jueves, 1 de febrero de 2018

Autoritarismo y denuncia por corrupción marcan la instalación del nuevo Congreso Nacional



La imposición de una Junta Directiva, totalmente controlada por el Partido Nacional y los institutos políticos afines al régimen de Juan Orlando Hernández, ha marcado el inicio de la primera legislatura del nuevo Congreso Nacional.

Los nacionalistas se impusieron con 61 votos y seis votos divididos entre los partidos Unificación Democrática, Democracia Cristiana y Alianza Patriótica Hondureña.

La nueva junta directiva en propiedad del Congreso Nacional es una acción que reconfirma como se manejan los procesos políticos en Honduras y convierte al Poder Legislativo en una bolsa de valores para los diputados que buscan acumular riquezas, dijo el historiador Edgar Soriano: “siempre se negocia a espaldas del pueblo, siempre hay millones, como por ejemplo esta elección, se oferta al mejor postor porque no hay una verdadera representación del pueblo hondureño”.

El nacionalista Mauricio Oliva fue impuesto nuevamente como presidente, le acompañan en la vicepresidencia el médico forense e integrante del Partido Alianza Patriótica Hondureña, Dennis Castro Bobadilla, junto a Mario Noé Villa Franca, del Partido Unificación Democrática (UD); y en la secretaria el también nacionalista Tomás Zambrano.

Esa composición demuestra que el Poder Legislativo está bajo una dictadura parlamentaria, dice el diputado liberal, Mauricio Villeda, puesto que no se dio espacio para que las bancadas de oposición debatieran la moción presentada por Reinaldo Sánchez, presidente del Partido Nacional y representante del departamento de Olancho.

“Fue al estilo dictatorial, ese es el Partido Nacional y eso es lo que tenemos que combatir, no podemos seguir permitiendo que la dictadura este ahora en el Legislativo”, remarcó Villeda.

Doris Gutiérrez, diputada del Partido Innovación y Unidad (PINU), dijo que la conformación e imposición de la Junta Directiva del Congreso Nacional da la pauta de la polarización que caracterizará al Poder Legislativo.

El control total del Partido Nacional en el Poder Legislativo, y la regresión democrática que representa, obliga a las bancadas de oposición a implementar estrategias que impidan la aprobación de iniciativas, presentadas por el oficialismo, que requieran la mayoría calificada, advierte Gustavo Irías, director ejecutivo del Centro de Estudio para la Democracia (CESPAD).

“La oposición si quiere ser oposición debe articularse en torno a una agenda mínima y por lo menos tener la posibilidad de incidir y forzar decisiones en dirección contraria al partido de gobierno en lo que se refiere a la mayoría calificada como la elección del nuevo Fiscal General”, precisó Irías.

Presidente legislativo es señalado por la MACCIH

Horas después de haber aprobado la imposición de la nueva junta directiva y previo a la instalación de la primera legislatura, el presidente reelecto Mauricio Oliva fue señalado por el vocero de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (MACCIH), Juan Jiménez Mayor, de ser parte de una red de 60 diputados que han malversado fondos públicos.

Las acusaciones surgen de una denuncia de la MACCIH en la que alerta sobre el Decreto 141-2017 que da paso a la reforma de los artículos 16 y 131 de la Ley Orgánica del Presupuesto, estableciendo un nuevo proceso de liquidación de fondos públicos destinados a la ejecución de proyectos o ayudas sociales, incluyendo los dineros gestionados y administrados por funcionarios del Estado entre los periodos de gobierno del año 2006 hasta el año 2018.

En ese sentido, Jiménez Mayor dijo que una de las mayores consecuencias sería dejar sin efecto y generar impunidad en el caso “Red de Diputados” que investiga a los 60 parlamentarios.

Pese a las denuncias y en un auténtico cinismo, el presidente Oliva, rodeado de los funcionarios más allegados al régimen nacionalista, la mañana del jueves 25 de enero instaló la primera legislatura del periodo 2018-2022.

“Hoy inauguramos un Congreso con una variedad de visiones y de estilos sobre el poder. La democracia es al final de cuentas la manera de ponernos de acuerdo sobre nuestros desacuerdos. Legislaremos para modernizar el sistema electoral”, decía Oliva al momento de leer su discurso.

Mientras Oliva continuaba su discurso, la bancada del Partido Libertad y Refundación (LibRe) levantó carteles con los que pedía la salida del presidente de facto, Juan Orlando Hernández, y recordaba los nombres de los ciudadanos y ciudadanas que han sido asesinados por el Ejército y la Policía Militar y del Orden Público en el marco de la crisis post electoral.

El diputado de LibRe, Rony Martínez, manifestó y reiteró que la disertación de Oliva concuerda con el gobierno de Juan Orlando Hernández: “habló de diálogo, habló que aquí vamos a entendernos entre hermanos cuando se nos niega la palabra, cuando nos ignoran”.

“Asesinos, hipócritas, corruptos, Fuera JOH”, gritaban los diputados y diputadas de oposición frente a la cúpula del régimen y de las Fuerzas Armadas que reían y aplaudían el discurso del presidente legislativo.

Por su parte, el diputado Jari Dixon Herrera dijo que “cuantas veces sea necesario vamos a seguir con este tipo de manifestaciones, no sé si ellos quieren seguir resistiendo la protesta de los verdaderos representantes del pueblo, aquí ningún diputado puede volverse independiente del mandato del pueblo”.

La imposición de la junta directiva legislativa, la ausencia del debate y las protestas desde las bancadas de oposición, son acciones que evidencian la falta de una estrategia legislativa y de ruptura con la ciudadanía, señala el sociólogo Eugenio Sosa: “prefirieron toda la vida ver hacia la mesa principal a Oliva –Congreso 2014-2018- a ver si les concedía la palabra y hacer sus protestas internas que ver hacia la ciudadanía, yo creo que hoy más que nunca debería ver a los movimientos sociales; si quieren hacer protesta deben aportar desde su calidad de diputados y no estar cómodos en esas butacas”.

Los analistas y académicos concluyen que la reconfiguración del Congreso Nacional representa un eslabón más del golpe electoral y de la dictadura, que tendrá todas las condiciones para profundizar la política neoliberal, sin embargo, debe dar paso a un escenario de lucha en las calles.

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