato económico.

Ramírez comentó que se les dio permiso de circular por Honduras, pero la extorción se dio en los cobros de pasaje, alimentación y de parte de la Policía. La frontera se ha resguardado de policías y militares que “supuestamente” recibirán a los migrantes para llevarlos a un solo lugar a modo que salgan del territorio nacional, puede ser por la zona sur hacia El Salvador.

Es lamentable que esta travesía sea en cada frontera internacional, pero aún más escuchar sus historias de cuando se les muere un pariente atravesando ríos o por enfermedad dejar -especialmente– a mujeres en el camino. La mayoría de los migrantes no traen dinero y otra dificultad es el idioma, porque no todos hablan español, dijo el defensor.

Heriberto ha viajado en los mismos buses con los migrantes cuando van de Trojes a Danlí, y la violencia es generada en diferentes ámbitos, sufren mucho las mujeres y niños. El apoyo solidario ha sido permanente pero la cantidad de migrantes no disminuye, incluso hay templos religiosos que se han convertido en albergues.

El municipio de Trojes fue impactado directamente por los huracanes ETA e IOTA en noviembre de 2020, y fue asistido solidariamente por el mismo pueblo de El Paraíso; ahora con los migrantes las atenciones son colectivas con la diferencia que, quien se atreva a ayudar lo hace desobedeciendo órdenes policiales y estatales.

Migrar no es delito, quienes emigran no son delincuentes, lo hacen porque quieren cambiar sus condiciones. Si se encontraran delincuentes entre ellos, se debe hacer un trabajo acorde a la Ley pero no deshumanizar a las personas que van de paso por nuestro territorio. Berta Oliva, coordinadora general del COFADEH

Solo van de paso

Ante esta realidad, la Diócesis de Danlí ha activado la Pastoral de Movilidad Humana, para que, desde las parroquias de Trojes y en Danlí atiendan a los migrantes, que solo van de paso por este territorio sin la intención de quedarse a vivir en Honduras.

En conversación con el Obispo de Danlí, Monseñor José Antonio Canales, relató la situación de los migrantes que día a día son atendidos en los albergues parroquiales, anoche había unas 300 personas en Trojes y Danlí, a quienes se les brinda alojamiento y comida.

Los feligreses voluntarios para atender a los migrantes se las ingenian no solo para llevar alimento y ropa, sino que realizan actividades lúdicas con los menores de edad, así los pequeñines dejan una huella colorida a su paso por “la ciudad de las colinas”.

Pese a que se ha visto apoyo de la empresa privada al proveer productos de primera necesidad para los migrantes, y la solidaridad de los ciudadanos para atender a los haitianos (especialmente) entre Trojes, Danlí y Tegucigalpa, algunos escritos [la semana pasada] decían que la Iglesia Católica avalaba un castigo para las personas que ayuden a los migrantes que cruzan la frontera entres Nicaragua y Honduras.

Por esa mención, la Diócesis de Danlí emitió un comunicado afirmando su compromiso con todo ser humanos que sufre y solicite su auxilio, por lo tanto, los albergues parroquiales seguirán abiertos en toda la ruta donde transiten los hermanos migrantes y soliciten una comida y un lugar donde pasar la noche.

Antes de cumplir la ley de Migración y Extranjería artículos de 101 al 105, prevalece la declaración universal de los derechos humanos y ante un conflicto de leyes prevalece el convenio internacional que Honduras firmó el 10 de diciembre de 1948 en Paris (Fracia).

Es estos artículos expresa que todo transportista, dueño de hotel que de alojamiento a los ilegales debe ser detenido, entendemos claramente, pero hay que hacer valer primero la ley internacional que la nacional.

El migrante ilegal que no anda papeles en regla (pasaporte o visas), que es la mayoría de los casos sobre todo en países tan pobres como Haití, la única opción que tienen son los puntos ciegos de la frontera, ellos no pueden ingresar por fronteras legalmente establecidas, lo más fácil para ellos sería entrar por la aduana de Las Manos (Alauca), pero ellos no llevan papeles en regla, reiteró Monseñor Canales.

La región montañosa de Trojes es el escenario de pequeños grupos que empezaron a llegar a principio de año, desde entonces son atendidos en la parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Trojes. Para Semana Santa se fue incrementando el fuerte movimiento migratorio principalmente cubanos, haitianos y sudamericanos, agregó el prelado diocesano.

Feligreses y ciudanía solidaria ayuda a los migrantes en las parroquias:

►Perpetuo Socorro en Trojes

►Santa María de Suyapa en Jamastrán

►Sagrado Corazón de Jesús periferie Danlí

►Catedral de la Inmaculada Danlí

Canales aclaró que, si bien la policía no ha intervenido en los albergues ni se ha detenido a vehículos de la iglesia que transporta a los migrantes, en el camino donde transitan como personas, no han sido respetados.

