Aprovechando una visita de trabajo a la hermosa ciudad de Santa Rosa de Copán, le pedí a un taxista que me llevara a la Calle Centenario, específicamente al sitio donde "grafitis intimidantes" ocasionaron la cancelación de una visita del Cardenal, Oscar Andrés Rodríguez, a esa ciudad.
Aparentemente estas paredes rayadas, encendieron las alarmas de un posible atentado contra la integridad física del religioso católico, pero ¿Qué tan cierto es eso?. Conversando con el taxista, me mencionó que él no estaba de acuerdo con los grafitis, pero que había pasado frente al parque infantil donde se desarrollaría la frustrada actividad y que "no había nadie, sólo cámaras y policías (...) de presto es que ya el Cardenal no viene".
"Es una persona como cualquiera (...) para qué necesitan tanta seguridad... ¿No se supone que están con Dios y que él lo cuida?, concluyó el taxista.
Yo personalmente recorrí la calle en mención -de cabo a rabo- para constatar el centenar de paredes en las cuales se escribieron esos "mensajes terroristas", pero no logré contabilizar más de seis (6) paredes. Desde el golpe de estado, la catedral metropolitana, ha sido uno de los blancos más apetecido para el grafiti, entonces ¿Por qué el Cardenal sigue oficiando misa en esa iglesia? ¿No teme por su vida?.
Me parece que la situación de las paredes fue la excusa perfecta para cancelar una actividad de antemano fracasada por el evidente desinterés de la gente. El Cardenal simplemente emuló a los políticos catrachos, quienes al enterarse que no lograron convocar simpatizantes a sus concentraciones deciden mejor no aparecerse por allí, para evitar la vergüenza pública y la exposición a los medios de comunicación.
El Obispo de Copán expresó a los medios de comunicación que la cancelación se debió a "mensajes en grafiti refiriéndose al cardenal con palabras soeces e insultantes" aunquenunca mencionó lo que se leía en esos grafitis, juzguen ustedes si los mensajes son tan amenazantes como para cancelar una visita:
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