miércoles, 22 de mayo de 2019

El nuevo código del crimen organizado



Los titulares de los medios tradicionales de Honduras omitieron esta semana las cinco columnas que ameritaban los detalles del primer pedido de información de Estados Unidos a Tegucigalpa sobre las operaciones criminales de Tonny Hernández y su familia.

En el lugar que debía destacarse esa información metieron el fingimiento de la muerte que hizo un perro inteligente, para evitar ser bañado por su amo. Un animal de la raza Bang Kew se hizo el muerto porque odia el chapuzón, y así evitó ser enjabonado ayer.

Y no es una metáfora, un periódico hondureño destacó ese hecho en pulagadas columnares que debieron ser para contarnos sobre las naves de la familia Hernández bajo sospecha de transportación de drogas.

Médicos y profesores amenazan con protestas la próxima semana, escriben a toda plana, pero no publican que estos profesionales reaccionan contra el Fondo Monetario Internacional que endeuda a Honduras y que hace tratos con los narcotraficantes del poder, sin importarles nada la deuda de 18 mil millones de dólares durante el golpismo que cumple 10 años el próximo mes.

Felices los pobres medios informan sobre la llegada de buques gringos armados al golfo pérsico para intimidar a Irán, pero no destacan que la próxima semana llega a Honduras el relator de la ONU contra las desapariciones forzadas, para revisar los incumplimientos del Estado.

Y así, seguimos viendo ese comportamiento lamentable de unos medios al servicio de la dictadura militar que, a su vez, es servidora de la estrategia del crimen organizado que impulsa el Comando Sur en este triángulo norte de Centroamérica.

Al amparo de esta suma despiadada de silencios y omisiones vemos, en cambio, a una prensa regocijada con el nuevo Código Penal que entra en vigencia en noviembre próximo, pero que desde hace diez años es aplicado de modo diferenciado contra unas y a favor de otras.

Los periódicos publican a cinco columnas la persecución contra el internet y sus aplicaciones masivas, las redes sociales, porque están felices que el Estado persiga a esta revolución informativa que ha provocado la ciudadanía con sus teléfonos en mano.

La entrada de la población al whatsapp, el facebook, el tuiter, el instagram y el trabajo en redes para producir contenidos, tendencias y generar opinión pública, es un golpe duro al sistema tradicional de medios que durante 80 años se dio el lujo de censurar a estas fuentes, sus temas y sus opiniones.

En realidad no se trata de enfrentar con el derecho penal la autonomía de las redes ni el carácter verdadero o falso de las informaciones difundidas, de lo que se trata es de limitar el poder de influencia que la gente tiene ahora por sí misma.

El poder de decidir en plena autonomía todo aquello que deseamos compartir con los demás sobre las cosas que nos gustan o disgustan, lo que preferimos pensar de x o y situación, y el poder de divulgar lo que esos medios secuestrados por la dictadura no quieren revelar. Ese es el poder que quieren atacar.

El sistema tradicional de medios está embalado con la reducción de penas a los acosadores y violadores sexuales, porque el tema llega directamente a los dueños, directores y editores – en su mayoría hombres hijos del patriarcado violento – que en muchos casos han sido denunciados por las víctimas en televisoras, radios y periódicos de las principales ciudades del país.

Las agencias de las Naciones Unidas y organizaciones internacionales han hecho enormes esfuerzos por convencer a los legisladores que una forma de disminuir el impacto depredador de los delitos sexuales es cortando la libertad a los predadores, privándolos de sus privilegios. Pero no, el nuevo código, que es peor que el viejo código, los trata con guantes de ceda.

No dudamos que las organizaciones de mujeres y las organizaciones de derechos humanos en general, al menos van a recordarle al reino de España que cese de comportarse como un régimen franquista, de la edad media, porque donaron mucho dinero para cambiar esta legislación penal de Honduras. Y sus jueces y diputados capacitados, salen con esto? Machones perversos.

Y el reclamo debe ser, también, directo contra los gobiernos de Canadá y Estados Unidos, que le dan soporte político, ideológico y económico a esta dictadura feroz que aprovecha su dinero para cambiar los tipos penales  y además reducir las penas por posesión y tráfico de drogas.

Como bien dice el académico Noam Chomski, el discurso de combate al narcotráfico además de falso es perverso. Falso porque en realidad no se combate nada, porque se deja pasar todo. Y no se combate a nadie, porque hasta presidentes eligen los criminales. Y es un discurso perverso porque en realidad sirve para matar a la competencia empresarial y controlar a los pueblos en base al miedo y la represión militar.

O sea, una dictadura basada en el crimen organizado, fundamentalmente en el control de la corrupción y el narcotráfico, decide bajarse a sí misma la penalidad de poseer, producir y traficar heroína, cocaína, achis, crack y otras drogas sintéticas para el mercado consumidor del norte.

En cambio, aprovecha el momento para castigar como terrorismo el derecho humano a la libre expresión, que incluye la libertad de criticar, de manifestarse públicamente y de utilizar cualquier medio, no importa cual, para difundir sus ideas.

Este es el nuevo momento de Honduras. Es como el momento que sufre la vecindad de El Salvador, donde los victimarios, los criminales, le están pidiendo a la asamblea legislativa una ley de impunidad que los proteja, unos juicios penales simulados, una privación de libertad en casa y, principalmente, que la verdad no sea revelada y que las víctimas se queden tranquilas.

Pero las víctimas, como es lógico y humano y ético pensar, exigen saber la verdad y sanción a los responsables, y además exigen reparación de los desastres humanos provocados y la garantía de no repetición de los hechos.

Es la misma demanda en Honduras, tanto en contra los torturadores, asesinos y culpables de desapariciones forzadas, como para los corruptos y narcos que provocan el mayor desastre humano de los últimos 200 años de historia.

En nosotros está permitirle a estos miserables delincuentes con poder, salirse con la suya. Pero también vea usted, quien sabe, si mañana esta misma ley bozal sea utilizada contra quienes hoy se regocijan de publicarla. Así es la vida, a veces…

Buenas noches!

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