El contexto de paso migratorio por Honduras es el resultado -según el Obispo- de recibir lo que también exportamos, porque también somos un país donde lamentablemente el 70 por ciento de la población no tiene lo necesario para vivir con dignidad “creo que todo ser humano desea un mejor porvenir en lo que es salud, techo, alimentación, esto que no es lujo”, el fenómeno de la migración sucede desde que el mundo comenzó.

Con lo que dicen las agencias especializadas a nivel mundial, después de la pandemia por COVID-19 el mundo se ha empobrecido, hay personas que nos dicen “Monseñor esto apenas comienza, viene una avalancha de migrantes” y nos asusta porque nuestros recursos son limitados, pero no nos deja de impresionar una realidad, los que ya eran pobres están a la orilla de la miseria, hay que poner mucho cuidado a que venga más migrantes.

Es el pueblo de Dios quien hace enchiladas para la cena, lleva frutas, no teníamos un fondo para esto, pero estamos saliendo adelante.

El obispo hizo un llamado para que el pueblo responda diferente. “Recordemos el camino que han pasado nuestros compatriotas por Guatemala y México y Estados Unidos, no actuemos de la misma manera. El 95% tenemos al menos un familiar que se fue de este modo para el norte, todos de alguna forma hemos sido tocados por el fenómeno de la migración”.

Cacería contra los haitianos

Al cruzar al lado hondureño, la policía persigue y extorsiona a los haitianos que ingresan por Trojes. Además, algunos malos compatriotas le venden alimento a alto costo y los obligan a transitar a pie, por el hecho que, quien se atreve a dar jalón a los migrantes son acusados de tráfico de personas.

La situación es vergonzante, afirmó el líder social Mario Argeñal, porque los haitianos están siendo objeto de lo que nosotros no deseamos que pase con los hondureños fuera del territorio nacional.

Hay una crisis humanitaria, debemos hablar del derecho universal de los derechos humanos para no deshumanizar.

Argeñal quien ha visitado la zona fronteriza, afirmó que existen sectores estafando a los haitianos. Pero en Danlí se han encontrado con personas solidarias que reciben a los migrantes en albergues parroquiales improvisados pero dignos, haciendo referencia al trabajo del Obispo José Canales.


La situación de los migrantes debería crear conciencia porque ¿Quién no tiene un pariente migrante fuera de Honduras? Reflexionó Argeñal, aunque eso debería crear conciencia, no es así, a excepción de la Iglesia afín con los pobres.

Para el defensor Argeñal, el trato hostil hacia los migrantes es parte de los convenios entre el dictador Juan Orlando Hernández con el imperio norteamericano, y uno de ellos es no permitir que ciudadanos hondureños y de otros países lleguen a los Estados Unidos.

Entonces esta línea anti migratoria obedece al Departamento de Estado de los Estados Unidos y a la misma Embajada Americana, para que Hernández se mantenga en el poder con la implementación de acciones que violentan los convenios internacionales y los derechos humanos.

A Hernández lo que le interesa es quedar bien con su amo, tenemos claro que el régimen sigue líneas del imperio, como un “tercer país seguro”, pese a que los Estados Unidos haya negado la existencia de este acuerdo en febrero pasado, que evita el paso migratorio irregular (sin documentos).

Acuerdo de Cooperación de Asilo (ACA) con Estados Unidos, conocido como “Tercer país seguro”

La firma de este acuerdo aseguraba que Honduras daría refugio a migrantes de países como Cuba o Nicaragua, El Salvador e incluso Guatemala, que solicitaran asilo para llegar a Estados Unidos.

Por lo que la actitud violenta de parte de la policía y otras ordenanzas no son decisiones propias, sino la respuesta al cumplimento de órdenes del gobierno central y la concentración de poder de Hernández, relató el profesor Mario Argeñal.

En la cultura conservadora y racista de la zona oriental del país, a los haitianos se les trata de manera inhumana por su color de piel, ante una indisposición cultural hacia ellos; sin embargo, los grupos solidarios están presentes, pese a las amenazas de castigo.

No olvidemos que somos un pueblo de migrantes desde nuestros orígenes por la invasión de los españoles, además hay más de 1.5 millones de hondureños en el extranjero y no queremos que los traten igual que como se está tratando a los haitianos por el territorio hondureño, y en el marco de la crisis debemos ser solidarios, concluyó Mario Argeñal.

Familia haitiana descansa a la orilla de la carrertera entre Trojes y Danlí. Para ellos el transporte está prohibido.

Los haitianos comentan que en ningún territorio de los que ellos han transitado se les ha tratado como en Honduras y no entienden ¿Por qué?


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