viernes, 23 de febrero de 2018

La educación de aquí y la de allá en Honduras



El título es apología a un fragmento del discurso de Juan Orlando Hernández, el día que se instaló de facto como presidente de Honduras.

Pero dentro de la estructura y la forma de proceder del Partido Nacional, decires como ese no deben ser entendidos como una ligereza, como una reacción nerviosa, como un dicho aislado. De forma frecuente el Partido Nacional instala, a partir del discurso, sus proyectos malévolos, que muchas veces no escuchamos a tiempo por hacer changoneta de lo que públicamente expresan y que son sus ambiciones internas. Por eso cuando vi por muchas veces el video de la entrevista al señor Marcial Solís – Ministro de Educación – y sus comentarios me he preocupado por la ligereza de las reacciones ante esas palabras y por la simpleza con la que él las expone.

“Hay de cifras a cifras”, respondió y con ello se fue por la tangente ante el señalamiento de falta de pupitres, que puede ser también precaria infraestructura e inexistencia de establecimientos educativos en muchas zonas del territorio nacional. El asunto de fondo detrás de esa frase es lapidario. Es restar importancia a la educación y poner énfasis en los pozos (cárceles de máxima seguridad) – por ejemplo – en donde las cifras sí cuentan. Es confirmar la desproporcionada distribución del presupuesto nacional en donde la Secretaria de Seguridad recibe más que las de bienestar social, sin que los resultados en materia de seguridad sean efectivos. De manera que para el gobierno es más importante una cárcel que un lugar para que los jóvenes aprendan el buen vivir y eviten la comisión de delito. 

Tiene razón el señor Solís cuando expresa que en países donde el modelo educativo es avanzado los niños y niñas se sientan donde quieren, pues ese modelo experimenta distintas facetas pedagógicas para el aprendizaje. Pero no la tiene cuando hace esa comparación con Honduras. Acá los niños se sientan en el suelo por que no tienen donde, reciben clases en galeras – cuando pueden - porque no hay escuelas y cuando se acuestan boca arriba es por hambre, por que desmayan o por que buscan engañar al estómago, no porque tengan un iPad para aprender.

Efectivamente el modelo educativo tiene que ser flexible y necesitamos romper con muchos paradigmas que hay en el concepto y praxis educativa. Romper con la idea privatizadora que expone el gobierno nacionalista y que amenaza con dejar sin educación a la inmensa mayoría pobre de Honduras. Con la falacia de la educación por competencia vendida como calidad, que solo sustenta la mano de obra barata y limita el pensamiento y la formación del sujeto de derecho, capaz de decidir su destino. El modelo educativo debe despolitizarse, dejar de ser una plataforma para pagar favores políticos y, sobre todo, garantizar la formación docente y las condiciones pedagógicas, para que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea pertinente, eficaz y adecuado a las condiciones de dignidad que demandamos los hondureños y las hondureñas: los que estamos en Honduras y no con el ministro de educación y el Partido Nacional.

Yo creo como usted, señor Ministro, que en este nuevo paradigma educativo efectivamente tenemos que ser creativos e innovadores. Tenemos que serlo en la capacidad expedita de encontrar la forma de elegir funcionarios, en los despachos educativos, que se asuman desde su condición de hondureños por Honduras y no de políticos por su partido. Creativos en la readecuación del currículo para que ponga las bases de un proyecto de país y no de empresas que buscan lucro con la educación. Creativos en la generación de espacios pedagógicos en donde el Estado pone los recursos y el docente las habilidades, pero la respuesta es en función de la dignidad soberana y no de antojo de un proyecto desencarnado e inhumano. 

Efectivamente debemos innovar y una acción primera - concreta - es frenar esa campaña violenta de pacificación por la vía militar que con su gobierno - señor ministro – nos imponen. Pacificación cuya intencionalidad es obligarnos a aceptar un fraude y un modelo de sociedad corrupto y voraz, que valiéndose de la educación destruye nuestro estado de bienestar social, socaba nuestros derechos ciudadanos y cercena la verdadera idea de independencia, desde la propia experiencia de aula con los niños y jóvenes. 

Si realmente a usted le interesara que Honduras ostentara un modelo educativo como el de Finlandia, usted señor ministro, sería el primero en oponerse a la carrera armamentista y violenta que promueve su presidente. Sería el primero en denunciar la criminalización de la juventud, las muertes arbitrarias de estudiantes ejecutados después de hacer señalamientos contra el gobierno. Sería usted el abanderado en la demanda por un mejor, mayor y efectivo presupuesto para la educacion nacional y el primero en condenar el excesivo presupuesto a la seguridad que, en Honduras, solo sirve para reprimir al propio pueblo que demanda responsabilidad en quienes se presumen sus representantes.

Cuando usted señor ministro se decida a asumirse en la tarea de defender a la gran mayoría en vez del proyecto político de este Partido Nacional, usted tendrá mi compañía, mis esfuerzos y desde luego toda la creatividad que me sea posible al servicio del proceso emprendido. Por ahora solo me resta decirle que espero recapacite y cambie la versión de su discurso, eso que dijo fue tan bajo e indigno, como cuando su presidente se atrevió a comparar su versión de Honduras con Disney o la primera dama aseguró que sus hijos jamás se irían mojados. Con su permiso.

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