“Un país en pedazos” y “un gran reto” es lo que, según expertxs, recibirá la presidenta electa de Honduras, Xiomara Castro, cuando asuma su cargo el 27 de enero de 2022 en una ceremonia que, según los portavoces del gobierno entrante, será mucho más austera que las del presidente saliente Juan Orlando Hernández. La ceremonia tendrá lugar tan sólo cinco después de una crisis dentro de su partido, Partido Libertad y Refundación (LibRe), en el que le disputaron el liderazgo y lo que generó un caos en el recinto y movilizaciones en las calles de Tegucigalpa.
Xiomara se convirtió en mandataria de Honduras el 28 de noviembre de 2021 tras ganar con 1,716,793 votos. Con una diferencia de 376,533 papeletas, la candidata de Libre aplastó a su rival, el candidato del Partido Nacional, Nasry “Tito” Asfura.
El desembarco de Xiomara
“Una nueva historia comienza, una historia que la marcará esta mujer que les habla, junto con mujeres y hombres comprometidos con el pueblo. Claro que tenemos un gran desafío, pero hoy puedo decirles: estoy preparada y estoy lista”, dijo Castro cuando recibió las credenciales de nueva presidenta.
“Las expectativas de la población hondureña son bien altas y ya se ve el inicio de conflictos sociales por la forma de gobernar durante los últimos tres gobiernos nacionalistas, posteriores al golpe de Estado del 2009”, dijo para Presentes la analista y directora del medio En Alta Voz, Lourdes Ramírez.
Para Ramírez, “la crisis en educación y salud, desempleo, subempleo y seguridad requerirán de equipos de trabajo especializados para dar respuesta a todos los sectores que demandan un alto a la extorsión y atención en salud, no solo por la pandemia, que fue un foco de corrupción del gobierno nacionalista. A las condiciones infrahumanas en que viven cientos de miles de familias hondureñas”.
Xiomara Castro es esposa de Manuel “Mel” Zelaya, quien fuera derrocado el 28 de junio por un golpe de Estado que impuso el gobierno de facto encabezado por el transportista Roberto Micheletti, del Partido Liberal.
Micheletti estuvo apenas seis meses a la cabeza del gobierno y tras su salida se sucedieron 12 años de gobierno nacionalista, considerado por sus críticos como ilegal, ya que se produjo como consecuencia de un golpe de Estado.
Un hito en la historia de Honduras
Con el gane de Xiomara se cumplen al menos tres importantes hitos en la historia de Honduras. En primer lugar, corta de tajo 12 años de gobierno del Partido Nacional, envuelto en escándalos de corrupción y narcogobierno.
“Xiomara es consciente de que las personas LGTBI+ también apostaron por su presidencia”, dijo a Presentes, Esdra Sosa, de la Asociación Arcoíris. “Hemos votado por ella. Hemos tratado de sacar la dictadura que por 12 años marginó y excluyó a diversos movimientos sociales, pero apostamos a que ella hará un cambio”.
En segundo lugar, con Castro llega al poder un partido de centroizquierda que acaba con aquellos gobiernos bipartidistas que decidieron el destino de Honduras durante toda su historia.
Y, por último, una mujer se convierte en mandataria, con lo cual también se viene abajo la idea de que solo los hombres pueden dirigir Honduras.
Por otra parte, Mel y Xiomara son una de las pocas parejas de esposos en el mundo que se han convertido, uno y otra, en presidentes de un país.
Con el ascenso al poder de Xiomara, las comunidades vulneradas de Honduras, mujeres y LGBTIQ+, esperan un giro que desvíe al país del camino de corrupción y vergüenza por el que, según los opositores, lo han conducido los gobernantes del Partido Nacional durante más de una década.
Sin embargo, para que la nueva presidenta logre lo que esperan de ella las mujeres y las poblaciones diversas, es necesario enfrentarse a la problemática realidad del país y a una serie de retos que a primera vista parecen altísimos como una montaña.
