jueves, 16 de mayo de 2019

A gerencia del conflicto hondureño



El próximo mes de junio Honduras ¿recordará?, ¿celebrará?, ¿condenará?, ¿llorará? ¿O luchará? diez años de golpismo.

Por si lo habíamos olvidado, el 28 de junio de 2019 se cumplirá una década del Golpe de Estado que partió a Honduras en tres: la Honduras chafarota lame botas del Comando Sur, la Honduras próspera del Cartel de Lempira, el Planeta Verde, la Red de Pandora, y la Honduras resistente, la sufriente, la invencible, la valiente.

No es fácil hallar el mejor verbo para definir la acción que se merece un tiempo tan largo de éxito militar, de prosperidad criminal y de sufrimiento popular. No lo es.

Pero tenemos tiempo para seguir pensando el buen verbo, mientras tanto podemos analizar otros aspectos de este lamentable episodio.

¿Cómo ha sido posible que la élite del crimen organizado que dirige Estados Unidos en Honduras haya permanecido estos diez años en control del Estado?

Podemos intentar algunas respuestas basándonos en algunos hechos que han ocurrido durante estos años.

Sin duda, la estrategia de gerenciar la crisis social y política de Honduras es una decisión del gobierno de Estados Unidos, particularmente de su gobierno paralelo representado por el Pentágono, el Comando Sur y el Fondo Monetario Internacional.

Ese gobierno paralelo creó el Consejo Empresarial de América Latina para triangular los fondos que financiaron el golpe, así como en 1980 había creado a nivel local la Asociación para el Progreso de Honduras que financió la tortura, la desaparición forzada y el asesinato de la oposición política a la ocupación militar del territorio.

A nivel ideológico el golpe usó los carteles religiosos y mediáticos para llenar de basura el ambiente nacional y sostener la idea que es mejor una dictadura de narcos violentos y corruptos que una apertura política al socialismo del siglo 21. Y Estados Unidos sigue basándose en esas MISMAS gargantas asalariadas para sostenerse hasta nuestros días.

En la esfera puramente política Washington utiliza la OEA, el Grupo de Lima, el ProSur y a sus propias agencias policiales y de inteligencia, la DEA, el FBI, la Policía de Fronteras y la CIA, para el manejo del crimen organizado en este eslabón central de la gran cadena que empieza en el sur de América hasta su mercado expandido.

Estados Unidos ha sacado una enorme ventaja de esta gerencia económica. Después de 1989 dejó sembrada en Palmerola una súper base militar permanente y en la laguna de Caratasca una base naval móvil. Además, un ejército local obediente, que no duda un instante en triangular con la Otan Latina y el imperio sionista para atacar el vecindario.

Después de 2009 tras el golpe, los intereses estadounidenses se ven claramente prosperados en el terreno geoestratégico, con oficinas instaladas en Casa Presidencial, el Ministerio Público y la Corte Suprema, desde donde opera el proceso electoral, la administración de la justicia, el comercio de droga, los movimientos migratorios y las relaciones internacionales de Honduras. Es decir, dirige el gobierno nacional.

El objetivo ha sido siempre ese, regresar el país a la falsa normalidad. Esa normalidad que llama poderes de Estado a las ventanillas de los criminales en el ejecutivo, congreso y corte, que nombra elecciones al fraude, presidente al impostor, Eminencia Reverendísima al triste religioso que pontifica desde la catedral de la dictadura, y esa normalidad que se atreve a calificar de tranquila la violencia militar, tranquila la masacre. Tranquila la deuda externa de 18 mil millones de dólares a la fecha.

Entonces, por eso debemos aprovechar la partida de Guimaraes para preguntarnos en serio qué hace realmente la Maccih en este proceso de construcción de la estabilización de la crisis? Y de qué sirve realmente la prolongación de su mandato.

Podemos también aprovechar la próxima visita del relator de la ONU sobre las desapariciones forzadas para preguntarle qué hacen las Naciones Unidas en este macabro proceso de normalización de la corrupción, el fraude electoral, la corrupción y la dictadura militar?

Tenemos, igualmente, que aprovechar la visita en junio próximo de 80 mujeres periodistas que llega a Tegucigalpa y San Pedro Sula porqué la prensa internacional no designa a Canadá y a la Unión Europea entre los financiadores de este desastre nacional que obliga a la población a marcharse de Honduras?

El Cofadeh aprovechará la última semana de este mes de mayo – la semana internacional del detenido desaparecido — para exigir a la ONU que vaya de una vez por todas por los responsables de la desaparición forzada después de la ocupación militar de Honduras en 1980, y después del golpe de 2009. No se puede continuar posponiendo la justicia. Ya basta!

En resumen, tenemos que evitar el uso de las organizaciones internacionales para imponernos la Honduras falsa, y tenemos que denunciar con nombre y apellido a los países traidores que financian este despropósito normalizador.

Una sola intervención internacional es aceptable, y es esa que nos ayude a expulsar a los canallas que nos dañan. No aceptamos ninguna otra intervención que venga aquí a domesticar nuestra brava resistencia y a distraernos de la reconquista de la vida. Y de la Patria.

¡Buenas noches!

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