martes, 21 de noviembre de 2017

Informe preelectoral Honduras


Por Ava Gómez y Oscar Navarro *

1. Contexto político
Las elecciones generales del próximo 26 de noviembre en Honduras serán decisivas para dirimir un escenario de alta tensión política, por las acusaciones de corrupción contra el actual presidente del Gobierno Juan Orlando Hernández, quien desatendiendo a la Constitución se presenta para ser reelegido en el cargo que ya ostenta. En las mismas se elegirá al presidente de la República, a 128 diputados del Congreso, a 20 diputados del parlamento centroamericano, a 298 alcaldes, a 198 vicealcaldes y a 2092 regidores. Estos comicios tienen lugar después del proceso de elecciones primarias (marzo de 2017) en las que fueron electos los candidatos y candidatas de los diferentes partidos que se presentarían a estos comicios.


El proceso, en el que participó el 43,8% del padrón (5.795.264), reflejó fallos [i] en su transparencia que alertan sobre la calidad democrática de los comicios y se mantienen como una constante que puede incidir en las próximas elecciones generales, repitiendo el escenario de las elecciones de 2013, donde la compra de votos, según el Centro de Documentación de Honduras, osciló entre el 20 y 50%, en varios municipios del país [ii] . Las acusaciones de fraude en las mesas electorales [iii] –especialmente de activistas nacionalistas– y la compra y venta de credenciales [iv], al interior de los movimientos de los partidos, son otros de los elementos de preocupación que hacen sombra sobre el proceso venidero.

La Misión de Observación Electoral de la Unión Europea destacó el uso fraudulento de cédulas de personas fallecidas o migrantes durante los comicios de 2013 [v]. La falta de depuración de estas bases de datos dificulta la confianza en el próximo proceso, máxime si se tiene en cuenta que las autoridades electorales cifran en 1.000.000 de personas el aumento del padrón (21% respecto de 2013) para este año [vi]. Ello refleja la falta de independencia del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y del Registro Nacional de Personas (RNP), dos instituciones con papeles muy relevantes en los procesos electorales y cooptadas, según denuncia la oposición, por el oficialismo.

A pesar de las deficiencias, las primarias pasadas definieron varios de los presidenciables. Excepto para el caso del partido Libertad y Refundación (LIBRE) que consolidó la alianza “Oposición Contra la Dictadura” junto con Salvador Nasralla (expresidente del Partido Anticorrupción) y el Partido Innovación y Unidad (PINU-SD) en mayo de 2017. Resultando Nasralla candidato oficial a la Presidencia de la República, por dicha coalición.

2. Contendientes destacados y coaliciones

3. Escenarios políticos y discursivos
Durante la campaña electoral los sondeos de opinión pública favorecieron al presidente del gobierno y al Partido Nacional una y otra vez frente a sus oponentes, dejando en tercer lugar siempre la Alianza que Nasralla lidera. Sin embargo, el discurso de la alianza opositora tiene un impacto importante en la ciudadanía que rechaza al actual gobierno y es capaz de articular importantes movilizaciones sociales, capaces de ponerlo en jaque.

Buen ejemplo de ellos son las masivas manifestaciones [xi] de las últimas horas, que marcan un cambio en el escenario político que refleja el hartazgo de la ciudadanía de las dinámicas corruptas del gobierno nacionalista. Más de diez mil personas protestaron el martes 7 en las calles de la capital de Honduras en rechazo a la reelección del presidente Juan Orlando Hernández en los comicios del próximo 26 de noviembre, por considerar que viola la Constitución.

Participaron en esta movilización los líderes de la oposición Nasralla y ‘Mel’ Zelaya, quienes suscribieron las declaraciones de hartazgo colectivo frente al líder del Partido Nacional, por su denostada imagen relacionada en sendas ocasiones con financiación ilegal de campañas y narcotráfico. La impronta de un discurso que ahonda en los problemas sociales de mayor calado para los hondureños, se convirtió en otro eje de la campaña y de las amplias movilizaciones, resaltando los problemas sociales y económicos del país centroamericano, ligados a la concentración de la tierra, la primarización de la economía y la precarización laboral [xii].

La salida a las calles de los capitalinos indica que el escenario puede dar un vuelco, implicando una mayor favorabilidad para la alianza opositora, de la que el Partido Liberal (cantera de Manuel Zelaya) no se ha alejado del todo. La salida natural de esta encrucijada es el acercamiento entre liberalismo (Luis Zelaya) y la Alianza de Oposición Contra la Dictadura (Salvador Nasralla), siendo esta una alternativa posible para alejar a Juan Orlando Hernández del Ejecutivo, quien seguramente se acercará a los partidos Demócrata Cristiano y con Unificación Democrática, para mantenerse en el poder.

Se prevé, además, que la extrema derecha use todas las estrategias mediáticas para movilizar a la comunidad internacional en contra de la oposición, como ya lo ha hecho en otras ocasiones, aunque, esta vez, parece no contar con el completo apoyo del Gobierno norteamericano de Donald Trump[xiii]. 

Notas:













Ava Gómez y Oscar Navarro son investigadores del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG)

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