La realidad: un país hundido en la miseria
Xiomara Castro recibe un país devastado por la pandemia del coronavirus, dos huracanes, incontables escándalos de corrupción y 12 años de gobierno nacionalista.
Sin contar los escándalos ni la narcoactividad, la realidad nacional actual ya de por sí es tan dura que cualquier presidente (o presidenta) afronta terribles problemas, difíciles de solucionar en apenas cuatro años. Y menos en los clásicos “100 días” en los que los votantes esperan los primeros resultados beneficiosos para el país. Xiomara se enfrenta a décadas de atraso y mal gobierno.
Esa es, de hecho, la visión generalizada: que durante su mandato Xiomara difícilmente cumplirá con todas sus promesas de campaña.
“Todo esto no se puede lograr en uno, dos ni tres meses”, afirma el sociólogo y docente del Centro Universitario Regional del Litoral Atlántico, Luis Velásquez.
“Pero creo que se pueden sentar las bases a lo largo de los cuatro años de gestión de la presidenta para que el país se encamine hacia un rumbo de respeto a los derechos humanos”.
Sin embargo, para Esdra Sosa, “no es lo mismo hablar en público que llevarlo a la acción”. Añade que Xiomara “recibe un país en pedazos” y que las poblaciones vulneradas tienen “muchas necesidades básicas” a las que los gobiernos bipartidistas no han respondido. Al contrario, “se han llevado a personas que expusieron su vida defendiendo los derechos de las personas LGTB”.
Hasta el 2022 más de 400 personas LGBTI+ han sido asesinadas. Un total de 318 mujeres fueron asesinadas en Honduras en 2021, lo que equivale a una muerte violenta cada 27 horas y 33 minutos en el país.
“En estos 12 años, el gobierno nacionalista promovió el odio hacia esta población, sumado a los crímenes contra la población trans que siguen en la impunidad”, dice el líder de opinión Kevin Contreras. “Las pocas victorias que se le han reconocido al sector LGBTIQ+ han sido poniendo vidas de por medio”.
Uno de los desafíos: luchar contra el odio
Xiomara Castro va a encontrarse desde el 28 de enero, primer día de su mandato, con “un país en bancarrota, con las arcas vacías”, dice la directora de la Unidad de Desarrollo Integral de la Mujer y la Familia (Udimuf), abogada Vanessa Siliezar, quien tiene 20 años de apoyar las luchas feministas en el país y especialmente en el litoral atlántico (la sede de Udimuf se halla en La Ceiba).
El país que recibe la nueva presidenta, agrega Siliezar, está “sumido en la mayor desigualdad y en el nivel de pobreza más histórico”.
La realidad hondureña para los jóvenes consiste, entre otras cosas, en una lucha constante contra un “conservadurismo” que les impide manifestarse y ser quienes son. “La apuesta permanente por el conservadurismo no se cambia ni se combate por decreto”, dice el joven activista LGBTIQ+ Christopher Castillo.
Castillo es conocido por haber participado en las defensas del territorio y en contra de las Zede. Debido a sus críticas frontales contra el extractivismo, las polémicas zonas de desarrollo conocidas como ZEDE o ciudades modelo y las políticas del gobierno nacionalista, Castillo recibió un ataque en el mes de octubre que lo hizo ocultarse durante meses para huir de la muerte.
El discurso de odio desde el conservadurismo es una de las mayores preocupaciones de Castillo y de otras y otros líderes diversos en Honduras. Para ellos, una de las experiencias más alarmantes fue el discurso que el propio presidente Hernández dio el 15 de septiembre de 2021, en el cual llamó “enemigos de la independencia” a las poblaciones LGBTIQ+ y las y los defensores del derecho al aborto.
Castillo afirma: “No es una ley la que va a quitar esa instalación de odio en la mente de las personas”.
“Esto no va a cambiar tan rápidamente”, dice Vanessa Siliezar. “Vienen tiempos difíciles para la presidenta. Esperamos que el pueblo tenga paciencia, que comprenda que no es de la noche a la mañana”.
A pesar de su optimismo moderado, la directora de Udimuf señala que el partido de Xiomara, Libre, no tiene “mayoría en el Congreso”. Esa circunstancia, agrega, va a dificultar el logro de reformas para cambiar “este nivel de impunidad que se gestó” desde el órgano legislativo.
Los retos: lograr cambios en cuatro años
Con los 12 años de lo que muchos llaman el “narcogobierno” nacionalista, las instituciones perdieron credibilidad. Los escándalos y la incompetencia salpicaron a la mayoría de los órganos estatales, desde la propia presidencia hasta la policía, pasando por los organismos de salud y educación y los administradores de justicia.
Además de la pérdida de credibilidad de sus instituciones, Honduras está hundido, según la directora del medio digital En Alta Voz, Lourdes Ramírez, en una crisis de “salud, educación, desempleo, subempleo y seguridad”, mientras “cientos de miles de familias” viven en “condiciones infrahumanas”.
“Recuperar la institucionalidad del Estado y la separación de poderes es quizá el reto más grande del nuevo gobierno y es algo que no se podrá lograr en 100 días”, asegura Lourdes Ramírez.
Para lograr los cambios, se necesita, según el sociólogo Luis Velásquez, que “dejen gobernar” a Castro, que le permitan ejercer “realmente la titularidad del Poder Ejecutivo, tomar decisiones”.
Se trata de un desafío enorme, ya que, dice el experto entrevistado por Presentes, el grupo que rodea a la nueva mandataria está “compuesto mayormente por hombres, desde parientes hasta asesores”.
Una agenda para las mujeres
Con la llegada al poder de Xiomara Castro, el juego parece cambiar desde el punto de vista de las mujeres. Tras 68 años de haber logrado el voto femenino, la mujer hondureña se ha enfrentado a la invisibilidad y la violencia de género. Pero con la nueva presidenta parecen soplar vientos de cambio.
Entre los casos que más hacen daño a las mujeres en Honduras están la falta de acceso a la salud, a las pastillas de anticoncepción de emergencia y el derecho a decidir.
“Son 200 años de existencia como república. Sin embargo, son 66 años en que las mujeres vienen poniendo el pecho para garantizar que lleguemos hasta donde ha llegado Xiomara”, afirma Vanessa Siliezar.
El nuevo gobierno no solo se enfrenta a desafíos en el campo de los derechos femeninos, sino también en cuanto a los derechos de la diversidad.
Es urgente “generar condiciones políticas que favorezcan las luchas contraculturales, que cesen las agresiones del Estado contra las personas LGBTIQ+”, dice el activista Christopher Castillo en entrevista para Presentes.
La creación de políticas que beneficien a los colectivos diversos es una tarea pendiente del nuevo gobierno. Eso serviría para restañar hasta cierto punto las heridas de los grupos LGBTIQ+, que han señalado a la administración de Juan Orlando Hernández por haber sido “partícipe en muchos crímenes”, señala Castillo. Aunque “casi nunca ha reconocido su responsabilidad y complicidad”, agrega.
“El nuevo gobierno tiene retos debido a la vulnerabilidad en que se encuentra la población LGBTIQ+ por discriminación laboral [y los derechos a] educación y reproducción que han sido violentados por décadas”, señala Kevin Contreras.
Contreras enumera, entre las tareas pendientes de Xiomara Castro, el reconocimiento de los derechos humanos de los colectivos diversos, de la identidad de género y el matrimonio igualitario. Además, según el activista, hoy más que nunca es necesario que desde el Estado se promueva la educación sexual y la protección a personas desplazadas.
“El voto de confianza hacia una mujer es el apretón de manos que la población LGBTIQ+ ha depositado en un gobierno donde no se practique la homofobia, el machismo ni la exclusión”.
