sábado, 17 de febrero de 2018
¿Son los derechos humanos y la sociedad civil un negocio?
Por Rodolfo Cortés Calderón
Foto: Eduardo Tamayo G.
Breve historia represiva imperial en Latinoamérica
El golpe de Estado Militar del 24 de marzo de 1976 contra el gobierno constitucional de Estela Martínez de Perón, dirigido por el general Jorge Rafael Videla en la República de Argentina, marca el mayor acto de terror que haya sufrido el pueblo del prócer Manuel Belgrano, todo enmarcado dentro del Plan Cóndor que financió, instruyó y dirigió el gobierno de los Estados Unidos en el Cono Sur y que abarcó los gobiernos de Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Paraguay, Perú y Bolivia, aunque tuvo serias ramificaciones con otros regímenes dictatoriales de México, Honduras, Granada, Haití, Guatemala, Colombia y otros.
Indudablemente que hay muchas organizaciones meritísimas como defensoras de los Derechos Humanos en todos nuestros países latinoamericanos, pero no dudamos en reconocer también que algunas han sido cómplices del imperio gringo y de los gobiernos oprobiosos de algunos de estos Estados.
Los derechos humanos en Argentina
La Asociación de Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo
Queremos empezar reafirmando nuestra admiración, reconocimiento y solidaridad por estas indoblegables madres-abuelas defensoras de los derechos humanos de Argentina que en estos momentos enfrentan al pro imperialista gobierno de Mauricio Macri en dos abusos de autoridad, el primero, con el allanamiento ilegal de su propia sede sita en Buenos Aires y su pretendido cierre y, el segundo, con la perversa intencionalidad del régimen de querer destruir la histórica Plaza de Mayo, “remodelándola”, lugar donde estas dignas y valientes mujeres desde hace 2,160 jueves, sin desmayar, (40 años) emplazan a los diferentes gobiernos militares o civiles exigiendo el aparecimiento, juicio o reparación de sus familiares desaparecidos. Se les identifica desde su creación, hasta ahora, por su cabellera plateada y el pañuelo blanco en su cabeza.
Esta insigne organización fue fundada el 30 de abril del año 1977 durante la dictadura del general Rafael Jorge Videla y las primeras madres combativas fueron: Azucena Villaflor, Berta Braverman, Haydeé García Buelas, María Adela Gard, Julia Gard, María Mercedes Gard, Cándida Felicia Gard (hermanas), Delicia González, Pepa García de Noia, Mirta Baravalle, Kety Neuhaus, Raquel Arcushin, Antonia Cisneros, Ada Cota Feingenmuller de Senar y otras. Su actual presidenta es Hebe de Bonafini.
Defendían de las garras de los militares pro imperialistas a sus hijos, hijas, maridos y hoy día luchan por la recuperación de medio millar de nietos y nietas arrancados de las entrañas de sus hijas asesinadas que fueron “adoptados” por sus viles secuestradores o familiares cómplices.
Este grupo de mujeres defensoras de los derechos humanos en Argentina y digno ejemplo para sus similares de América y el Mundo cumplieron el año pasado 40 años de lucha enfrentando a regímenes militares, pero también a gobiernos civiles alineados con el imperio gringo gestor del Plan Cóndor. Desde su creación estas madres-abuelas han enfrentado los siguientes gobiernos argentinos: Jorge Rafael Videla, Roberto Eduardo Viola, Leopoldo Fortunato Galtieri, Reynaldo Bignone (Todos Generales Militares); Raúl Alfonsín, Carlos Saúl Menem, Fernando De La Rúa, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Duhalde (civiles con mentalidad militarista), Ernesto Kirchner, Cristina Fernández y Mauricio Macri (el último neoliberal pro imperialista).
Tienen las madres-abuelas de la Plaza de Mayo el mérito de haber llevado a la cárcel a militares generales ex presidentes de facto, violadores de la vida y dignidad humanas como Jorge Rafael Videla, Roberto Eduardo Viola, Leopoldo Fortunato Galtieri, Reynaldo Bignone; a Carlos Saúl Menem, “civil” y más de un centenar de altos oficiales, de un total de 550 militares y civiles que fueron procesados.
