miércoles, 6 de abril de 2016

Tiempo de unir nuestra voz



Otra vez semana santa. Y Honduras sigue estando cada vez más en crisis. La población ha vivido y sigue viviendo un interminable viacrucis. La violencia, la inseguridad sumada a un Estado represor que no permite el derecho a la protesta y al pataleo ciudadano se han convertido en el pan nuestro.

La semana santa, este tiempo que nos hace recordar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, nos presenta elementos interesantes que nos dan la oportunidad de hacer una reflexión adaptada a la realidad que como país estamos viviendo.

Hoy como nunca la población, el pueblo como tal, carga con múltiples cruces, todas ellas impuestas por un sistema que deshumaniza y que privilegia a unos cuantos por encima de las mayorías. Un sistema represor que asesinan a los llamados revoltosos que son aquellas personas que alzan su voz en defensa de los que no son escuchados y que son pisoteados. Berta Cáceres es el ejemplo más reciente y duro que se está viviendo en el país.

Honduras tiene muchos mártires, mucha gente que ha sido callada, pero por supuesto que nadie desea tener mártires sino a hombres y mujeres que luchen porque haya justicia, trabajo, educación, en fin, que luchen por una vida digna para todos y todas.

Y los poderosos, los que se sienten todo poderosos por tener el poder político, económico y el poder de las armas cometen el grave error de callar para siempre las voces de algunos líderes y lideresas, pero no se dan cuenta que con eso lo único que provocan es que se siembre más semilla para que muchas otras voces se levanten y asuman la responsabilidad de continuar la lucha por una Honduras para todos y todas.

Pero este pueblo de Dios tiene mucha fuerza, mucha voluntad y no está dispuesto a seguir soportando tantos abusos. Por supuesto que su lucha siempre va ser pacífica porque está convencido que la lucha por las armas sólo provocan violencia, dolor y odio.

Este es un llamado para que no permitamos que en este tiempo de semana santa la cruz del olvido y la indiferencia nos ahogue, luchemos no sólo con la cruz de la vanidad, luchemos contra la cruz de la injusticia, la desigualdad social, luchemos contra la cruz del desempleo, de la delincuencia, pero la lucha tiene que ser necesariamente organizada, luchemos contra la cruz del individualismo.

Estamos en el tiempo de Dios que es el tiempo oportuno para que descubramos la necesidad de la conversión, es decir de cambiar nuestra mentalidad y nuestra manera de actuar, y busquemos juntos a otros las formas de hacer la diferencia en este país de abusos. En este tiempo de incertidumbre que no nos gane la tentación de quedarnos sin hacer nada. Unamos nuestra voz a las demás voces, solo así podremos sobrevivir con este montón de cruces que nos imponen los que NO quieren que este pueblo resucite.

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