lunes, 5 de febrero de 2018
Herminio Deras, 35 años y los muros que no olvidan
Hay muros que hablan, muros que expresan actos de amor, de memoria colectiva, de reivindicación de héroes y luchas.
En éste enero, cuándo se cumplen 35 años del asesinato por el Estado, de éste digno hijo de Honduras y por el cual no cesamos de exigir justicia, en un barrio proletario de San Pedro Sula, ha aparecido un mensaje, escrito a pulso y con amor: Herminio Deras, Hasta la Victoria Siempre. Se ven rasgos firmes, hermosos, que huelen a Juventud y a años de terca lucha por dignificar nuestra tierra.
Y es que Honduras, no deja de vivir momentos azarosos, su historia se escribe cada día con sangre y dolor, provocado por los mismos sectores de las élites de poder, que la han convertido en un país despedazado, sin soberanía, sin institucionalidad, sin Estado de Derecho. Un país donde sus ciudadanos y ciudadanas, no tienen respuesta a sus derechos fundamentales, donde la juventud se ve obligada a emigrar, o a delinquir, porque no tiene opciones para una vida con decoro.
Honduras, un país, en donde en lugar de que la cultura le cante a la vida y al amor, se le asesina sin piedad; donde no hay acceso a la educación, porque un pueblo educado y culto es un pueblo alegre y libre. Y lo menos que desean los enemigos de la civilización es un tener un pueblo que ría, que cante, que piense. Ignorantes son más útiles los pueblos, porque son fáciles de manipular y avasallar.
Honduras, saqueada y vendida al mejor postor y que sin embargo ha dicho basta y comenzado a caminar con paso apurado, desbordando energía y sabiduría en sus calles, retando a los círculos políticos a buscar soluciones radicales y de transformación. Honduras donde la juventud se ha cansado, se ha hastiado de tanta podredumbre y grita en las calles ¨Dignidad, Aquí Estoy¨
Honduras, país al que Herminio amó y su mayor prueba fue entregarle su vida. Nunca vaciló al escoger de qué lado estaba su deber, por eso educaba a la juventud, a los obreros, a los campesinos. A las masas trabajadoras las acompañó en sus grandes jornadas de lucha por el derecho a la tierra, por el derecho a empleos dignos, por el derecho a la educación, a la salud, a la cultura, por el derecho a construir el poder popular. Fue condenado a muerte, lo sabía, pero no vaciló en su compromiso social y político.
35 años han transcurrido desde aquél 29 de enero de 1983. Se tocaron las puertas de la justicia nacionalmente y están han permanecido cerradas, se tocaron las puertas de la justicia a nivel internacional ante la CIDH y a 16 años desde ése trámite, aun la burocracia cabalga vergonzosamente con una lentitud pasmosa. Y es que la justicia para los pobres tiene sabor a impunidad, a contubernio, a cálculo político.
35 años de un crimen, que ahora es acompañado por nuevos crímenes cometidos por una dictadura que arranca a tirones el vestido raído de la patria. Jóvenes y adultos martirizados, que se enfrentan a la poderosa maquinaria bélica y de odio. Una dictadura que se consolida con el vergonzoso apoyo de la comunidad internacional que es ciega y sorda ante la Honduras que sufre y lava sin descaro las manos ensangrentadas del dictador.
Herminio está junto a los nuevos mártires, no los deja solos. Herminio camina junto a esas masas que se han declarado en rebeldía. Su ejemplo, su legado es fuente de inspiración y aunque las puertas de la justicia permanezcan cerradas, mientras la memoria colectiva no se cierre, Herminio tendrá la justicia de la historia.
Hermano, jamás traicionaremos tu legado, jamás nos cansaremos de luchar por ti. Ocuparemos humildemente el lugar que el deber exige, estaremos junto a la patria que llora por tanto ultraje, pero que se levanta con la fuerza de su juventud y el ejemplo de los mayores dignos.
Herminio, Hermano, Compañero, Camarada, Gracias por tu ejemplo.
Alba Luz Deras García, 29 enero 2018. El Progreso, Yoro.
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