Los Derechos Humanos en Honduras
En Honduras existen actualmente una veintena de organizaciones entre estatales y privadas (ONGs) que se dicen defensoras de los derechos humanos y de la dignidad de los hondureños. Hay algunas que realmente son un verdadero ejemplo de combatividad y estoicismo, pero otras han hecho de esta digna filosofía su negocio y son una vergüenza. Las hay defensoras de los niños, defensoras de la vida; defensoras de los trabajadores; defensoras de la mujer, de la diversidad sexual; de los derechos ciudadanos; del ambiente y territorios; de las comunidades, de la seguridad alimentaria, etc.
Con la represión militarista que se dio a partir de los años 80s, surgieron las primeras organizaciones defensoras de la vida y la dignidad humanas, entre ellas el Comité de Derechos Humanos de Honduras, CODEH (F. 11/05/1981). Paralela al CODEH y motivados por este ente surgió en Santa Bárbara, la Coordinadora de Derechos Humanos de Santa Bárbara, CODEHSBA, fundada el 10 de mayo de 1982 por algunas de las siguientes personas, unas vivas y otras difuntas: Francisco Gálvez, Mártir López, Osmán Rápalo, Silverio Muñoz, Juan Ángel Sagastume, René Orlando Muñoz, Óscar Humberto Mejía, Patrocinio Martínez, Bertilio Mencía, Silverio Muñoz, Leandro Mercado, Humberto Perdomo y los religiosos José Luis Vélez, Víctor Manuel Cortés y María Dennise Dubois. Esta última religiosa de la Congregación de Nuestra Señora (Notre Dam), ya difunta. Fue la ideóloga y asesora de la Coordinadora ya que ella trabajó muy de cerca con las organizaciones populares en los años 70s durante la represión promovida por el dictador de Chile, Augusto Pinochet Ugarte. Gracias a su fina labor, que siempre agradecimos, ninguno del equipo sucumbió a pesar de que eran los aciagos tiempos de la Seguridad Nacional en Honduras dirigidos por los asesinos Roberto Suazo Córdova, presidente del régimen y el general Gustavo Adolfo Álvarez Martínez, Jefe de las Fuerzas Armadas. Todo dentro de la política estadounidense llamada Plan Cóndor. La Coordinadora a pesar de que sincronizaba algunas acciones con el CODEH, fue siempre independiente y autonómica en su accionar. Ningún miembro de esta organización recibía un centavo de pago, todos trabajaban voluntaria y responsablemente por amor al pueblo y a la Patria. El reverendo José Luis Vélez, era sólo el administrador de los magros fondos provenientes de la solidaridad internacional. Se defendía a las organizaciones campesinas; se luchaba contra el servicio militar obligatorio; se visitaban los presos políticos; se ayudaba a las familias afectadas; se apoyaban las tomas campesinas; se denunciaba públicamente a los gobiernos y las FFAA; se presentaban habeas corpus y hubo infinidad de capacitaciones para promotores y procuradores en derechos humanos y conocimiento de la Constitución de Honduras. Eran tiempos de fuerte represión, desaparecidos, asesinatos y cateos a los centros e iglesias católicas comprometidas con la justicia, la paz y los derechos humanos como Las Milpas, El Yunque, La Comena, La Fragua, la Granja de Sensenti, Cataguana, en fin.
Posteriormente surgió el Comité de Familiares de Detenidos y Desaparecidos de Honduras, COFADEH (F. 30/11/1982) que en aquellos tiempos hacía un trabajo aguerrido y comprometido con su causa.
En esos años sucedió el asesinato y desaparición de nuestros amigos y compañeros de estudio, trabajo y de ideales: Miguel Ángel Pavón, Guadalupe (James) Carney, Manfredo Velásquez Rodríguez, Pablo Luna, Juan Ramón Dermith, Jorge Alberto Maldonado, Osman Rodríguez y otros de meritísimo recuerdo entre más de doscientas personas.
Más recientemente han surgido otras organizaciones y algunas de las originales se desnaturalizaron, como el CODEH y las estatales entre ellas el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, CONADEH, que ha sido un nido de ratas y de ocultos intereses, junto con el Ministerio de Derechos Humanos creado durante el régimen de Porfirio Lobo Sosa para tapar el golpe de Estado, eliminado por el dictador Juan Orlando Hernández, JOH, y reabierto hace unas semanas por él mismo para su objetivo dictatorial. Todos un fiasco, sustentados y alineados por el dictador para afianzar su ilegal y fraudulenta reelección.
