lunes, 10 de septiembre de 2012

¿Por qué no decir la verdad a la ciudadanía?


Radio Progreso

En la coyuntura actual no se trata de ver la realidad sólo desde lo negativo, se trata de acercarnos lo más posible ella, para entenderla, ver el comportamiento de los principales actores involucrados y buscar caminos de salida.

El gobierno está sobre su tercer año de gestión y el paisaje de incertidumbre sigue intacto. La administración invirtió en su primer año de gestión todas sus energías en la búsqueda del reconocimiento internacional, logrando un tibio reconocimiento político, que no se convirtió necesariamente en apoyo financiero.

En su segundo año, al gobierno se le desmoronaron casi todas las instituciones, como una ola o las piezas del dominó, unas fueron cayendo sobre las demás, desmoronando la escasa institucionalidad del ministerio de seguridad, de defensa, educación, salud, Enee, Hondutel. En el tercer año el gobierno se ha caracterizado por los golazos, los bombazos y por las comisiones de intervención de las principales instituciones.

¿Por qué no decir la verdad a la ciudadanía? El gobierno y los partidos políticos tienen la obligación de decirle la verdad a la gente y ésta tiene derecho a saberla. La gente tiene que saber que el gobierno y toda la institucionalidad están agonizando y no cuentan con los recursos económicos ni el liderazgo para hacerle frente a la crisis que vivimos. La gente debe saber que los escasos recursos del gobierno se han destinado principalmente para financiar la costosa campaña política electoral de las elecciones internas. En la coyuntura actual es preferible que se le hable con la verdad a la ciudadanía, y no engañarla con comisión tras comisión, a no ser que los políticos y los funcionarios se engañen a sí mismos. El país no está para remiendos, porque cada remiendo sólo hace más grande el agujero en el cual estamos metidos. Honduras no va a tomar un nuevo rumbo con comisiones especiales, ni con ciudades modelo, mucho menos con la venta de Hondutel.

La gravedad de la situación actual no se puede seguir ocultando. El panorama de corto plazo es sombrío: un proceso electoral con políticos que evaden la grave situación del país, porque no saben cómo y no están interesados en resolverla; un gobierno que va perdiendo hasta la capacidad para administrar la crisis y apenas se va quedando administrando apariencias;la crisis económica internacional ha cerrado de un tajo las posibilidades para que aumente las exportaciones y las remesas, y por eso mismo saltan las preguntas ¿Con qué recursos va a gobernar la siguiente administración pública? ¿De dónde sacará los recursos? ¿Qué empresas del Estado van a vender? ¿Qué institución le va a prestar a un gobierno sin capacidad de pago?
Estamos conscientes que pedirle a la clase política y a la élite empresarial hondureña que hable con la verdad a la ciudadanía es como esperar que en la costa hondureña caiga una tormenta nevada, pero de todas formas es nuestro deber demandar la verdad y dejar constancia de que como país nos estamos acercando a un colapso institucional, económico y social, sin vuelta de hoja. Y es conveniente sabernos preparar para disponernos a convertir el mismo en una oportunidad para re-hacer el país, el Estado y toda su institucionalidad.

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