Esperanzas y soluciones: más participación política, menos corrupción
Para los grupos de defensa de derechos de la mujer en Honduras, el triunfo de Xiomara representa una oportunidad única de nuevas conquistas. Después del logro del voto femenino en 1954, la llegada de una mujer a la presidencia es el mayor hito en la historia de la participación femenina en la política hondureña. Las líderes feministas están alegres.
“Me siento animada y sobre todo esperanzada”, dice la directora de Udimuf, Vanessa Siliezar. “Se planteó de los 40 a los 50 la posibilidad de alcanzar los derechos políticos. Más de cuatro veces nos dijeron que no. Hasta la fecha, sólo dos mujeres se han postulado, Nora Gúnera de Melgar y Xiomara. Recordemos que sólo el 14.1% de las mujeres ha tenido participación política efectiva desde 1981 hasta la fecha”.
También las poblaciones diversas están a la expectativa. Aunque, según la líder LGBTIQ+ Esdra Sosa, no esperan que el nuevo gobierno cumpla “el 100% de las propuestas LGTB”, tienen la seguridad de que al menos van a revisarlas y tratar de acoplarlas.
Si de una cosa están seguros los grupos de la diversidad sexual, es que la lucha continúa. “No solamente continuar lo que ya estábamos planteando, sino ir por más”, afirma Christopher Castillo.
Cómo abordar este gobierno
Las posibles soluciones para este nuevo gobierno, dice Castillo, tienen que ver con la capacidad de plantearse “cambios más profundos con el territorio, que tengan que ver con la vida, que vayan más allá de una campaña, de una acción en redes sociales y un foro”.
Otra solución planteada por expertos y expertas es la nominación de profesionales y líderes de probada eficiencia y honestidad en los principales cargos de dirección del país. Las y los hondureños votaron contra el gobierno nacionalista porque están cansados de funcionarios señalados por toda clase de actos ilícitos que abarcan el saqueo de instituciones como el Seguro Social, la narcoatividad o el abuso de autoridad.
“Xiomara Castro debe reunir a las personas más capacitadas para acompañarla en la administración del gobierno”, dice la periodista y directora de En Alta Voz, Lourdes Ramírez. “Sería un error nombrar por amistad o activismo político a personas sin méritos para enfrentar los múltiples retos que hereda de un gobierno que deja a Honduras con los peores índices de corrupción, pobreza, migración, violencia contra la mujer e impunidad”.
La hora de la diversidad
Christopher Castillo espera que con Xiomara haya “espacios de convivencia para que culturalmente haya mayor comprensión sobre las disidencias y la gran diversidad, no solamente sexual”.
La transversalidad en la defensa de los derechos humanos es una de las tareas importantes que debe emprender el nuevo gobierno, según el sociólogo Luis Velásquez. Para lograrlo, añade, es necesario que “todas las acciones del Gobierno y las instituciones públicas”, desde “una mirada de derechos humanos”, abarquen a todos y todas: mujeres, afrodescendientes, defensoras y defensores del territorio, personas con discapacidad y diversidad sexual.
Honduras se halla en crisis, a pesar de los discursos de falso optimismo de los medios oficialistas. La crisis abarca todos los campos de la sociedad y todas las instituciones públicas. Reducir los efectos de la crisis es, sin duda, la tarea pendiente más difícil que tiene por delante la administración entrante.
Según Lourdes Ramírez, el duro trabajo que nos espera requiere “equipos especializados” para detener la extorsión, dar atención en salud, lograr calidad de vida para la población, reconstruir el tejido social, respetar el derecho a la vida y los derechos humanos, ofrecer educación de calidad y opciones de empleo a la niñez y la juventud.
“Debemos unirnos”, agrega la premiada periodista, “con la mirada puesta en otra Honduras posible, equitativa, en igualdad, sin discriminación contra nadie”.
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