Dentro de las organizaciones más recientes que merecen todo nuestro respeto y admiración por no claudicar a su labor en defensa de los derechos humanos y civiles están el MADJ, CASA ALIANZA, FIAN-H, CIPRODEH, C-LIBRE, ERIC-RP y varios Centros De Derechos De La Mujer.
La sociedad civil hondureña
Pero hace algunos años, no más de una década, han surgido, como hongos en la entrada del invierno, unas organizaciones muy raras, la mayoría de maletín, que se hacen llamar organizaciones de la sociedad civil sin que usted sepa quien las eligió o quien votó por ellas para que nos representen. El mundillo político hondureño está plagado de estos bichos que asumen a nombre de todo un pueblo su liderazgo y se acoplan descaradamente ante cualquier poder, aunque prefieren los gobiernos de facto porque en ellos pueden ocultar y nutrir sus verdaderas intenciones capitalistas.
Si actuamos de manera racional diríamos que las verdaderas organizaciones de la sociedad civil son los gremios profesionales, los sindicatos obreros y campesinos; los patronatos comunitarios que funcionan de manera autónoma e independiente. Las demás son organizaciones privadas de desarrollo, OPD, u organizaciones no gubernamentales, ONG, con fines de lucro muy subliminales que responden a intereses de quien las financia; lo mismo los partidos políticos que tienen dueños que los manipulan y las iglesias, que responden a sus “líderes religiosos” y que dentro de un estado laico no deberían tener cabida como miembros de la sociedad civil.
Conclusiones
1. Nuestro inmenso reconocimiento a la labor de la Asociación de Madres-Abuelas de la Plaza De Mayo, de la República Argentina, que han puesto toda la carne en el asador logrando juicios y el encarcelamiento de más de media docena de presidentes de facto y civiles .
2. Exhortamos a las organizaciones hondureñas comprometidas con la defensa de los derechos humanos a seguir el digno ejemplo de las madres-abuelas argentinas y no ceder en lograr juicio y cárcel para tanto asesino señalado empezando por los presidentes Roberto Suazo Córdova hasta Juan Orlando Hernández y no claudicar en la intención de llevar a juicio y cárcel a todos los militares que resultaren implicados desde los tiempos de Gustavo Adolfo Álvarez Martínez hasta René Orlando Ponce Fonseca, actual Jefe del Estado Mayor de las FF.AA., incluyendo otros altos oficiales del Ejército y la Policía Nacional, asesinos de más de un centenar de ciudadanos durante el golpe de Estado 2009 y los asesinatos de personas durante el fraude electoral y represión de diciembre 2017 y de los meses que van del 2018. No permitamos que organizaciones que se llaman de “derechos humanos” o de la mal llamada “sociedad civil” hagan negocio con el sufrimiento y dolor de nuestro pueblo.
3. En casi todos los países de América Latina se ha enjuiciado a ex presidentes corruptos y asesinos, militares o civiles, pero en Honduras a pesar de tanta ignominia ninguno de estos saqueadores y asesinos ha sido castigado en las ergástulas. No incluimos el caso del ex presidente Rafael Leonardo Callejas Romero, porque quien lo tiene con un grillete en el pie en Estados Unidos, no son las autoridades hondureñas, sino el gobierno estadounidense por el Escándalo FIFA, mientras en Honduras se le considera como el corrupto No. 1.
4. No debemos caer nuevamente en trampas, ni de la OEA, ni de la ONU. Apreciamos el comunicado y el contenido de exigencias de la Alianza Opositora contra la Dictadura, entregado el 07 de febrero 2018 a los tres miembros de la Misión Exploradora de las Naciones Unidas y exigimos a Salvador Nasralla Salum y a José Manuel Zelaya Rosales mantenerse impertérritos y coherentes.
5. Rechazamos la intromisión de otras personas en el diálogo que sólo compete a los partidos Nacional y Alianza Opositora. Los demás son bazofias orlandistas acomodadas contra el pueblo.
6. Animamos a la ciudadanía hondureña, principalmente a la juventud comprometida de todos los partidos políticos y movimientos sociales y gremiales a no bajar ni los brazos, ni la guardia.
¡La luz al final del túnel que nos garantizará un mejor futuro está cerca, pero no depende de comisiones extranjeras, ni de imperialistas, sino de la digna y pensante ciudadanía hondureña, principalmente la juventud!
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