viernes, 17 de noviembre de 2017

Cerco policial no fue obstáculo en la exigencia de justicia por femicidios



Por Sandra Rodríguez

Por orden del presidente, un cerco policial impidió el paso a las mujeres de la coalición TODAS, que pretendían sembrar un árbol en la rotonda situada atrás del edificio de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), a la que denominarán “La plaza de las mujeres”.

La movilización de este día fue para recordar a nuestras ancestras y exigir justicia por los femicidios en Honduras, declaró la defensora de derechos humanos Jessica Sánchez, quien estaba dentro del cerco policial, apostado en el entorno de la CSJ.

Del otro lado de la valla, las mujeres de diferentes organizaciones estaban con flores y manifiestos, y habían caminado desde las inmediaciones del Estadio Nacional hasta esa dependencia judicial, en Tegucigalpa.

Por orden del presidente de la República cerraron el paso, violentando el derecho a la libre circulación que como mujeres tienen, afirmó la feminista Merly Eguigure, tras dialogar con los uniformados.

Irónicamente hay policías COBRAS, antimotines, hasta una tanqueta, haciendo el ridículo porque nosotras no los vamos agredir, agregó la defensora feminista.

El árbol que van a plantar es una Jacanda morada, que da muchas flores, sombra y alegría, como todas las mujeres, y porque el poder nos cierra el paso el día de hoy, lo vamos a seguir intentado, porque este es un gobierno que ha visto a las mujeres solo como adorno, declaró Eguigure.

El movimiento de mujeres manifestó que, noviembre es un mes   para   recordar.   Recordar   a nuestras ancestras y a miles de mujeres asesinadas o desaparecidas. Recordamos a nuestras   líderes caídas, a nuestros amores y a nuestras pérdidas más sentidas. Recordamos para que ellas no vivan en el olvido, porque están aquí con nosotras cada vez que las nombramos, que las sentimos. Recordar es una palabra que significa: “volver a pasar por el corazón”.

En la movilización se mantuvo el grito de los nombres: Margarita, Bertha, Magdalena, Lesbia, Gladys, entre las más reconocidas, pero otras, decenas de Azaleas, Beatrices, Carolinas, Dixíes, Emelinas, Faustas, Ginas, Hortensias, Ixcheles, Iackies, Kristas, Lucías, Marías, Nereidas, OIgas, Patricias, Rixies, Sandras, Tatianas,  Wendys, Zulemas  y cientos  de nombres  más.

Para las defensoras, el jardín será símbolo de donde se van sembrando sus peores temores, pero también sus ideas y esperanzas. Como las niñas de Guatemala, como las muertas por aborto en El Salvador o Nicaragua, como las víctimas de violencia de México, Costa Rica u Honduras.  “Ellas son el corazón de nuestra lucha y a pesar de la tierra arrasada donde han caído sus cuerpos, con la lluvia, florecen con nosotras”, expresó el manifiesto.

Es así, que hoy nuevamente las mujeres salieron a las calles para exigir justicia, denunciar a este sistema que no camina para las mujeres. Además, denunciar que las mujeres ya no acuden a los centros de acceso a la justicia porque no creen en ellos. Mientras el Ministerio   Público expresa que las denuncias de violencias contra las mujeres bajaron, el Observatorio   de la violencia reportó el seis de noviembre que son 1,852 casos de violencia doméstica e intrafamiliar denunciados entre enero y junio del 2017, convirtiéndose en la cifra más alta por año reportada en 6 meses durante la vida del Observatorio.

“También encontramos que un 59 por ciento de los menores maltratados y reportados a Medicina  Forense  son niña,  al  igual que los delitos sexuales donde la mayoría de las víctimas  son mujeres  y  niñas  entre  cero a 12 años,  Queremos   recordar   desde  la  voz  y los cuerpos   de  nuestras ancestros,  más  los nuestros  propios  que  muchas  de estas  agresiones  terminan  en femicidios.

Afirmaron que no están contando a las sobrevivientes. Además, que no todos los casos de violencia se denuncian o son conocidos por las autoridades, la gran mayoría transcurren entre el silencio y la impotencia.

Denunciaron en el documento, que existe un Estado inoperante, un sistema de justicia sin respuestas para las mujeres, un sistema de salud incapaz de priorizar a las sobrevivientes de violencia, un sistema educativo represor y a los fundamentalismos religiosos que no sólo destruyen la idea de un Estado laico, sino que reprimen y condenan la decisión de las mujeres sobre sus cuerpos.

Todas, condenó a un Congreso Nacional, que con contadas resistencias, aprobó la eliminación del delito de violencia intrafamiliar, dejándolo como “maltrato familiar” ocasional o habitual, ese mismo Congreso que bajó los delitos sexuales y que condena la protesta   social,  el mismo  que  aprobó  sólo  seis años para los delitos de corrupción.

“Condenamos desde la vida este sistema de muerte, hetero-patriarcal y misógino, a sus representantes que tienen el descaro de presentarse nuevamente a ser elegidos por el pueblo. También a los patriarcas en toda su extensión desde las empresas privadas que explotan a la mayoría de mano de obra femenina, hasta los patriarcas abusadores y acosadores de los movimientos sociales.

Finamente expresaron que no quieren más muertes. Y aunque las ancestras ya no están más físicamente, su presencia las acompaña con sus voces, recuerdos, colores y canciones.

“Seguiremos en movimiento porque como diría Visitación Padilla en tiempos antaños:  la  Matria no se alquila, la Matria no se daña,  la Matria  no se vende. Nosotras somos la Matria”.

Y así, transcurrió la mañana, las defensoras feministas, hicieron el altar para sus ancestras, continuaron non las consignas, y afirmaron no tener miedo ante la presencia policial y las armas, porque su lucha es pacifica por la justicia.

No hay comentarios: